La osadía de comprometerse a generar un sentimiento en el otro es una empresa honorable y de gran peso, que puede desembocar en un crisol de variables.
El impacto puede no resultar cómodo y El Buen Salvaje lo tiene en claro. En la búsqueda por generar una experiencia, suele suceder que la colisión entre nuestros estados internos y la realidad sincera y circundante, no siempre supere la impresión inicial de “molestia” y proceda a morir de esa forma.
“Multitud al Acecho” se presenta no solo como una propuesta sonora, sino también como una apuesta visual y escénica, dónde tanto los músicos como el público se hallan involucrados… y todos ganan.
El flujo de escuchas comienza a posicionarse en el lado A de Niceto Club a las 20:00, para presenciar el estallido de la primera banda media hora después.
Desde Ramos Mejía, DZS viene decidido a romper con la calma. El trío proporciona un show contundente y de gran sonido, con múltiples guiños tanto al rock como a la nueva ola proveniente del metal. Ser un power-trío puede convertirse en un arma de doble filo (si la entrega no cumple con las expectativas, resulta mucho más fácil quedar evidenciado), pero con dos discos en su haber, y un setlist que concluye con una distorsionada versión de la cadenciosa Uptown Funk de Mark Ronson y Bruno Mars, DZS demuestra que puede adaptarse a los tiempos radiales sin perder el eje que le permite avanzar como grupo.
A5Pasos se presenta a continuación para armonizar el aire y que retorne la calma. Pablo Aguirre (voz principal del conjunto) junto con Migue Tendino y Gastón Balhas (ambos guitarras), logran sumar sus voces para, de forma envolvente, recorrer los puntos más notables de la lista de canciones preparada para la fecha. El detalle viene de la mano de “Intenté”, en la cual aparece Luciana Segovia (Cirse) para reproducir fielmente la versión perteneciente al disco Era. Conforme el final de la presentación, el público disfruta de una última perlita: un medley entre “Ella usó mi cabeza como un revólver”, “Sueles dejarme solo” y “Persiana americana” de Soda Stereo.
Los presentes se terminan de nuclear alrededor de las 22:00, para esperar los primeros acordes Salvajes.
El show de EBS abre con “Absorción”, pero los integrantes de la banda no son los únicos sobre el escenario: los personajes que conforman la historia/concepto detrás de Multitud al Acecho, se hallan corporizados en figuras acartonadas de tamaño real y permanecen allí durante toda la presentación.
“Pecado verbal” prosigue envuelta en flashes rojos y estroboscópicos. “La verdad no es para todos y empiezo a creer, que tampoco para mi” resuena desde “Siempre el canil”, para concluir con la tríada de canciones que abre el último disco del conjunto.
“Proyección” es el primer recuerdo perteneciente a La Calma Secreta (2014, segundo disco de EBS), antes del momento de “Al alcance del silencio”, dónde la banda cuenta con la participación en las percusiones del Unicornio David Carrizo Varela.
“El próximo tema es para toda la gente mala” dice al micrófono Amadeo Beltrán para, encuerado como está, llevar a cabo “Derecha de rey” y hacer que su guitarra destile magia y estalle agónica. En el siguiente tema, “Ingrávido”, lo encontramos in fraganti en pleno juego con su pedalera y olvidándose de su instrumento por momentos. Los comentarios burlones y las risas compartidas con Martín Carriquiry (cantante de EBS) no cesan en todo el recital.
Cerca de la valla de contención, dos encendedores iluminan el final de la canción anterior y le dan la bienvenida a “Móvil de estación”, con la invitación de Renzo Favaro (actual cantante de Patan). La presentación continúa con “Úxmal”, “Un espectro entre los dientes”, “Cornucopia” y “A un prócer”.
“Vamos con un tema que está en el disco, pero que solo pueden escuchar en vivo”. Willi Piancioli de Los Tipitos aparece para resolver esta paradoja y darle forma a “Devenir a la espera”, un gusto solo apreciable en el vivo de EBS. Willi se queda para enlazar este tema con “El occiso está servido”. “Jardín ultravioleta”, y “El maldito” culminan la noche de EBS en Niceto.
Desde sus discos conceptuales hasta la permeabilidad de sus músicos, El Buen Salvaje tiene en claro su propósito de existir: cambiar para no aburrir, mediante el escarbo en los sentimientos de cada uno que pueda ser testigo de su arte.
Fotos por Sofia Pedraza.
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