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Un punto para Falcioni

Siempre tan criticado, tan golpeado (con razón) por sus habituales sistemas defensivos y/o cambios durante los partidos que meten a su equipo cerca del arco propio, perdiendo puntos por no salir a definirlos, la victoria frente a Independiente merece un reconocimiento para Julio César Falcioni. Salir a jugar con tres delanteros de visitante y mantenerlos hasta los últimos minutos pese al triunfo parcial, demuestran una adaptación de el entrenador de Boca a lo que el club y la historia requiere.

[caption id="attachment_31416" align="aligncenter" width="480" caption="ORDEN. Falcioni apostó a un sistema ofensivo pero se encargó de hablar mucho para que no se desequilibre. (Foto: Fabián Marelli)"][/caption]

Durante la semana, ni el más optimista hincha "xeneize" se imaginaba que por la cabeza de Falcioni estaba la posibilidad de incluir a Pablo Mouche junto a Darío Cvitanich y Lucas Viatri. Si bien era un rumor periodístico que era una de las posibilidades que manejaba, teniendo en cuenta el regreso de Diego Rivero, se imponía la entrada de éste por Juan Román Riquelme, soltando un poco más a Cristian Chávez y manteniendo el sistema 4-3-1-2, con "Pochi" colaborando cuando fuera necesario con la marca. Como mucho, se podía especular con la reaparición de Leandro Gracián para que la modificación sea puesto por puesto y no cambie nada con respecto a lo que se venía haciendo.

Pero esta tarde, poco antes de salir al Libertadores de América a enfrentar a Independiente, Falcioni dio muestras de que, a veces, los técnicos también tienen que adaptarse a los equipos y no siempre poner la historia a disposición de gustos tácticos. Y se la jugó. Le dio la posibilidad a Mouche, de buenos minutos cuando saltó desde el banco, le dio a Viatri la responsabilidad de retrasarse a buscar un poco más la pelota y salió al ataque. Pero por características, el sistema fue 4-3-3, obligando a Mohamed a tener siempre cuatro defensores.

Y mal no le salió. Porque si bien no tuvo un rendimiento superlativo en la primera mitad, fue claramente superior a su rival y mereció irse al descanso en ventaja, más allá del error de Orión que casi lo manda 0-1 a los vestuarios. Sin la presencia que necesitaba hoy de Erviti, el tridente ofensivo se buscó, combinó y en una jugada que empezó Cvitanich, continuó Mouche y definió Viatri, obligando una buena tapada de Assmann, se vio lo mejor de Boca en la primera mitad.

El gol de Schiavi a la salida de un córner, apenas comenzado el complemento, dio lugar a los espacios para que los tres delanteros se lucieran. El 9 tirado más atrás, jugando de Riquelme, pero fallando cuando lo tuvo que hacer de Viatri. Mouche haciendo todo bien pero sin fuerza en el último toque y Cvitanich intentando coronar una gran maniobra de Rivero, pudieron darle más brillo a la apuesta de Falcioni.

Lo más importante, es que pese a ir ganando, el entrenador los mantuvo en el terreno, apostó a seguir atacando y quiso definir el partido. Acostumbrado a ver como su equipo se retrasa en la cancha cada vez que va ganando y los cambios defensivos del ex Banfield, es destacable la actitud de Falcioni de querer más, de no conformarse con la ventaja y ser protagonista aún en ventaja.

El cambio cantado de Chávez por Mouche a 13 minutos del final se imponía para reorganizar el medio y por el desgaste que había realizado el 7. Quizá, podría haberle dado más minutos a Sergio Araujo, ante la dubitativa defensa roja. Pero hay que darle la derecha, ya que cuando ingresó la "joya" de la cantera, volvió a mostrar que no se acerca al jugador que deslumbra en la reserva y los entrenamientos.

Tantas veces criticado, Falcioni se lleva el reconocimiento por el cambio, por la audacia, por mostrar que también puede apostar a sistemas más ofensivos. Esta imagen que le deja a la gente, le debe servir a él para darse cuenta que no siempre el resultado se defiende con más jugadores defensivos, sino que la mejor defensa, es un buen ataque.

Siempre tan criticado, tan golpeado (con razón) por sus habituales sistemas defensivos y/o cambios durante los partidos que meten a su equipo cerca del arco propio, perdiendo puntos por no salir a definirlos, la victoria frente a Independiente merece un reconocimiento para Julio César Falcioni. Salir a jugar con tres delanteros de visitante y mantenerlos hasta los últimos minutos pese al triunfo parcial, demuestran una adaptación de el entrenador de Boca a lo que el club y la historia requiere.

ORDEN. Falcioni apostó a un sistema ofensivo pero se encargó de hablar mucho para que no se desequilibre. (Foto: Fabián Marelli)

Durante la semana, ni el más optimista hincha “xeneize” se imaginaba que por la cabeza de Falcioni estaba la posibilidad de incluir a Pablo Mouche junto a Darío Cvitanich y Lucas Viatri. Si bien era un rumor periodístico que era una de las posibilidades que manejaba, teniendo en cuenta el regreso de Diego Rivero, se imponía la entrada de éste por Juan Román Riquelme, soltando un poco más a Cristian Chávez y manteniendo el sistema 4-3-1-2, con “Pochi” colaborando cuando fuera necesario con la marca. Como mucho, se podía especular con la reaparición de Leandro Gracián para que la modificación sea puesto por puesto y no cambie nada con respecto a lo que se venía haciendo.

Pero esta tarde, poco antes de salir al Libertadores de América a enfrentar a Independiente, Falcioni dio muestras de que, a veces, los técnicos también tienen que adaptarse a los equipos y no siempre poner la historia a disposición de gustos tácticos. Y se la jugó. Le dio la posibilidad a Mouche, de buenos minutos cuando saltó desde el banco, le dio a Viatri la responsabilidad de retrasarse a buscar un poco más la pelota y salió al ataque. Pero por características, el sistema fue 4-3-3, obligando a Mohamed a tener siempre cuatro defensores.

Y mal no le salió. Porque si bien no tuvo un rendimiento superlativo en la primera mitad, fue claramente superior a su rival y mereció irse al descanso en ventaja, más allá del error de Orión que casi lo manda 0-1 a los vestuarios. Sin la presencia que necesitaba hoy de Erviti, el tridente ofensivo se buscó, combinó y en una jugada que empezó Cvitanich, continuó Mouche y definió Viatri, obligando una buena tapada de Assmann, se vio lo mejor de Boca en la primera mitad.

El gol de Schiavi a la salida de un córner, apenas comenzado el complemento, dio lugar a los espacios para que los tres delanteros se lucieran. El 9 tirado más atrás, jugando de Riquelme, pero fallando cuando lo tuvo que hacer de Viatri. Mouche haciendo todo bien pero sin fuerza en el último toque y Cvitanich intentando coronar una gran maniobra de Rivero, pudieron darle más brillo a la apuesta de Falcioni.

Lo más importante, es que pese a ir ganando, el entrenador los mantuvo en el terreno, apostó a seguir atacando y quiso definir el partido. Acostumbrado a ver como su equipo se retrasa en la cancha cada vez que va ganando y los cambios defensivos del ex Banfield, es destacable la actitud de Falcioni de querer más, de no conformarse con la ventaja y ser protagonista aún en ventaja.

El cambio cantado de Chávez por Mouche a 13 minutos del final se imponía para reorganizar el medio y por el desgaste que había realizado el 7. Quizá, podría haberle dado más minutos a Sergio Araujo, ante la dubitativa defensa roja. Pero hay que darle la derecha, ya que cuando ingresó la “joya” de la cantera, volvió a mostrar que no se acerca al jugador que deslumbra en la reserva y los entrenamientos.

Tantas veces criticado, Falcioni se lleva el reconocimiento por el cambio, por la audacia, por mostrar que también puede apostar a sistemas más ofensivos. Esta imagen que le deja a la gente, le debe servir a él para darse cuenta que no siempre el resultado se defiende con más jugadores defensivos, sino que la mejor defensa, es un buen ataque.