Pelado, petiso, rápido y dueño de una zurda cañonera; es Roberto Carlos Da Silva, o simplemente Roberto Carlos. El mejor lateral izquierdo de los últimos 25 años del fútbol mundial decidió dejar la profesión a fines de este año.
El nacido en San Pablo, actualmente se desempeña como jugador en el FC Anzhi de Rusia, en donde ejerce simultáneamente el cargo de entrenador. “Llevo varios preparándome para este momento”, fueron las palabras de este brasilero de 38 años para el diario Marca de España.
Roberto Carlos cuenta en su haber con 22 años de carrera. En sus comienzos, y con tan solo 14 años, debutó en la primera del Union San Joao de Sao Paulo. Sus buenas actuaciones hicieron que fuera transferido al Atlético Mineiro y luego al Palmeiras. Con el conjunto verde y blanco conquistó dos Brasileirao, en 1993 y 1994.
En 1995 fue transferido al Inter de Milán, pero sin lugar a dudas este crack brasilero empezó a hacer historia cuando -en 1997- el Real Madrid compró su pase. Once años en el conjunto merengue le bastaron para convertirse en el jugador no español con más partidos en la Casa Blanca.
En 11 años conquistó con el Madrid 5 títulos de liga, 3 supercopas de España, 3 Champions, 2 Intercontinentales y una Supercopa de Europa. Además de los logros conseguidos con su equipo, fue premiado con el balón de plata por la FIFA en 1997 y 2002, algo muy raro por la posición en la cancha donde se desempeña.
Con la verdeamarelha tiene acumulados 125 partidos, segundo en cantidad atrás de su compadre por derecha, Cafú. Junto al mejor cuatro de la historia conquistó el Mundial de Japón-Corea del Sur 2002; además de hacerlo con América en dos ocasiones, 1997 y 1999, y la Copa Confederaciones en 1997.
Sin ninguna duda se retira el mejor tres, el de mejor pegada. Ya quedaron para la historia aquel gol al Tenerife desde el córner, o el descuento contra Boca en la final de la Intercontinental. Junto a Él jugaron Zidane, Raúl, Hierro, Ronaldo o el propio Redondo, pero este paulista siempre supo hacerse un lugar en la historia de los equipos. Este Roberto Carlos va a tener un millón menos uno de amigos, la redonda lo extrañará por siempre.
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