Contracultural. Radical. Así se podría describir el cambio futbolístico que implementó Pep Guardiola en Múnich al cabo de tres temporadas. Es que Pep no llegó sólo para ganar títulos, que de hecho también lo hizo (7 de 14). El oriundo de Santpedor tomó el desafío de reformar un equipo campeón y moldearlo con su propio estilo, para que fuese un reflejo de sus ideas y formas.
Sin desmerecer el trabajo y el triplete de su predecesor Jupp Heynckes, comenzó a reacomodar las piezas del Bayern, a introducir sus conceptos de juego y aumentando las capacidades de sus futbolistas. Así fue como un lateral, como el austríaco David Alaba, terminó siendo central por su versatilidad para defender y también para dársela con un pase preciso largo a los extremos. Una clásica jugada de los equipos de Pep.
El DT se adaptó a su plantilla. Los fue conociendo, conquistándolos, buscando “dar en la tecla” para convencerlos de la idea y sacar lo mejor de cada uno. Sin dudas, Guardiola aprendió de ellos. Y los jugadores aprendieron de él, incorporaron ideas y potenciaron sus habilidades. Incluso, esto se notó especialmente en los alemanes y en su Selección, que se coronó campeona en el Mundial Brasil 2014, mostrando un juego de pase, tenencia y control mucho más eficaz y casi incontrolable.
Tras finalizar su primera temporada en Alemania (ganó 4 –liga, copa doméstica, Supercopa Europea y Mundial de Clubes- de 6 títulos), el DT le contó al periodista Martí Perarnau en su libro Herr Pep que necesitaba “tiempo para comprobar que el equipo es mío”. Así fue. Con el correr de los partidos, se notaron los colores de la paleta futbolística del artista: máximo control de la pelota, presión alta para la recuperación, extremos abiertos, juego profundo y por las bandas. El ataque posicional, que acorrala al rival en su área. El ya clásico estilo Guardiola, con sus raíces en las ideas de su ex entrenador Johan Cruyff y su querido Barcelona. Del Bayern de Heynckes, que se imponía especialmente por sus capacidades físicas y aéreas, a un juego de mayor volumen y circulación, al ras del piso, que prioriza otros valores, otros recursos. Ni malo, ni bueno, simplemente diferente.
De ligas, Champions y broncas
El catalán aterrizó en el cuadro bávaro en junio de 2013 y su palmarés se incrementó: ganó las tres Ligas que disputó (2014, 2015 y 2016), la Supercopa de Europa 2013 (2-2 en penales al Chelsea de Mourinho), el Mundial de Clubes 2013 (2-0 al Raja Casablanca) y dos Copas de Alemania en 2014 (2-0 al Dortmund) y 2016 (0-0 en penales también al Borussia D.).
Sobre las ligas, fue el primer técnico extranjero en ganar tres al hilo. Su primera Bundesliga la consiguió con siete fechas de anticipación. Su segunda, llegó faltando cuatro. Y la tercera, fue en la anteúltima jornada, con dedicatoria en conferencia de prensa para su predecesor Heynckes. Esta última Bundesliga, la número 26 para el Bayern, significó el título número 20 en la carrera de Pep, quien mantuvo latente la posibilidad de triplete hasta el final de la temporada. Finalmente, se quedó con el doblete y sumó su título personal número 21 con la obtención de la Pokal.
Sin dudas la Champions League fue la cuenta pendiente de la era Guardiola. Siempre llevó al equipo hasta las semifinales, pero allí cayó con Real Madrid (campeón) en 2014, su querido Barcelona en 2015 (campeón) y Atlético de Diego Simeone en 2016. Nunca logró conducir a los teutones a una nueva final. Al menos, Pep mantuvo vigente su buena marca: cada Champions que dirigió (Barca o Bayern), llegó a estar al menos entre los cuatro mejores.
Lo que más molestó a Guardiola en su paso por Baviera fue la filtración a la prensa de ciertas cuestiones privadas, ajenas al conocimiento público, propias del vestuario. Desde sus peleas con los médicos del club por las constantes lesiones de sus futbolistas, hasta incluso que él no había pedido que contratasen al chileno Arturo Vidal. Si se filtran estas cosas, es porque alguien de adentro habla. Y estas cosas le duelen mucho a Pep, lo siente casi como una traición a él.
¿Fracasó?
El entrenador de la Selección de Alemania, Joachim Low, respaldó al DT y consideró “injustificadas” las críticas a la tarea de Guardiola en Múnich. “El Bayern lleva su firma, su sello, lo llevó a un nuevo nivel”, opinó el vigente campeón del mundo. Por su parte, Ottmar Hitzfeld, DT del Bayern en dos ciclos (1998-2004 y 2007-08) y campeón de Europa con los de Baviera, remarcó la “cultura del pase de alta calidad, nunca vista antes” que instaló Pep en su equipo. Y agregó: “A menudo, te das cuenta de lo verdaderamente bueno que era alguien cuando ya se ha ido”.
“Ganar te da tiempo para hacer más cosas, pero los equipos grandes necesitan ganar siempre”, afirmó el propio Pep, que perdió títulos. Así como ganó mucho, lógicamente también hubo certámenes que no obtuvo, como las mencionadas Champions o las Supercopas Alemanas. Lo cierto es que, al margen de victorias y derrotas, su paso por Múnich fue positivo. Impuso su estilo, ganó y se mantuvo en la cresta europea, aún sin poder levantar ninguna orejona.
Ahora, llega el momento de pensar en celeste, en el Manchester City inglés, que tanto lo buscó y finalmente lo pudo tener. Allí, lo espera Txiki Begiristian, ex compañero en el Barca de Cruyff y director deportivo de su dorado ciclo culé, de 2008 a 2012. Sergio Kun Agüero estará bajo las órdenes de un DT que ya demostró qué quiere de sus equipos. Como lo hizo en Barcelona y en Bayern, Pep es el mismo en todos lados. Así lo fue y así lo será, para siempre.
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