10 AM. Info llega desde La Bombonera a los cuarteles centrales (?) de Rock ‘N Ball: “A esta hora, Román no juega versus Vélez”. ¿Cómo? Sí, en ese momento, con el entrenamiento en pañales el rumor que ganaba la mañana era ese: Riquelme tampoco iba a estar ante el equipo de Ricardo Gareca, en la visita de Boca a Liniers.
¿Motivos? Varios. Y van más allá de la lesión. Para empezar Julio César Falcioni declaró, apenas se consumó el 1-0 ante Racing, que le gustaba ese equipo que era el que “mejor le rendía”. ¿Ahora iba a cambiarlo por un 0-0 ante All Boys? No, claro que no. Los gestos eran elocuentes. Final del juego, aplauso enérgico en la mitad de la cancha y gritos de “vamos, vamos, vamos” y la mirada sacada. Después, completó los “mensajes gestuales” con la espera a sus jugadores- y posterior palmada- antes de bajar al túnel, de espalda al acrílico. Poniendo él la espalda al mal momento.
Además, según se enteró Rock ‘N Ball y reafirmando lo que dijimos hace unas semanas, el DT sabe que Juan Román Riquelme juega a otra cosa, que es un jugador lujoso, de los que ya casi no hay. Pero no termina de alcanzarle. ¿Qué pretende? El DT quiere que el Diez Xeneize muestre algo más. ¿Más pisadas? ¿Más lujos? ¿Más fútbol? No, y ni siquiera más huevos, él quiere ver en Román sacrificio, que sea capaz de hacerle sombra al número cinco.
Román, claro está, no es ese estilo de jugador. Él está covencido que no lo necesita y , claro, no lo necesita. El tema está en que su DT se lo está pidiendo. Cuando Falcioni dice que no lo ve “entero” o “Al 100%” un poco se refiere a esto.
Dos horas después de aquel primer contacto desde La Bombonera, estalló la “sinovitis” de Román. En la misma rodilla, misma lesión que lo llevó al quirófano y lo marginó, durante cuatro meses de la posibilidad de jugar “En el jardín de su casa”, como él dice. ¿Crónica?
Lo primero que se pensó fue en la “Salida elegante”. Algo que, desde la misma Bombonera, nos desmintieron, al menos en un primer momento: “La rodilla está hinchada en serio”, fue el mensaje que llegó. Así las cosas, Hoy Juan Román Riquelme, que antes del choque ante Racing había dicho “Estoy al 100%”, se lesionó por segunda vez en quince días. Una de dos, o las lesiones son la tan mentada “salida elegante” para ni que JCF sufra el escarnio público por sacar al ídolo, ni Román sufra la humillación de ser relegado por rpimera vez del primer equipo de Boca o el Diez no está tan entero como pregona y, en realidad, realmente le falta para volver a ser el que era.
Por lo que fuera el tema no es que Román no jugaría ante Vélez por lesión. El tema es que, sacando la lesión, quizás tampoco jugaría por convicción del DT. Ahora, por cómo está Boca, su actualidad y su poco brillo dejar afuera al que mejor entiende a que se juega dentro de una cancha de fútbol en el Xeneize y, quizás en el fútbol argentino, suena a herejía. Suena a una patriada que se sostiene de dos maneras: por tozudez o por convencimiento. La cuestión es que, sea cual fuera, hoy Juan Román Riquelme, para Julio César Falcioni no tiene lugar.
Dicen los que pululan po Casa Amarilla y la Bombonera que el Diez sintió el golpe. Está caído, entrena casi por inercia y ni siquiera muestra rebeldía. ¿No se la esperaba? Ni. Sabía que JCF estaba buscando la excusa para sacarlo, pero creyó que su bien ganado en bronce iba a ser suficiente para amedrentar al DT. Nada de eso. Román no concentró ante All Boys y hoy se lesionó (o no). Lo único concreto es que en el campeonato que el Diez prometió jugar 15 partidos y ser campeón, no tiene lugar en el equipo. ¿Qué le pasa a Román? ¿Qué le pasa a Falcioni? ¿Podrá Boca soportar el peso de está disputa sin salir mortalmente herido?
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