La tarde de confusiones del Tío Bernabé empezó cuando le confirmamos que Red Bull no era una bebida sino un equipo transformado en semifinalista de la Liga de Campeones. O peor: era un equipo en las semifinales de la Liga de Campeones, pero seguía siendo una bebida. La cosa se agravó al decirle que había vencido al Atlético de Madrid. Con lógica, nos preguntó cómo ningún jugador español impidió la derrota frente a un rival seguro méritorio, pero que, en definitiva, no dejaba de ser una bebida.
Duro fue explicarle que el español más notorio había sido Dani Olmo: jugaba para el equipo y para la bebida y había convertido el primer gol. “¿Cómo un español le hizo eso a España, que le dio la posibilidad de destacarse como futbolista?”, indagó el Tío Bernabé. Juramos que no pretendíamos fomentarle más disgustos, pero así nos obligó a precisarle que, si bien Olmo había crecido en el Barcelona, su oportunidad la encontró en el Dinamo Zagreb, o sea en el pasto de Croacia.
Para fugarse de las arenas de la perturbación, el Tío Bernabé asumió que los alemanes poseían una historia enorme que sustentaba que un equipo suyo llegara lejos. Eso nos sometió a revelarle que el Red Bull (el equipo, no la bebida) exhibía fecha de fundación recién en el 2009. “Bueno -concedió-, lo que habrá ocurrido es que los otros clubes de su tierra le prestaron esos grandes jugadores de ataque que Alemania tuvo toda la vida. Qué va a ser: en voz baja, lo enteramos de que, del medio para adelante, el Red Bull integró a un austríaco, a un francés y a un dinamarqués y que a Olmo lo había sustituido un checo. “Feos tiempos: esto en la Alemania Oriental no sucedía”, resopló y hubo que transparentarle que el Red Bull se asienta en Leipzig, pleno este de Alemania.
Al Tío Bernabé se le diluyó la última paciencia: “El fútbol está en manos del imperialismo. Lo único falta es que ahora lo manejen los yanquis”. No nos atrevimos a avisarle que el gol de la victoria lo metió Tyler Adams, que nació en los Estados Unidos. Para quitarle condusiones, preferimos invitarlo a tomar algo. No Red Bull. Mejor, un mate.
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