Escribir estas líneas es, quizás, faltarle un poco el respeto a un grupo de jugadores que le dieron mucho a la historia del fútbol argentino por haber jugado siete partidos en una Copa del Mundo. Apellidos como el de Maradona, Passarella, Burruchaga, Ruggeri, Valdano, e incluso el del entrenador, Bilardo, son parte de las páginas doradas de nuestro país. Ese Mundial fue mucho más que una pelota rodando, sobrepasó el gol de Diego a los ingleses o la corrida interminable de Burru contra Alemania. México 86′ fue una bisagra, porque en 1978 habían quedado muchas preguntas sin responder, la Guerra de Malvinas seguía vigente, es por eso que también Argentina necesitaba una revancha, salvando las distancias. Estos jugadores burlaron al mundo en una cancha de fútbol, en el Estadio Azteca, ante millones de personas que lo miraban por televisión en los rincones pudientes del planeta.
En ese momento la convocatoria era de 22 jugadores y Carlos Salvador Bilardo eligió a Nery Pumpido, Luis Islas y Héctor Zelada para pelear un lugar en el arco. Los defensores para algunos eran tres, para otros cinco, y el entrenador eligió entre siete para ocupar esos lugares: José Luis Brown, Daniel Passarella, Néstor Clausen, José Cuciuffo, Oscar Garré, Oscar Ruggeri y Julio Olarticoechea. En el medio había una mezcla de todos, pero predominaban los jugadores que en la jerga le llamamos líricos, con Diego Maradona a la cabeza, junto con Ricardo Bochini, Claudio Borghi y Carlos Tapia, a los que se le sumaron Jorge Burruchaga, Sergio Batista, Ricardo Giusti, Héctor Enrique y Marcelo Trobbiani. A la convocatoria la cerraron los encargados de hacer los goles, como Jorge Valdano, Sergio Almirón y Pedro Pasculli.
Hay que saber diferenciar al futbolista del entrenador, porque son cosas distintas. Hace poco, un campeón del mundo, pero de otra Generación, la del 78’, me dijo: “yo jugaba muy bien al fútbol, con la pelota en los pies era buenísimo, pero para explicar la teoría soy casi nulo”. Estas palabras pertenecen a René Houseman, quien actualmente coordina el fútbol femenino de Excursionistas.
En la lista de los campeones del mundo hay jugadores con menos de veinte partidos en el Seleccionado argentino, entre ellos está Enrique, que es más conocido por su pase a Maradona en la mitad de cancha el 22 de junio de 1986 que por cualquier otra cosa, pero él fue ayudante de campo del autor de esa obra de arte en sus últimos dos desafíos como entrenador. La historia es conocida: Sudáfrica 2010 y Al Wasl. A la lista se suma Almirón, el delantero que usó la camiseta número uno en el segundo Mundial ganando por Argentina, el mismo que el equipo más importante que dirigió fue el Temuco-Madero de la Segunda de México. Zelada tiene guardada la medalla más preciada, pero solo entró al campo de juego a festejar, no jugó ni un minuto y pocos saben que fue parte de esa Selección, como Ricardo La Volpe en 1978. Otro de los que jugó menos de veinte partidos con la celeste y blanca fue Borghi, el mismo que logró cuatro títulos como entrenador de Colo Colo y uno en Argentinos, pero los años pasaron y la mayoría se acuerda de su paso trunco por Boca y para el olvido por el Seleccionado Chileno, del que se tuvo que ir envuelto en un escándalo. Pasculi jugaba en el Lecce cuando Bilardo lo eligió y ese hubiera sido el mejor equipo que habría dirigido en su carrera de haber sido así, pero sus tiempos como técnico fueron ocupados por un Seleccionado de fútbol playa, el ascenso de Italia, la Selección de Uganda y el Dinamo Tirana de Albania. A esta pequeña lista la cierra el Chino Tapia, el que se sienta al lado de Ruggeri en el programa de Fantino y prefirió dedicar sus horas a la política de la Provincia de Buenos Aires.
Pasaron seis nombres de 22, el único que se puede anotar en la lista de “ganadores” es Borghi, pero salvo los hinchas de Colo Colo y del Bicho, nadie lo recuerda por eso. En la jerga hay quienes dicen que dirigir en Uganda es fracasar. Si nos hacemos eco de lo que nos hicieron creer, tienen razón.
Bochini, Clausen y Giusti eran los hombres de Independiente de Avellaneda en la Selección del narigón, el mismo que hoy está en la segunda división del fútbol argentino con el Bocha como manager de la Gestión Cantero. “Es un técnico ganador”, dijo Grover Vargas, Vicepresidente del Wilstermann, sobre Clausen, quien asumió en junio. Hay que destacar que es un dato que la mayoría de los argentinos desconocíamos, desde mi lugar agradezco al señor Vargas por la mencionada información. Y Giusti nos dejó un piropo para esa chica que queres, que te quiere, pero que no te da bola: “Tenes más idas y vueltas que el Grindo Giusti en el 86’”.
Ya son nueve los nombres de futbolistas que pasaron por esta lista mundialistas devenidos a entrenadores que dejaron poco. Por ahora, aplausos para Giusti.
Cucciuffo, que en paz descanse, quedó ajeno a estas comparaciones absurdas que hablan de quien ganó más y quien menos, o quien fracasó en su vida futbolística y quien no. El triunfo y la derrota son otra cosa, él bien lo sabe desde el lugar en donde esté, ya que el 11 de diciembre del 2004 se le disparó la escopeta que llevaba entre sus piernas y falleció en una ambulancia camino al hospital.
Passarella y Valdano, los únicos dos que no eran hijos de Bilardo en este seleccionado. El Kaiser es el único futbolista argentino que ganó los dos mundiales que tiene nuestro país, en uno de ellos no jugó, justamente en México, por una intoxicación. El actual Presidente de River perdió todo lo que ganó porque querer llegar al sillón de Antonio Vespucio Liberti, mandó al Millo a la B, todos los títulos que consiguió perdieron valor, por lo menos para los hinchas del club que él preside. Por su parte, Valdano, siempre más cercano a la idea de Menotti, técnico de Argentina en 1978, tuvo una carrera corta como entrenador, salvó al Tenerife del descenso, sacó campeón al Real Madrid y lo echaron de Valencia. Acertó el día que decidió ser manager del club más grande del mundo, hoy está cerca del PSG.
Islas fue uno de los tres arqueros que eligió Bilardo para viajar a México, él también fue campeón del mundo y después de retirarse en el 2002 hizo bien en no ser entrenador, para no sumarse a la lista en la que se encuentra Nery Pumpido. El arquero titular del seleccionado campeón del mundo consiguió la Copa Libertadores en el 2002 con Olimpia, pero de eso solo se acuerdan los paraguayos, ya que en Argentina está cada vez más vigente el objetivo no cumplido de ascenso cuando fue Manager de Unión en la B, y más aún los catorce partidos que dirigió en esa misma institución en la última temporada, ya que no pudo ganar en ninguno y le entregó un equipo destruido al Colorado Sava, quien finalmente terminó consiguiendo un descenso decoroso.
Pasaron catorce jugadores de los 22 elegidos por Bilardo, entre ellos se encuentran los títulos ya mencionados que obtuvo Borghi, la Copa Libertadores de Pumpido, los siete que ganó Passarella en su rol de técnico y Presidente, y él que consiguió Valdano con el Real Madrid. El Kaiser no pudo jugar ese Mundial y fue el que más títulos ganó como entrenador. Valdano siempre fue mirado de reojo por su mirada lírica del fútbol.
Jorge Valdano hizo uno de los goles que le dieron la Copa del mundo a Argentina, pero Brown y Burruchaga se sumaron a la lista. El Tata hizo dupla con Pumpido en 1995/96 y por malos resultados se tuvieron que ir de Los Andes, lo mismo pasó en Almagro cuando pasó por el banco de suplentes junto con Enrique, como así también en Estudiantes, cuando fue coordinador de la inferiores en épocas de Bilardo. También fue ayudante del Narigón en Boca y él fue quien lo eligió para que dirigiera la Sub 17 que quedó afuera en octavos de final del Mundial 2009. El papel de Burru fue más estable, esta temporada mantuvo la categoría con Atlético Rafaela, lugar de donde se había tenido que ir el Tata años antes, además ascendió a Primera con Arsenal de Sarandí y dejó tirado a Estudiantes cuando estaba en semifinales de la Copa Libertadores, eligió irse a Independiente, donde se tuvo que ir por malos resultados.
“Dirigió varios equipos con suerte diversa”, dicen algunos medios sobre Garré, quien pasó por Ferro, Huachipato, Concepción, Universidad Católica, Atlético Rafaela y después lo premiaron con las juveniles de la Selección argentina. Fue campeón del mundo, merecía su oportunidad. Olarticoechea estuvo de paso por Talleres de Remedios de Escalada. Y Trobbiani, a quien no le hace falta demasiada presentación porque ni siquiera clasificó al Mundial Sub 20 al seleccionado que había ganado la competencia juvenil más importante en seis oportunidades. Eso sí es fracasar.
La lista se empieza a terminar con los apellidos de dos exponentes del seleccionado campeón del mundo en 1986. Ruggeri y Batista. El primero actualmente es panelista de un programa de televisión donde cuenta siempre las mismas anécdotas, también hizo debutar en Primera al Kun Agüero y además le hizo juicio a San Lorenzo porque no le pagaba; el segundo, renunció al fútbol Chino porque le adeudaban cuatro meses, fue el técnico que dirigió a Argentina en la última Copa América (eliminado en cuarto de final) y entre sus logros tiene dos ascensos, una medalla de oro en los JJOO y una no clasificación a los JJOO siguientes.
Después de un repaso general de la carrera de técnicos de los 22 (hasta ahora 21) futbolistas que fueron campeones del mundo en 1986 sigue faltando un nombre, el de Diego Armando Maradona, que está muy identificado con la frase del cuarto párrafo, porque con los pies hizo todo bien, pero cuando se lo tuvo que explicar a un jugador le costó un poquito: lo echaron de Mandiyú, Racing, Al Wasl y no le renovó la Selección argentina, después de quedar afuera del mundial de Sudáfrica tras perder 4-0 con Alemania.
Pasaron 22 nombres que fueron campeones del mundo, solo cinco de ellos pudieron plasmar en el pizarrón lo que aprendieron. Y hasta ahí. Dos identificados directamente con otro entrenador y los restantes no sumaron noventa partidos en el seleccionado. Esta Generación quedó en la historia por lo que hizo con la pelota adentro de la cancha, pero de la línea para afuera demostraron muy poco.
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