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De Rosario al mundo: el auge de los entrenadores

La ciudad santafesina sigue siendo una cantera interminable de jugadores que nutrieron el panorama futbolístico de todas partes del mundo. En este último tiempo, algunos se han convertido en entrenadores y representan a la Ciudad, aportando distintas filosofías absorbidas allí y llevándolas adelante con la convicción necesaria para academizarlas.

Foto de Perfil.

Tras un año intenso de malos manejos en la Asociación del Fútbol Argentino, parece que las cosas han empezado a funcionar con cierta regularidad. Luego de la llegada de Claudio Tapia al poder de la calle Viamonte, se tomaron rápidas decisiones en lo que se refiere al seleccionado y una de las primeras, y quizás más controversiales, fue la destitución de Edgardo Bauza del cargo máximo. Ahora, con Jorge Sampaoli ubicado en dicha posición y después de disputar dos amistosos de poca relevancia, la tranquilidad de suponer que se está encaminando a la clasificación de Rusia, sumada a la finalización de la temporada, invita a tener una pequeña reflexión en materia de enseñanza deportiva.

Foto de El País.

Si bien son tres los seleccionadores que han pasado en estas eliminatorias –algo sumamente llamativo- hay una coincidencia que cuesta dejar de lado. Tanto Martino, como el Patón y Sampaoli son rosarinos. Para fortalecer la pequeña teoría que trata de resaltar esta mínima coincidencia, basta con repasar que de allí también surgieron César Luis Menotti, campeón del mundo en Argentina 1978, y Marcelo Bielsa, técnico que más duró en el banco de la selección en los últimos 25 años.

La gran campaña de Mauricio Pochettino con el Tottenham, en la cual alcanzó el segundo puesto de la Premier League, lo llevó a estar en la reducida lista de candidatos a dirigir el seleccionado inglés. Eduardo Berizzo, asistente de Bielsa en Chile, le devolvió la esencia de buen fútbol al Celta de Vigo que lo encaminó a clasificar a la Europa League del año próximo, con un presupuesto muy por debajo de los habitués candidatos al título español. Por esta razón, se nota que las escuelas de entrenadores en Argentina se han modernizado, y gracias al respaldo de los proyectos, los técnicos nacionales, y por sobre todo los rosarinos, son pretendidos por grandes instituciones.

Se dice que en Rosario, de alguna manera, fueron técnicos los primeros que jugaron a la pelota; mecánicos británicos que colocaban los rieles de los ferrocarriles a finales del siglo XIX, y principios del XX. Otras versiones afirman que antagónicamente a Buenos Aires, los escoceses fueron quienes transmitieron el deporte y no los ingleses. Por esta razón, se pregona el balón al ras del piso y el pase corto, a diferencia del trato brusco del esférico, con mucha fricción y traslado aéreo.

En mi época de inferioires, Rosario aparecía en el imaginario de muchos como un pueblo grande. Las familias traían a los chicos porque les daba temor Buenos Aires. Les parecía más segura. Se llenaban las pensiones de chicos del interior. Venían de Chaco, Córdoba, Salta, Jujuy y hasta de Entre Ríos“, afirmó Juan Manuel Llop, flamante director técnico de Newell’s y de buena campaña en Atlético Rafaela. Y continuó: “Es un hecho cultural inimaginable. Hay una pasión por el fútbol de la que es muy difícil retirarse, un lugar de desarrollo de pasión que se da en pocos lugares. En Buenos Aires, el fútbol no es tan cerrado y cercano como en Rosario, y eso hace que te exija una comunicación diferente, es muy formativo, hace que sea un debate diario”.

Claro que todo este fervor fue absorbido por las distintas escuelas futbolísticas que dividen a la ciudad. De un lado Don Ángel Tulio Zoff y Timoteo Griguol, dieron cátedra a orillas del Río Paraná, en el barrio de Arroyito, más precisamente. Y del otro, con la filosofía de Jorge Griffa, derivada hoy en Marcelo Bielsa, se difunde la indiscutida pasión amateur por jugar.

La ferocidad de la rivalidad entre Newell’s y Central provoca un estado de tensión y paranoia muy pertinente para el conocimiento. Obliga al profesional a formarse en ese grado de competitividad, aportándole una experiencia diferente a la del resto del país”, finaliza el Chocho.

Por Emiliano Zontella.