La noche porteña tiene ese toque de belleza y esplendor que la convierte en única entre todas las demás. El domingo pasado todo el mundo tenía una cita en el ícono clásico de nuestra ciudad: el escenario del Luna Park. Con un aroma primaveral contagioso, El Bordo presentaba El Refugio ante miles de fans.
Aunque el inicio del show estaba previsto para las 21 horas, recién alrededor de las 22 se apagaron las luces y el público comenzó a gritar eufóricamente. La espera había valido la pena para cada uno de ellos: la banda ingresó al escenario con una sonrisa en la cara de sus integrantes que se vio reflejada en todos sus seguidores. Las banderas comenzaron a flamear al ritmo de “Corazones olvidados” y “La libertad”, las dos primeras de El Refugio, las canciones elegidas para abrir el recital. Luego, haciendo un recorrido por otros trabajos, fue el turno de “El Grito” del CD “Un grito en el viento” y de “En la vereda”, del disco “En la vereda del enfrente”.
Mientras tanto, Alejandro Kurz conectaba constantemente la mirada con el público; la emoción era la misma en todo el lugar. Luego, llegó el momento de “Mi alma ve” y, dirigida para todos los viajeros, interpretaron “Siempre original”. “No sé ustedes, pero yo soy más vintage que moderno”, expresó el vocalista e inmediatamente comenzó a sonar “Humano”, seguida por “Dejar caer el sol”, protagonizada por el plácido sonido de la armónica que brindó al show un tinte de tranquilidad frente a tanta excitación.
Luego sonó “Destino” y “Háblame”, en la cual se pudieron ver en la pantalla grande algunas imágenes de Kurt Cobain que emocionaron a todos los fanaticos de Nirvana; seguidamente, interpretaron “Silbando una ilusión”. Para continuar, el cantante consultó al público: “¿Les gustó El Refugio? Tengo una pregunta para hacerles…” y con esa introducción comenzó la sucesión de preguntas que arman “El traje”.
Como muchos de los grupos que brindaron shows durante agosto y septiembre, El Bordo también se manifestó por la aparición de Santiago Maldonado. En su honor, la banda dedicó “La patada”, una de sus canciones más contestatarias. Llegando a la mitad del show, el cual Kurz afirmó que iba a ser “muy largo”, comenzaron los invitados. En primer lugar, Juan Alfredo “Juanchi” Baleirón, vocalista de Los Pericos, subió al escenario para interpretar “Así”.
Luego, el cantante dedicó la canción “Que ella vuelva a sonreír” para todas las mujeres que sufren violencia de género y viven inmersas en el dolor día tras día. Más tarde, siguieron “Todo y más” e “Instinto”. Mientras tanto, Kurz aprovechaba para acercarse al borde del escenario y cantar a la par del público, el cual en cada pausa coreaba “El Bordo baila su rocanrol”.
Canción tras canción, la noche iba tomando más color y potencia. Para conmemorar los 10 años de su disco “Yacanto”, la banda interpretó “El silencio del caos infernal”, que fue una de las sorpresas de la noche, y además para festejar lo que en ese momento era una “locura” y ahora es un sueño hecho realidad, anunciaron un show para el 4 de noviembre, en el Auditorio Sur, en donde tocarán temas de ese disco y de “El Refugio”.
Al terminar, llegó el turno de “¿A dónde vas?”. Para hacer “Noche extraña”, subieron al escenario los segundos invitados de la noche: los integrantes de Las Pastillas del Abuelo, los cuales generaron emoción en el público al ver la dupla de Kurz y Juan “Piti” Fernández. Luego, siguió en la lista con “Deporte nacional”, “Soñando despierto” y “Lejos”. Sin embargo, la que se llevó todos los aplausos fue “Carta a un amigo”, dedicada exclusivamente a Patricio Santos “Pato” Fontanet, el líder de Callejeros y Don Osvaldo.
Seguidamente, subió al escenario el tercer invitado de la noche: Fernando Ruiz Díaz, el cantante de Catupecu Machu, quien aumentó el brote de locura al cantar “Existir”. Ese entusiasmo quedó en evidencia cuando, al finalizar las estrofas, lanzó el agua de una botella al público. Después llegó el turno de “La banda”, seguida de “Cansado de ser”, interpretada en soledad por el cantante y su guitarra acústica, canción que contó con un mensaje adicional de Kurz: “Apoyemos a las bandas nacionales, todo muy lindo con el LollaPalooza pero las bandas nacionales hablan de las cosas que nos pasan a nosotros”.
Luego interpretaron “Metafísica suburbana”, la cual tuvo la presencia del último invitado de la noche: Manuel “Manu” Varela, saxofonista de La Renga que, en esta oportunidad, dominó la armónica. Para finalizar el show, la banda agregó “A mi favor” a la lista de temas, seguido por “Los perdidos”, y cerró con “El regreso”, con un contundente agradecimiento del cantante: “Gracias por cumplirnos el sueño de hacer un segundo Luna Park, estamos haciendo historia juntos”. En esta última canción, como no podía ser de otra manera, Kurz se lanzó hacia las manos de su público, rebalsado de emoción.
Con cada grito de los fans el resultado era evidente: ya todos se habían olvidado que era domingo. La euforia arriba y abajo del escenario se fusionó para formar el refugio que albergó a cada uno de los presentes en el show. Indudablemente, la banda volvió a dominar el Luna Park por completo.
Fotos de Cinthia Anabella Fotografía
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