Clemente Juan Rodríguez ganó ocho títulos vistiendo la camiseta de Boca Juniors: Apertura 2000, 2003 y 2011, Libertadores 2001, 2003 y 2007, Intercontinental 2003 y Copa Argentina 2012. Así como Riquelme, Palermo y el Mellizo Barros Schelotto, el lateral izquierdo estuvo presente en la época dorada del club de La Ribera. Sin embargo, nunca se convirtió en ídolo y tampoco supo ganarse ese cariño que la hinchada tiene por aquellos tres que sí lo son. Y hoy, a 13 años de su debut con el Xeneize, cierra su tercera etapa retirándose por la puerta de atrás.
El hincha de Boca es muy particular. No le importa si su equipo juega lindo, gana bien, gusta o golea. El hincha de Boca quiere ganar como sea, y cuando las cosas no salen bien y le toca perder, que sea transpirando la camiseta, corriendo y tirándose al piso, dejando la vida por los colores. No es raro entonces que en La Boca se idolatren jugadores históricos como Passucci, Hrabina, Giunta y Mouzo o aquellos más contemporáneos como el Patrón Bermúdez, el Flaco Schiavi y el Negro Ibarra. Guillermo, al margen de sus gambetas, los compró con su carisma, su picardía y su viveza. Martín, con sus goles y su mística. Lo de Juan Román Riquelme, no tiene precedentes. El 10 les hizo conocer otra realidad, un fútbol champagne al que nunca estuvieron acostumbrados. Eso, sumado a su personalidad y los títulos ganados conformaron un combo al que el hincha Xeneize no pudo resistirse. Y hoy Román es el máximo ídolo, al que algunos hasta llegan a poner por encima de los colores azul y oro.
Clemente Rodríguez, proveniente de las inferiores de Los Andes, debutó en Boca en diciembre del 2000 y formó parte de los planteles que más alegrías le otorgaron a la hinchada. De la mano de Carlos Bianchi, el lateral levantó cinco de sus ocho títulos con el club: dos Copas Libertadores (2001 y 2003), una Intercontinental (2003) y dos Torneos Apertura (2000 y 2003). Al retornar a Boca en 2007 luego de su paso por el Spartak de Moscú, volvió a ganar una Copa Libertadores bajo la conducción de Miguel Ángel Russo. Luego de disputar el Mundial de Clubes con Estudiantes de La Plata en 2009, volvió al Xeneize en 2010 en lo que sería su tercera y última etapa vistiendo esta camiseta. Con Julio César Falcioni como entrenador, salió campeón invicto del Apertura 2011 y levantó la Copa Argentina 2012. En la temporada 2012/2013, aunque levantó su nivel en los últimos encuentros, no tuvo un desempeño regular. Además, cometió faltas y penales increíbles para un jugador de tanta experiencia, que fueron determinantes para que Boca quede afuera de la Libertadores 2013 y vea acotadas sus chances de clasificar a la edición del año que viene.
Clemente siempre cumplió. Fue titular indiscutido en el Boca ganador de Carlos Bianchi y cada vez que retornó al club, tanto en 2007 como en 2010, mostró un nivel excepcional y siguió cosechando éxitos. Para Juan Román Riquelme, el gran amigo que el fútbol le dio, el “Pelado” fue, es y será el mejor lateral de la Argentina. Sin embargo, ni sus títulos, ni su amistad con el enganche, ni todos sus años de entrega han logrado convertirlo en ídolo y hacer que hoy tenga la despedida que le corresponde.
Tal vez hayan sido sus errores infantiles en el campo de juego, sus salidas nocturnas y su falta de compromiso en este último año los que finalmente opacaron sus años de gloria en Boca Juniors. Todo eso, sumado a sus aspiraciones contractuales desmedidas, hace que hoy el 3 se vaya sin un merecido reconocimiento. El hincha de Boca es muy particular, y qué es lo que le faltó a Clemente para ganárselo nunca lo vamos a saber. Tal vez con el tiempo se le reconozcan sus logros. Hoy, se va con su bolso silbando bajito por la puerta de atrás.
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