Hace dos días estábamos hablando de que Juan Román Riquelme tenía una lesión en el talón que le iba a impedir jugar el martes y, tal vez, lo que restaba del campeonato, pero sin embargo ahora se dice lo contrario, porque el diez quiere jugar igual y decidió infiltrarse para ver si puede llegar al partido con Colón.
“Presidente voy a jugar todos los partidos“, fue la frase que trascendió esta mañana en Casa Amarilla. Se la habría dicho Riquelme a Amor Ameal, dejando de lado cualquier molestia, porque Román sabe que es fundamental en este equipo. Sabe que el hincha de Boca lo aguantó mucho cuando estuvo lesionado y no quiere dejarlos “tirados” en este momento. Riquelme más que nadie quiere ser campeón de este torneo.
El diez de Boca está confiado de que la fascitis plantar que lo sacó de la cancha contra Belgrano y que lo pone en duda contra Colón va a mejorar, pero por las dudas prefirió infiltrarse, es por eso que no entrenó esta mañana, porque tiene que tener, por lo menos, 24 horas de reposo total. Eso no quita que no se haya privado de un asado post entrenamiento con sus compañeros, muchos de ellos amigos.
El compromiso que tiene hoy Riquelme con Boca no se veía desde la Copa Libertadores 2007, que para muchos ganó el solo. Ahí se vio al mejor Riquelme de todos, no solo desde lo futbolístico, sino también desde lo personal. Era otro tipo, y hoy esta muy cerca de ser ese Román, porque ahora no solo es la estrella del equipo, sino que es un amigo, porque no trata a nadie con indiferencia, no se cree más que el resto y asume a la perfección su rol: Capitán y jugador distinto. Ya no hay lucha de egos, de quien es más que quien. Sabe que es el referente, sabe que es el mejor, y lo demuestra en el día a día.
Hasta horas antes del partido no se va a saber si Riquelme jugará o no. Que juegue es un riesgo, porque el grado de la lesión podría agrandarse, e inclusive, dejarlo fuera de las canchas por más partidos, pero él quiere jugar. Él fue quien tomó le decisión de infiltrarse y él fue quien le prometió el presidente y al hincha de Boca que iba a jugar todos los partidos.
Por esta semana ya no se va a debatir si Julio César Falcioni elige jugar con su 4-4-2 clásico o si buscará un reemplazante para el diez, sino que el tema en cada mesa de café será: ¿Juega Román?
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