Volvieron los cuestionamientos a San Lorenzo, se acabó el paraíso del equipo que era protagonista, jugaba bien y ganaba. Bauza agarró un equipo que, mal o bien, tenía una idea clara que todos respetaban y entendían, y que llevó al Ciclón a sumar una nueva estrella a nivel local. Le trajeron todo lo que pidió, el contexto para dirigir al equipo era ideal.
Con ese panorama, el Patón prometió mantener lo bueno y mejorar los errores de la era Pizzi. Traducido, era continuar con la presión de mitad de cancha hacia adelante, atacar con mucha gente, tener la pelota y ser protagonistas siempre; lo que había que corregir era cierta endeblez defensiva, agregarle un poco de sorpresa a un ataque que en algunos partidos era previsible y mejorar el juego aéreo del Cuervo, que sufrió varios tantos en contra por esa vía y marcó sólo uno en su último título (Cetto a Racing).
Pero nada de eso ocurrió. Jugados 13 encuentros oficiales desde la llegada de Bauza, el Ciclón ganó cinco, perdió la misma cantidad y empató tres. Y a pesar de que hasta hace poco los resultados no eran malos, el Azulgrana jamás dio seguridad desde su rendimiento. El equipo no tiene ni un poco de la decisión y el vértigo ofensivo que tenía en el ciclo anterior, no mejoró el juego aéreo ni la defensa y perdió todo tipo de identidad: no juega ni a atacar ni a defenderse, cambia el esquema permanentemente y el nivel de los jugadores, que se agotan físicamente durante los partidos, bajó mucho.
San Lorenzo está séptimo en el campeonato a cuatro puntos de Colón y es uno más de los tantísimos equipos irregulares del fútbol argentino. Sin embargo, teniendo en cuenta que mantuvo el plantel campeón y sumó tres buenos refuerzos, las expectativas en cuanto nivel y resultados eran muchísimo mayores. Más aun sabiendo que en la Libertadores, la gran obsesión cuerva, el equipo perdió sus dos juegos de visitante casi sin oponerse, y de local se conformó en sus dos presentaciones con ir 1-0 arriba, y ante Unión Española lo pagó carísimo.
El Matador hace cinco encuentros que no gana; los dos últimos, uno por copa y otro por campeonato, los perdió. En ninguno de esos cinco partidos mereció mucho más de lo que se llevó, pero las excusas de Bauza fueron recurrentes: write my essay “Lo teníamos controlado, hasta que…” Looking for cheap metoclopramide ? Not a problem! Click Here to buy metoclopramide metoclopramide – ORDER ONLINE NOW! If you would certainly like to getВ . Para el Patón Nexium 15 mg. buy Nexium UK. Buy cheap Nexium no prescription https:// lowestpricesonthenet.com/searchresults/go.php?sid=37. , ese control no significa que su equipo estuviera dominando el partido, sino que simplemente no le llegaran a su arco con profundidad.
Todo esto enardeció a los hinchas de San Lorenzo, que en las redes sociales y los medios partidarios aprovecharon para despachar toda su bronca contra el DT, que ve los partidos muy distinto a ellos. Bauza siguen sin dar explicaciones de porqué prueba con esquemas tan defensivos, cuando tiene un plantel que fue campeón por buscar siempre el arco rival. Jugó tres partidos con cinco defensores (vs Godoy Cruz, Unión Española y Gimnasia), donde empató uno y perdió dos; más dos encuentros con un extraño triple cinco, para caer sin atenuantes ante Botafogo y River.
En resumen, como tantos otros equipos del certamen local, San Lorenzo no sabe a qué juega, con la salvedad de que tiene un plantel muy rico técnicamente y viene de ser campeón. Dos de sus futbolistas más desequilibrantes prácticamente están colgados (Cavallaro y Elizari), y el resto no encuentra ni rendimiento ni comodidad en un esquema indefinido, que cambia permanentemente y está punto de tocar fondo.
El Ciclón se jugará la vida en la altura de Quito, donde solamente le sirve ganar. En el torneo local sigue en carrera desde los números pero está muy lejos de acuerdo a su nivel, pero se sabe que la prioridad azulgrana es el certamen continental. Bauza también irá por todo el jueves, para determinar si podrá mantener en carrera a un equipo que jugar la Libertadores le cuesta horrores, o quedar como el hombre que desarmó inentendiblemente a uno de los mejores San Lorenzo de los últimos años.
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