Cuando Bestia Bebé se sube al escenario, el ambiente muta y se convierte en una película de acción de los ‘80. Con el rock de guitarras distorsionadas que van al frente, con un bajo que repica las cuerdas como si fueran explosiones, una batería que empuja y una voz que contagia nostalgia.
Desde temprano arrancaron los sonidos. Los Charmanders y Tani cosecharon los primeros escuchas. Cerca de las 21 el movimiento se hizo mayor con Las Ligas Menores, que con A 1200km y Renault Fuego desataron los primeros tumultos y choques de hombros. El conjunto de Caballito, con mayoría de féminas, fue bancado por un público fiel, ese que comparte el gusto por la cofradía de bandas amigas del sello Laptra.
Tom Quintans (voz y guitarra), Chicho Guisolfi (bajo), Polaco Ocorso (batería) y Topo Topino (guitarra) aparecieron cerca de las 22 en uno de los shows más consagrantes de la historia de la banda. El Vorterix estaba distinto, parecía un teatro viejo, con las paredes del escenario negras y sin más cotillón que unas luces navideñas que atravesaban el diámetro del suelo.
Arriba Bestia Bebé, abajo la gente agitando como en la cancha, y atrás, proyecciones de la saga Arma Mortal. Ambiente ideal para el rock, apoyado en explosiones, persecuciones, caídas y tiros, con Mel Gibson que se asomaba de vez en cuando. Los de Boedo plasman un estilo único, con letras pegadizas que nuclean la amistad y la incondicionalidad. Basta con escuchar No me importa verte perder o Antártida Argentina para afirmarlo.
El más grande de todos fue el puntapié inicial para que el pogo se despierte. Siguieron con El luchador de Boedo y Jóvenes y viejos. A lo largo de un poco más de una hora, el espíritu barrial y futbolero se paseó por el aire. Cánticos como “Oh vamos Bestia, vamos, ponga huevo, que ganamos” y “Jugadores la concha de su madre, a ver si ponen huevo, que no juegan con nadie”, se corearon en repetidas ocasiones.
Desde el escenario, enfundados en ropa simple y deportiva, los Bestia hablaron poco y tocaron mucho. Las palabras que más se repitieron fueron “Gracias, loco”, por parte de Tom, que hasta le dedicó un tema a su madre allí presente. “No quiero verte llorar, yo quiero verte pelear” dice El gran Balboa del primer disco homónimo.
La noche siguió en la misma dirección: rock, simple y sin vueltas. Recorrieron un repertorio que abarcó todos los temas de sus dos discos, y no faltaron los clásicos Fiesta en el barrio y Lo quiero mucho a ese muchacho. Era una fecha importante, por eso estaban todos. Ronnie Crispo, amigo de la banda, subió a cantar Patrullas del terror con la camiseta del Diego ajustadísima.
Sobre las 23, “Es un auto nuevo para mí, aunque para vos sea viejo” del tema Wagen del pueblo fue el último coro en que se cantó en la noche de Colegiales. Sin más vueltas, Bestia Bebé cerró un show corto pero prolijo y contundente, que sació a todos los presentes.
Tocan el 8/10 en el Festival 10 años de Konex junto a Pez, Rosario Bléfari, Fantasmagoria, Daniel Melero, Morbo y Mambo, Los Brujos, Poseidotica, Octafonic y Sambaray. Además, tendrán un show en San Miguel el 14/10. Será la previa para la multitud que los esperará en el Lollapalooza 2017.
Fotos de Kamylee López
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