Guillermo Barros Schelotto comandó al Boca campeón del torneo de Primera División 2016/17. Un equipo que alternó buenas y malas pero que logró regularidad: no abandonó la punta de la tabla desde que tomó en la fecha 13, el 4 a 2 ante River, en el partido más emblemático del título. El ex director técnico de Lanús logró cambiar ciertos aspectos del 11 titular a tiempo, cuando en la recta final parecía quedarse sin combustible para llegar a la coronación. “Estamos acostumbrados a los torneos cortos. Si te ponés a estudiar al Real Madrid, esta temporada tuvo cuatro empates seguidos con equipos de abajo. Suceden esas cosas”, explicó el entrenador nacido en La Plata. Logró aciertos a lo largo de la temporada claves para dar la vuelta olímpica.
La espera a Cristian Pavón
A lo largo del año, Barros Schelotto se destacó por respaldar a los jugadores que él confiaba titulares. Hay casos que pudieron volverse negativos, sobre todo en el marco defensivo, pero la confianza en Cristian Pavón resultó importante en términos generales. La juventud del cordobes sostenía un desequilibrio en el faceta ofensiva de Boca que ningún otro en el plantel logró. Además, fue el único que no faltó a ningún partido y mucho de esto tuvo que ver Guillermo, cuando su habilidad en el mano a mano y su extrema confianza le jugaban en contra y hacían dudar de su titularidad. Cerró el torneo con 9 goles y 7 asistencias, siendo así el segundo goleador del equipo.
La compra de Walter Bou
El recuerdo que había quedado de Walter Bou en Brandsen al 805 era el de un juvenil al que el club no le hizo contrato y dejó libre. Tres años más tarde, por pedido de GBS, volvió a Boca luego de una modesta campaña en Gimnasia de La Plata. Desde el primer momento, la idea de la compra era un recambio para Darío Benedetto. Eso mismo sucedió las dos veces que las lesiones alejaron al goleador del campeonato de las canchas. En ambos casos rindió pero sobre el final del 2016, demostró su mejor cara. Goles a San Lorenzo, Racing y River, en tres fechas seguidas de clásicos, lograron que se meta en el corazón del hincha xeneize. Arrancó el año en un altísimo nivel en los partidos de verano que indicaban una posible titularidad pero el técnico se volcó por el 9 que había arrancado el torneo como titular.
El respaldo a Darío Benedetto
El primer semestre de Benedetto había ido de menor a mayor, con las lesiones como mayor problema, pero con el espacio suficiente para demostrar la jerarquía en el área. El 2017 comenzó con el mejor momento de Walter Bou y el puesto de 9 en duda. Guillermo respaldó al ex Arsenal de Sarandí y el delantero no le falló: su rendimiento fue superlativo con números que quedaron 11 goles en 15 partidos, muchos de ellos vistosos. El total del torneo arroja 19 goles en 24 partidos, dejándolo como goleador del torneo. Boca no tenía ese palmar desde Martín Palermo, máximo anotador histórico de la institución, en el Torneo Clausura 2007. Otro dato que agranda la figura de Benedetto a lo largo de la temporada: 12 de 19 tantos fueron los que abrieron el marcador a favor del xeneize.
La adaptación del equipo a las lesiones e idas
A nivel grupal, el gran acierto de Guillermo Barros Schelotto fue la capacidad para amoldar el equipo a diversos esquemas a causa de lesiones y suspensiones que no le permitieron consolidar un 11 titular fijo. Pasaron 24 fechas para ver por primera vez una alineación que se repitió dos veces seguidas, muestra clara de lo que le costó mantener una línea al técnico de Boca. Si bien el mejor funcionamiento se vio con el 4-2-3-1, a lo largo de las 30 fechas se pudieron observar sistemas como el 4-4-2, 4-3-1-2 y 4-3-3. Durante la temporada, sufrió la baja de titulares por lesión como en el caso de Axel Werner, Fernando Gago, Ricardo Centurión y Darío Benedetto, entre otros. Y como si fuera poco, en el mejor momento de Carlos Tevez decidió irse a jugar al Shanghái Shenhua de China.
Estas son algunas de las razones para valorar el título conseguido por un Boca Juniors dirigido por uno de los máximos ídolos como lo es Guillermo Barros Schelotto. “Este equipo te ataca y te mata”, declaró minutos después de consagrarse campeón sobre el poderío ofensivo. No estaba equivocado GBS ya que terminó como la escuadra más goleadora del torneo con 60 tantos. En el aspecto defensivo, tan criticado sobre todo en la dupla central de Santiago Vergini y Juan Insaurralde, también fueron positivos los números ya que le anotaron 24 goles, quedando como la valla menos vencida.
Foto de portada de Gabriel Rossi.
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