Ball

Federer, ejemplo de profesionalismo

A los 32 años, juega su 58º Grand Slam consecutivo, y no se cree una estrella. Una perlita del día 2 del US Open.

El Abierto de Estados Unidos tiene muchos atractivos, varios candidatos y un gran ejemplo. Una de las “historias” que se propagaron en la segunda jornada del último Grand Slam del año tuvo como protagonista a un abonado de la sección: Roger Federer.

El suizo, campeón en Flushing Meadows en cinco ocasiones (consecutivas, de 2004 a 2008) jugaba su postergado debut en el Arthur Ashe. El lunes, la lluvia le impidió hacer su primera presentación. Grega Zemlja amagó con presentarle oposición pero finalmente nada pudo hacer. 6-3, 6-2 y 7-5. Gran comienzo para Roger, en un US Open que le servirá como medida de prueba para el futuro. Hasta ahí, nada nuevo.

1011423_459544787476793_560238283_n

El locker de Federer en el US Open.

Como es común después de los partidos, los jugadores se toman unos minutos para bañarse, quizás tener un mínimo descanso, y luego sí salen a dar las habituales y obligatorias conferencias de prensa. Pero Federer tiene una prioridad mayor: el tenis.

Después de ganar su partido, el suizo volvió a los vestuarios, se puso su ropa de entrenamiento, agarró un tubo de pelotas y se dirigió a las canchas auxiliares del club para realizar una improvisada sesión de entrenamiento. Sí, apenas minutos posteriores a un encuentro de tres sets.

Ejemplo de profesionalismo el de Roger para los jóvenes tenistas y también, por qué no, para el resto. Y para todos nosotros, que miramos de afuera. El helvético nos enseña que no importa dónde se haya llegado, no hay que perder ese espíritu. El deseo de seguir siendo competitivo lleva al “Expreso Suizo” a no bajar los brazos. Con menos torneos disputados este año, todos ellos bien seleccionados, pero jugados con la misma intensidad.

BSthCgLCEAAbDrK

Federer entrenando después de su partido. Foto de @NachoMuhlenberg.

Quizás con algunos defectos en su tenis, algo que hace unos años parecía imposible, inexistente. Rogelio es humano, como cualquiera. Duele darnos cuenta, pero es así.

En su temporada más floja desde que está en la cima del tenis mundial, Federer quiere demostrar y demostrarse a sí mismo que todavía está para cosas grandes. Este es un camino viable. El cuadro lo cruza con Rafael Nadal en cuartos. Seguramente así ocurra. Veremos otra batalla para el deleite de los amantes de este fascinante deporte, al que estos dos hicieron aún más grande. Roger, sos un ejemplo.