Roland Garros ya está entrando en su etapa decisiva y hoy se terminaron de definir unos cuartos de final que serán netamente europeos. Dos españoles, dos suizos, un alemán, un serbio, un francés y un local serán los protagonistas. Si, un francés y un local ¿Por qué lo digo? Porque si alguien se encuentra en esa condición en el segundo torneo grande de la temporada, ese es Rafael Nadal. Es que un tipo que lo ganó siete veces en ocho años y tiene un récord envidiable de 57 victorias y solo 1 derrota, o sea un 98.2% de efectividad, nunca, pero nunca se puede sentir fuera de casa.
Rafa se enfrentará con Stanislas Wawrinka. Un rival duro, sobre todo si se mira su temporada (26-9), y básicamente lo que hizo en polvo de ladrillo. Llegó a la final de Buenos Aires, donde perdió en tres sets con David Ferrer, le ganó la final de Estoril a este mismo rival, alcanzó los cuartos de final de Monte Carlo, quedando eliminado por Tsonga, y hasta se dio el lujo de jugar la final en Madrid, perdiendo claramente con Nadal por 6-2 y 6-4. Con quien, además no tiene un record muy alentador. Entre ellos jugaron nueve partidos, Wawrinka no ganó nunca.
Sin embargo, Nadal no es el único candidato a hacerse con el torneo. Novak Djokovic también está en estos cuartos, y viene hecho una tromba. El serbio cedió solo un set en cuatro partidos, sacándose de encima con suma facilidad a rivales como Dodig, Pella, Dimitrov y Kohlschreiber, perdiendo con este su único parcial. “Ahora quiero ganar Roland Garros”, dijo el serbio tras derrotar a Rafa en la final de Monte Carlo. Y se nota. Cuando algo se le pone en la cabeza es difícil que no lo consiga, más si meses atrás destronó al rey donde hacía 8 años que no perdía.
Enfrente suyo estará el siempre difícil, Tommy Haas. El alemán tuvo un renacimiento en 2012 y viene de una temporada completamente inesperada para un jugador de 35 años, pero no para Haas. De un físico privilegiado, el tenista que supo ser dos del mundo en 2002, fue campeón de Münich el mes pasado, y además llegó a la final en San José y a la semis en Miami. Definitivamente, Nole no la va a tener fácil. Más aún si miramos el peleado historial entre los dos jugadores. Es que Haas sabe como ganarle, de hecho, el único partido disputado en el año, se lo llevó él, por un claro 6-2 y 6-4 en la ronda de 16 de Miami.
Del otro lado del cuadro, está él, de un año no muy notable para lo que nos tiene acostumbrados, pero es él, el suizo, el de los 36 cuartos de finales consecutivos en los Grand Slams, el de las 900 victorias en torneos de ATP, el cuarto que ganó más partidos en la historia abierta del tenis, el de los 17 torneos grandes, el de los 21 Masters 1000, si señores, Roger Federer. Calladito, por atrás y sin hacer tanto espamento, el más grande tenista de todos los tiempos, deja que su juego hable por si solo. Casi sin jugar, se las ingenió para meterse en el cuadro de los grandes, cuando lo necesitó y meterle presión a los dos máximos candidatos. Es que una semana antes de Rolanga, Federer se escabulló en la final de Roma, como para decir “Miren que yo también juego eh”. Y como lo hace… Pasaron Carreño Busta, Devvarman, Benneteau, y, como si no quisiera la cosa, Roger los despachó sin ningún inconveniente. Sin embargo, en cuarta ronda el torneo se le complicó. Simón, local, estaba enfrente, impulsado por toda su gente, y el partido no fue fácil. Cinco sets, 2 horas y 59 minutos, le demandó el francés para pasar a los cuartos de final.
Ahora le toca otro local, un local mucho más fuerte y menos irregular, que ya sabe ganarle y que cuando está en un buen día es capaz de doblegar a cualquiera: Jo-Wilfried Tsonga. Que, si bien no está en un año espectacular, se hizo con el torneo de Marsella a principio de año y logró una semis y un cuarto de final en Monte Carlo y Madrid respectivamente. Aunque Roger le tenga la medida, habrá que ver si puede soportar la potencia del francés, alentado por casi todo un estadio.
El que gane este partido se tendrá que ver la cara si o si con un español. David Ferrer o Tomy Robredo. Este último, de un torneo, tan bueno como extraño, logró un record que ni él mismo pensaba que podía llegar a alcanzar a los 31 años y después de un 2012 pésimo, donde tuvo que volver a jugar torneos Challenger para volver a codearse con la elite del tenis. El exnúmero 5 del mundo es el primer jugador en la historia en levantar tres partidos consecutivos viniendo dos sets abajo. Le será muy difícil enfrentarse con Ferrer, con la tozudez hecha tenista, con el que aunque tengas un smash en la red y se haya resbalado, tenes que estar atento a una posible defensa, porque es así, él te las va a correr todas. Y, para un tipo de 31 años, que jugó 18 sets y que estuvo más de 12 horas en cancha en cuatro partidos, será un verdadero desafío.
Es así, los cuartos de final ya llegaron, empezó el torneo de verdad, donde se miden los grandes, donde los partidos deslumbran y provocan aplausos, exclamaciones y nerviosismo en el público. No importa si se está en el Philippe Chatrier o en su casa en Argentina, se va a sentir lo mismo. Señores, Roland Garros. Espectáculo garantizado.
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