No se sabe si hay un gualicho, si alguien está pinchando muñecos o si sólo se trata de mala fortuna, pero Boca no pega una en las últimas semanas con los lesionados. Porque primero fue Rivero, Erviti estuvo en duda, se desgarró Colazo, Insaurralde entrena diferenciado, el “Burrito” seguirá afuera y hoy, el que enfiló para el consultorio fue ni más ni menos que Juan Román Riquelme, con una contractura en el isquiotibial izquierdo que hace que sea una incógnita su presencia en el clásico ante San Lorenzo.
La mañana se presentó tranquilo en el entrenamiento de Boca. Con Schiavi y Riquelme haciendo trabajos diferenciados sólo por precaución, todo transcurrió dentro de los carriles normales. Incluso, en el segundo turno de la jornada, el enganche se sumó al resto de sus compañeros y se dispuso a realizar el fútbol reducido que programó el cuerpo técnico. Pero veinte minutos habían transcurrido cuando el 10 se empezó a morder la pechera y, sin decir nada, empezó a caminar rumbo al consultorio médico seguido por Falcioni.
La cara del entrenador cuando regresó al campo de juego no era la mejor. El doctor Veiga pedía turno urgente para estudios y el capitán xeneize ya no volvió a aparecer. Como suele suceder en estos casos, las versiones son muchas: que es una lesión grave; que por las caras hay mucha preocupación; que Riquelme se fue pero sin grandes muecas de dolor; y así sucesivamente.
La única verdad es la realidad. Y esa verdad, apareció minutos después de las 18 con el diagnóstico que indicaba “contractura en el isquiotibial izquierdo”. En definitiva, ni tan sencillo ni tan grave. Porque si bien es una molestia muscular que preocupa, todo hace pensar que con tratamiento kinesiológico de acá al domingo, Román estará presente en su segunda casa.
Con Diego Rivero más afuera que adentro e Insaurralde entre algodones (hizo diferenciado toda la semana), pero con un porcentaje alto de poder disputar el clásico, la idea de Julio César Falcioni es repetir el equipo que viene de ganar en Rosario para recibir a San Lorenzo, el domingo a las 18.10.
Pero para eso habrá que esperar al 10. Al emblema de este Boca que no gana para sustos. Que va a tener que llamar una bruja o, al menos, regar con ruda Casa Amarilla para poder vivir en paz el presente que lo tiene en lo más alto de las posiciones.
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