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Sin jefe

Mourinho no seguirá en el Real Madrid: se va el proyecto más ambicioso post Novena Champions. Ahora, la pelota la tiene Florentino: un DT idóneo y la misma bandera en la cancha. Florentino Pérez convocó a todos los medios a una conferencia de prensa. El tema de charla era el obvio: el futuro del Real Madrid. La noticia, ya sabida, solo necesitaba una confirmación oficial. José Mourinho no continuará como Director Técnico la próxima temporada. Fin de temporada, fin de ciclo del portugués, fin de un conjunto blanco que en tres temporadas encontró una identidad: es tiempo de hacer balances. Mientras sus detractores, masa que incluye a hinchas propios y ajenos, jugadores, colegas, dirigentes y periodistas, se regodean en este momento, ese que esperaron desde su arribo a Chamartín o desde que se vieron invadidos por ese odio injustificado (o no), el madridista que comprendió cómo son las cosas, sufre. Se va el proyecto más ambicioso que tuvo el Real Madrid después de la Novena Copa de Europa. Mourinho llegó para acabar con el miedo al Barcelona, para presentarle oposición al mejor equipo que el club catalán tuvo en su historia. De movida recibió un 5-0, pero aprendió más que nadie de esa goleada: en su primera temporada le ganó una final, en la Copa del Rey. En la segunda, lo arrasó en la Liga y después en la Supercopa española. En 2013 no perdió contra los de Messi. Quizás este último período es el que condenó al Madrid de Mou. Un arranque flojísimo que alejó al equipo de la Liga desde el comienzo. La levantada en la segunda parte no fue suficiente. Y el final decepcionante ante el Atlético, que rompió una racha de 14 años sin ganar en derbis. El principió fue parecido al fin. En el medio, la levantada en Europa. De las seis caídas consecutivas en octavos de final de Champions League, a las tres semifinales al hilo. El portugués siempre dejó al merengue entre los cuatro mejores del continente. El lugar que merece el club y que no tenía. En juego, le dio identidad. Un Madrid agresivo, vertical, técnico e inteligente. Un conjunto hábil y sagaz a la hora de atacar, y rudo y firme para defender. Tuvo su pico máximo en la segunda temporada, la de la Liga de los 100 puntos, récord histórico en España. También la del récord de goles. Entonces, ¿cómo llegamos a este final? ¿Por qué no aguantar al entrenador que le devolvió la mentalidad ganadora al club, a los jugadores y a los hinchas? Lo dicho: José no es una persona que le agrade a todo el mundo. No busca hacerlo, tampoco lo logra como es. Lo que más molesta de Mourinho son sus modos. No por malos, no por bruscos. Sino por diferentes. ¿Alguien acaso hubiera pensado en un DT capaz de mandar al banco a Iker Casillas? El luso no dudó. El mal rendimiento del arquero español fue la excusa perfecta para disimular esa relación que nunca funcionó. Astuto, el entrenador se amparó en la performance futbolística para darle lugar a su preferido, Diego López (de gran temporada, merece seguir como titular). Los medios españoles que protegen a sus campeones del mundo no se mantuvieron al margen de esta disputa. Pero el portugués no se deja increpar por diarios, revistas o programas de radio y televisión a los que nunca les dio notas (¿otro factor?). Siempre fue fiel a sus convicciones, nunca fue manipulable. Esa es otra cosa que fastidia de su personalidad. No es manejable. Está claro que su salida no fue solo decisión del Real Madrid. El propio Mourinho habrá terminado desgastado. “Quiero estar donde me quieran”, dijo después de caer ante el BVB en las semis de Champions (quedó a un gol de la final). El Madrid es el club más exigente del mundo y nadie está lo suficientemente preparado. Ni siquiera él. ¿Quién podría estar en un ambiente de trabajo donde no solo tus enemigos sino también gente que está de tu lado quieren verte fallar? Su futuro, seguramente en Chelsea, le verá ganador. Es su naturaleza. Del Madrid se va con la espina de no haber cerrado el círculo. Quizás el tiempo le de revancha. Tiempo de cambios en el club blanco. Varios jugadores se irán. Ahora la pelota la tiene Florentino. Primero tiene que asegurarse que la bandera del club siga siendo Cristiano Ronaldo. Una renovación inmediata que calme las aguas. Sin el crack, todo se viene abajo. Después, ir por un nuevo DT. El más apuntado es Carlo Ancelotti. La incertidumbre es mucha, el futuro de la mejor institución deportiva del siglo XX es una incógnita. Solo hay algo claro: lo que venga, con títulos o no, no será mejor. No sin Mourinho. Es que el portugués era el indicado para este momento, el idóneo para lo que se busca en club. No supieron verlo. Qué pena, Real Madrid. Tendrás que salir adelante sin un verdadero jefe.

Mourinho no seguirá en el Real Madrid: se va el proyecto más ambicioso post Novena Champions. Ahora, la pelota la tiene Florentino: un DT idóneo y la misma bandera en la cancha.

Florentino Pérez convocó a todos los medios a una conferencia de prensa. El tema de charla era el obvio: el futuro del Real Madrid. La noticia, ya sabida, solo necesitaba una confirmación oficial. José Mourinho no continuará como Director Técnico la próxima temporada. Fin de temporada, fin de ciclo del portugués, fin de un conjunto blanco que en tres temporadas encontró una identidad: es tiempo de hacer balances.

Mientras sus detractores, masa que incluye a hinchas propios y ajenos, jugadores, colegas, dirigentes y periodistas, se regodean en este momento, ese que esperaron desde su arribo a Chamartín o desde que se vieron invadidos por ese odio injustificado (o no), el madridista que comprendió cómo son las cosas, sufre.

Se va el proyecto más ambicioso que tuvo el Real Madrid después de la Novena Copa de Europa. Mourinho llegó para acabar con el miedo al Barcelona, para presentarle oposición al mejor equipo que el club catalán tuvo en su historia. De movida recibió un 5-0, pero aprendió más que nadie de esa goleada: en su primera temporada le ganó una final, en la Copa del Rey. En la segunda, lo arrasó en la Liga y después en la Supercopa española. En 2013 no perdió contra los de Messi.

Quizás este último período es el que condenó al Madrid de Mou. Un arranque flojísimo que alejó al equipo de la Liga desde el comienzo. La levantada en la segunda parte no fue suficiente. Y el final decepcionante ante el Atlético, que rompió una racha de 14 años sin ganar en derbis. El principió fue parecido al fin.

En el medio, la levantada en Europa. De las seis caídas consecutivas en octavos de final de Champions League, a las tres semifinales al hilo. El portugués siempre dejó al merengue entre los cuatro mejores del continente. El lugar que merece el club y que no tenía.

En juego, le dio identidad. Un Madrid agresivo, vertical, técnico e inteligente. Un conjunto hábil y sagaz a la hora de atacar, y rudo y firme para defender. Tuvo su pico máximo en la segunda temporada, la de la Liga de los 100 puntos, récord histórico en España. También la del récord de goles.

Entonces, ¿cómo llegamos a este final? ¿Por qué no aguantar al entrenador que le devolvió la mentalidad ganadora al club, a los jugadores y a los hinchas? Lo dicho: José no es una persona que le agrade a todo el mundo. No busca hacerlo, tampoco lo logra como es.

Lo que más molesta de Mourinho son sus modos. No por malos, no por bruscos. Sino por diferentes. ¿Alguien acaso hubiera pensado en un DT capaz de mandar al banco a Iker Casillas? El luso no dudó. El mal rendimiento del arquero español fue la excusa perfecta para disimular esa relación que nunca funcionó. Astuto, el entrenador se amparó en la performance futbolística para darle lugar a su preferido, Diego López (de gran temporada, merece seguir como titular).

Los medios españoles que protegen a sus campeones del mundo no se mantuvieron al margen de esta disputa. Pero el portugués no se deja increpar por diarios, revistas o programas de radio y televisión a los que nunca les dio notas (¿otro factor?). Siempre fue fiel a sus convicciones, nunca fue manipulable. Esa es otra cosa que fastidia de su personalidad. No es manejable.

Está claro que su salida no fue solo decisión del Real Madrid. El propio Mourinho habrá terminado desgastado. “Quiero estar donde me quieran”, dijo después de caer ante el BVB en las semis de Champions (quedó a un gol de la final). El Madrid es el club más exigente del mundo y nadie está lo suficientemente preparado. Ni siquiera él. ¿Quién podría estar en un ambiente de trabajo donde no solo tus enemigos sino también gente que está de tu lado quieren verte fallar? Su futuro, seguramente en Chelsea, le verá ganador. Es su naturaleza. Del Madrid se va con la espina de no haber cerrado el círculo. Quizás el tiempo le de revancha.

Tiempo de cambios en el club blanco. Varios jugadores se irán. Ahora la pelota la tiene Florentino. Primero tiene que asegurarse que la bandera del club siga siendo Cristiano Ronaldo. Una renovación inmediata que calme las aguas. Sin el crack, todo se viene abajo. Después, ir por un nuevo DT. El más apuntado es Carlo Ancelotti.

La incertidumbre es mucha, el futuro de la mejor institución deportiva del siglo XX es una incógnita. Solo hay algo claro: lo que venga, con títulos o no, no será mejor. No sin Mourinho. Es que el portugués era el indicado para este momento, el idóneo para lo que se busca en club. No supieron verlo. Qué pena, Real Madrid. Tendrás que salir adelante sin un verdadero jefe.