Las calles que rodean Woodstock se llenaron de micros y banderas, el barcito de al lado ocupó todas sus mesas con los seguidores sedientos. La razón era clara: otra vez tocaba Don Lunfardo y El Señor Otario. Centenares de personas se acercaron hasta San Justo para otra fiesta espiritual.
Un rato antes de empezar, la banda subió una foto de la edición especial de cerveza, la lata de 500 con el logo y el nombre de la fecha, “Acupuntura para la mente”. Pasó poco tiempo hasta que se terminaron de expandir los comentarios entre el público que hacía tiempo afuera.
Ya adentro de Woodstock, los organizadores entregaron los clásicos “rescatate!” -una especie de folleto con alguna letra de canción o reflexiones-. La versión del sábado fue uno poligonal para armar y desarmar cual origami. En concordancia con este “rescatate!” entregaron un sahumerio con letras orientales escritas en la superficie. Más de uno lo prendió y la noche olió a vainilla. La apuesta escenográfica esta vez siguió la línea del arte de la fecha: por delante de un telón blanco una estatua viviente vestida también de blanco, rodeada por jeringas, armas, agujas y cuchillos. Se venía la acupuntura.
Cerca de la una y media sonaron los primeros acordes de “Risas en el cuartel” e inició el show. Siguió “Marginadytos” con el público coreando fielmente cada palabra, para darle lugar a la mística oscurantista de “Cancer Strike”. Enganchados siguieron “Gobernar es el delito”, “Parkavioleta” y “Fútbol INC”. La banda agradeció al público y todos los presentes comenzaron a cantar “MMLPQTP”.
Siguieron las nuevas “Bocha de cristal” y “Tan gil como el destino”, “Vivir” y luego una seguidilla que viajó directo desde 2004. “Fotógrafos del abismo”, “Rambo es gay”, el lento “Buenos Aires New York” y “Misiles con mantequilla”, sólo interrumpidas por “Negros” (2008). Después Luciano “Chino” Angeleri, la voz de Don Lunfardo y El Señor Otario, recordó la fecha “Rosarios en el hospital” a realizarse en Rosario el 7 de abril.
“Acupuntura para la mente”, la canción que le dio nombre al recital, precedió a “Demasiado humo” en una versión con fuerte predominancia de los percusionistas. La conocida “Solíamos terminar en vuelos” le dio espacio a otra camada de temas nuevos: “Yazco” y “Las bestias que habitan en mí”. Luego “Cosmonautas”, “52 héroes de fango”, la tranquila “Respirar es lo de menos” y “Nada maldrá sal”. Siguió “Ojos de coto de caza”, un inédito que da vueltas dentro del circuito lunfardo desde hace varios años y que saldría en el próximo disco.
El último agradecimiento de la banda hacia el público tuvo una ficha puesta en uno de los reclamos del 8M: “me alegra que se traten bien, sobre todo a las mujeres”. Para el round final tocaron “CK”, “Paolo Maquerni” y “Pogo”, el inédito histórico con el que finalizan todos sus shows. Todo Woodstock salió con una sonrisa dibujada en la cara, entre el sudor y los sahumerios a esta altura ya partidos al medio por el profundo fervor lunfardo.
Foto portada: Flor Nieves.
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