La presentación de Justicialista, Volumen 1, su sexto disco de estudio, marcará un antes y un después para Científicos Del Palo. Es claro que dentro de sus años de carrera, estos últimos cuatro han sido los más fructíferos y los que les han permitido – a puro pulmón y mucho trabajo- llegar a un escenario tan emblemático como el del Teatro Vórterix.
Con el anuncio del inicio del show a las nueve en punto, las puertas se abrieron bien temprano para que nadie se quede afuera. La banda encargada de abrir la jornada fue Circus Dei, que con bastante público propio jugó de local en uno de los lugares a donde alguna vez todos sueñan con llegar como cabeza de cartel. Es cierto que en el indie existe una hermandad entre bandas que le ha permitido conformar una escena muy fuerte y variada en lo musical. Pero también es cierto que dentro del rock emergente sigue existiendo esa vieja camaradería, una que permite que agrupaciones más pequeñas tengan estas importantes posibilidades al alcance de la mano.
El recinto se mostró prácticamente a tope en un fin de semana en el que la oferta musical era muy buena en cantidad y calidad, por lo que este show debe considerarse un verdadero éxito. Además hay que sumar el hecho de que la crisis económica complica bastante la compra de una entrada, por lo que es el doble de valiosa la presencia de los cientos de fanáticos que se acercaron a cantar y saltar toda la noche junto a ellos.
La mayoría de estos superaban los 35 años, pero los adolescentes también dieron el presente, todo dentro de un marco – como no podía ser de otra manera- por completo politizado. No sorprendió la presencia de muchos padres y madres con sus hijos, esfumándose en el aire esa frase pronunciada la semana pasada por Rolo Sartorio de La Beriso, en la que se adjudicó al cien por cien el retorno de la familia a los recitales.
A las 21:00 horas el telón se corrió para que José Pablo “Pepo” San Martín, Carlos “Popete” Andere y Sebastián Quintanilla queden cara a cara con el nutrido público que decidió bancarlos en este primer gran salto hacia adelante en su extensa carrera. Sonaron en fila india “¿Para Qué Sirve Pensar?“, “¡Llame Jah!” y “Marplatense“, donde el rock y el funk se vieron fusionados para poner a todos a bailar y agitar sin parar. Entre el bajo y la batería se repartieron la responsabilidad de mantener una estructura en la que los cambios de ritmo fueron una constante, quedando la guitarra liberada para jugar un poco sobre la base.
Durante “No Hay Capitán Si No Hay Marino“, la banda ganó un poco más de peso, con los mensajes que llegaban de forma contínua desde el bajo de Popete. Lo destacable fue la capacidad de esta canción de ir al frente y bajar los decibeles casi en la misma proporción, encontrando en el recinto un volumen muy alto, pero menos saturado que lo habitual.
El recorrido continuó con “Alá“, un tema que posee la característica de ser melódico dentro de una estructura punk, quedando en la retina de todos el momento en el que pasaron el histórico relato de Víctor Hugo Morales en 1986 y todos gritaron el gol de Diego Armando Maradona a los ingleses en conjunto.
El tándem “El Restaurador” y “¡Until The Victory, Chango!” hizo que todo estalle sin punto medio, metiéndose de lleno en la trinchera para luchar contra el opresor. La incitación a que se haga algo con la realidad, que no haya más pasividad, no pertenece solamente a estos temas sino que es uno de los grandes motores de los Científicos Del Palo.
Tras la descarga total de energía que significó “Seré Pescado“, llegó el momento de escuchar el “MAURICIO MACRI LA PUTA QUE TE PARIÓ”, que en esta ocasión estuvo más anunciado que la presencia de los músicos sobre el escenario. Mientras Pepo hablaba burlándose de los modismos de la escena indie – algo tal vez innecesario- dispararon “Cierra El Almacén“, una vieja canción en la que combinan con picardía la chacarera, el carnaval y el rock más de barrio. Fue emotivo ver que todos se sabían la letra de principio a fin, quedando en claro que la unidad entre lo que sucedía arriba y abajo de las tablas iba más allá de una moda pasajera o una coyuntura social y económica.
El enlace entre “War Is Over“, “Tarde” y “YanquisGoJom” conformaron un escudo nacionalista muy eficiente contra el invasor, con algún que otro cruce entre el candombe y el folklore. La faena siguió adelante con “Gauchito Gil“, “Civilización O Barbarie” y “No Trates De Entender“, tres canciones en las que no existió mucha diferenciación sonora pero que prendieron fuego a la gente. Existen bandas – sobre todo en nuestro país- en las que para las audiencias lo musical no suele ser lo más relevante, quedando al frente de sus prioridades solo lo que tengan para decir en sus letras. Esto no es algo que esté bien o mal, porque en este caso letra y música poseen calidad y continuidad, pero se trata simplemente de explicar el retorno de un fenómeno que parecía extinto pos Cromañón.
Los tres solos que pasaron sin pena ni gloria durante la noche se mostraron innecesarios, quedando como un recuerdo de la vieja estructura de recitales. El virtuosismo extremo es lo único que los justificaría, algo que lamentablemente no se pudo escuchar durante esos minutos en Colegiales.
De la mano de “11 y 16” llegó el primer momento tranquilo de la lista, con Nicolás Muchiut, tecladista de la banda Oesterheld, como invitado para sazonar a gusto la melodía. La emotividad pura se vio interrumpida por momentos debido al constante murmullo de una minoría que evidentemente no soporta que se haga algo distinto a tocar con velocidad y fuerza la guitarra. Sin perder tiempo, llegó una nueva explosión durante -“La Revolución De Mayo“, calmada al instante con los primeros acordes de “Dormijito“, hermosa canción de cuna que fue cantada prácticamente en soledad por la gente.
“Mar Del Plátano” los mostró un poco engolosinados con la idea de hacer cantar en soledad al público, algo que se repitió por iniciativa del grupo demasiadas veces a lo largo de la noche y que no escapó a la lógica de cancha presente en el teatro. Esa premisa se sostuvo en “Los Gomías“, cambiando radicalmente en la romántica y ceratiana “Código Morsa“, dedicada por Pepo a su mujer.
La nostalgia tuvo su lugar cuando sonó “La Mula“, homenaje al histórico bar de Mar Del Plata, La Mula Plateada. El funk, el rock y el punk tuvieron su comunión, enlazándose de forma eficente merced de las intensas fintas de Popete y un riff muy consistente por parte del frontman. Acelerando debido a la tiranía del tiempo, “Lennin” los mostró en una sintonía más beatle, bastante más cansina y relajada al inicio y veloz tras el estribillo principal.
Pepo tomó el micrófono mientras recibía una lluvia de aplausos y dijo: “Bancamos a Lennon, Paul es un gran músico, pero tocó cuando se cayó el Muro de Berlín”. Un verdadero sinsentido que responde a una nula experiencia por parte de los músicos en la vieja – y bastante complicada, lejana a los ideales de izquierda- Unión Soviética y que no se corresponde con las habilidades musicales de un Paul McCartney que en lo político jamás ha sido un conformista ni mucho menos un derechista.
Para el cierre reservaron “Mantenerse En El Camino“, “Tratar De Tratar“, “¡Cristo O Perón!” y “Somos El Enemigo“, quedando en el aire la sensación de que se abren nuevos caminos para Científicos Del Palo. En lo musical y sonoro ya han dado grandes muestras de mejoría a lo largo de todos estos años, siendo el tiempo de encontrar tal vez opciones y atajos para no quedarse hundidos en una sola fórmula. En lo personal, se tratará de elegir el mejor camino, para poder aprovechar este pico absoluto y convertirlo en algo más que una sensación pasajera.
Fotos de Sofi Vara.
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