En la era de las redes sociales, muchos hinchas Xeneizes quisieron demostrar que ni la prohibición de los visitantes les iba a impedir ver el River-Boca mostrando su entrada y esto alertó a las autoridades que decidieron clausurar el corralito de la tribuna “Centenario Alta” y devolver el dinero de esas 1750 entradas. Pero esto no impedirá que aparezcan los infiltrados.
“Voy a ir como ya lo hice en el 2004, no creo que lo sufra tanto como esa vez pero si lo voy a disfrutar”. Semifinales, Copa Libertadores 2004. Ese 17 de junio en el estadio Monumental, y pese a que los hinchas de Boca no podían ir, se pudieron ver gestos de nerviosismo, gritos incoherentes puteando a vaya a saber quién y hasta corridas a muchos Xeneizes que no pudieron contenerse y se desenmascararon.
Esa noche, el fanático boquense estuvo presente y pudo ver como su equipo silenciaba a más de 60 mil personas, incluidos ellos, que tuvieron que aguantar hasta alejarse del estadio para disfrutar esa victoria. Los que fueron ese día dicen haber sufrido más de lo que esperaban y dudaban de volver a hacerlo. “Yo solo quería que termine, no aguantaba más. Hasta llegué a pensar que me daba igual si perdíamos pero quería dejar de sufrir, la pasé muy mal”, cuenta uno de los cientos de hinchas que esa noche cambiaron el azul y amarillo por el rojo y blanco.
Nueve años más tarde, vuelve a repetirse la situación y, por ello, los de River no quieren volver a vivir esta situación por que comenzaron a difundir una imagen llamando al hincha Millonario a que vaya con la camiseta de su club y que intente encontrar a los posibles infiltrados a base de preguntas sobre la historia riverplatense.
Son muchos los que cuenta sus vivencias aquel 17 de junio del 2004. Muchos de ellos volverán a decir presente, pese a la clausura de la Centenario Alta y a que desde twitter y facebook se llame a desenmascarar a los hinchas de Boca: “En las semifinales me vestí lo más gallina (sic) posible: Remera de River, gorrito y bufanda, valía la pena”.
La historia se vuelve a repetir. Solo el que lo vivió sabe lo que se siente estar rodeado por hinchas de tu máximo rival, tener que fingir todo sea por ver a tu equipo, por demostrar que nada puede más que esa pasión, por quedar en la historia como el que se animó a compartir abrazos y hasta gritos de gol, con quien es, fue y será. su enemigo de toda la vida.
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