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Orión, un arquero a la medida de Boca

Mucho se habló de la llegada de Agustín Orión a Boca. Por algunos gestos hacia la hinchada cuando jugaba en San Lorenzo, la mirada reprobatoria de gran parte del pueblo “Xeneize” se hizo escuchar apenas se empezaron a gestar las negociaciones. Encima, un rendimiento opaco en la gira por Europa (8 goles en tres partidos) y la contratación de Sebastián Sosa hizo que muchos pidieran la titularidad para el uruguayo. Tres fechas del campeonato, la valla invicta e intervenciones decisivas, alcanzaron para que el ex Estudiantes comience a ganarse el cariño y la confianza de “la mitad más uno”.

[caption id="attachment_29524" align="aligncenter" width="480" caption="EN SUS MANOS. En base a su rendimiento e intervenciones decisivas, Orión se ganó a la gente de Boca (Foto DiarioShow)"][/caption]

En el fútbol se suele hablar mucho de arqueros de equipos chicos y arqueros de equipos grandes. Ejemplos hay demasiados y no vale la pena enumerarlos, pero al indiscutido Luchetti de Banfield, que llegó a Boca con todos los pergaminos, el traje le calza a la perfección. Porque no es lo mismo atajar en el “Taladro”, Lanús, Argentinos o Gimnasia (sin herir susceptibilidades) que ocupar el arco de Boca o River. Por trascendencia mediática, porque el margen de error es mucho menor y porque, habitualmente, los rivales no te atacan, te llegan dos o tres veces y tenés que responder.

Por eso, ahora el club de la Ribera sí tiene un arquero con esas características. Con personalidad suficiente para bancarse un arco pesado, sin importarle la mirada de reojo de la gente y con hambre de gloria, tras las buenas campañas en el “Ciclón” (se fue enfrentado con Ramón Díaz) y el “Pincha”.

Al menos, eso demostró en el arranque del campeonato, con una atajada brillante antes del minuto en el debut con Olimpo en Bahía Blanca, sin fisuras en las pocas veces que lo atacó Unión en La Bombonera y con una participación decisiva en la victoria por 1 a 0 ante el siempre difícil Newell´s, en Rosario. Un mano a mano a Figueroa y un remate a quemarropa de Sperdutti, fueron las más importantes aunque también mostró seguridad y presencia en el juego aéreo, otra deuda pendiente de los arqueros boquenses de un buen tiempo a esta parte.

Veinte días le alcanzaron a Orión para cambiar el pensamiento del Mundo Boca. Pasó el tiempo de la observación con creces y empieza a mostrar su preponderancia en lo futbolístico y su aporte como referente. Para encontrar cuando fue la última vez que Boca se mantuvo invicto en las primeras tres fechas, hay que remontarse al Apertura 2004. Casi siete años después, Agustín Orión lo hizo. El mismo que, a fuerza de atajadas, se quiere meter en el corazón de la gente.

Mucho se habló de la llegada de Agustín Orión a Boca. Por algunos gestos hacia la hinchada cuando jugaba en San Lorenzo, la mirada reprobatoria de gran parte del pueblo “Xeneize” se hizo escuchar apenas se empezaron a gestar las negociaciones. Encima, un rendimiento opaco en la gira por Europa (8 goles en tres partidos) y la contratación de Sebastián Sosa hizo que muchos pidieran la titularidad para el uruguayo. Tres fechas del campeonato, la valla invicta e intervenciones decisivas, alcanzaron para que el ex Estudiantes comience a ganarse el cariño y la confianza de “la mitad más uno”.

EN SUS MANOS. En base a su rendimiento e intervenciones decisivas, Orión se ganó a la gente de Boca (Foto DiarioShow)

En el fútbol se suele hablar mucho de arqueros de equipos chicos y arqueros de equipos grandes. Ejemplos hay demasiados y no vale la pena enumerarlos, pero al indiscutido Luchetti de Banfield, que llegó a Boca con todos los pergaminos, el traje le calza a la perfección. Porque no es lo mismo atajar en el “Taladro”, Lanús, Argentinos o Gimnasia (sin herir susceptibilidades) que ocupar el arco de Boca o River. Por trascendencia mediática, porque el margen de error es mucho menor y porque, habitualmente, los rivales no te atacan, te llegan dos o tres veces y tenés que responder.

Por eso, ahora el club de la Ribera sí tiene un arquero con esas características. Con personalidad suficiente para bancarse un arco pesado, sin importarle la mirada de reojo de la gente y con hambre de gloria, tras las buenas campañas en el “Ciclón” (se fue enfrentado con Ramón Díaz) y el “Pincha”.

Al menos, eso demostró en el arranque del campeonato, con una atajada brillante antes del minuto en el debut con Olimpo en Bahía Blanca, sin fisuras en las pocas veces que lo atacó Unión en La Bombonera y con una participación decisiva en la victoria por 1 a 0 ante el siempre difícil Newell´s, en Rosario. Un mano a mano a Figueroa y un remate a quemarropa de Sperdutti, fueron las más importantes aunque también mostró seguridad y presencia en el juego aéreo, otra deuda pendiente de los arqueros boquenses de un buen tiempo a esta parte.

Veinte días le alcanzaron a Orión para cambiar el pensamiento del Mundo Boca. Pasó el tiempo de la observación con creces y empieza a mostrar su preponderancia en lo futbolístico y su aporte como referente. Para encontrar cuando fue la última vez que Boca se mantuvo invicto en las primeras tres fechas, hay que remontarse al Apertura 2004. Casi siete años después, Agustín Orión lo hizo. El mismo que, a fuerza de atajadas, se quiere meter en el corazón de la gente.