Con la confirmación de que Juan Román Riquelme no jugará frente a Colón y, según trascendió, tampoco en lo que resta del campeonato, el mundo Boca se paralizó, teniendo en cuenta que todavía quedan ocho fechas para que termine el torneo y el enganche era la cabeza de un equipo que prioriza lo defensivo por sobre lo ofensivo.
Que Boca es el mejor equipo del Apertura no quedan dudas, porque es el que más partidos ganó, porque está invicto (21) y tiene 25 puntos, 6 más que Racing y Rafaela, que ocupan el segundo lugar.
La convivencia Riquelme–Falcioni era casi ideal. El jugador se adaptó al estilo defensivo del técnico marcando la diferencia cada vez que la pelota pasaba por sus pies. Mucho tiene que ver el diez de Boca en el primer puesto que ocupa hoy el equipo, porque a fuerza de goles y asistencias ayudó, mucho, en que el Xeneize hoy ocupe este lugar en el torneo. Falcioni armó un equipo para que no le hicieran goles y Riquelme se encargó del resto, por lo menos, es lo que se demuestra partido a partido.
A principio de año Julio César Falcioni puso en cancha un esquema 4-4-2 con Riquelme afuera. No solo que no funcionó, sino que también generó un disconformismo general en casi todos los hinchas de Boca, tal es así que muchos pedían que el extécnico de Banfield no dirigiera este campeonato, justamente en el que hoy va puntero.
Con la lesión de Riquelme, y sin Lucas Viatri como alternativa para jugar de enganche, parece que a La Bombonera volvieron los fantasmas del 4-4-2 conservador que distingue al entrenador, con Walter Erviti un poco más suelto, pero priorizando la marca.
Con Riquelme o sin Riquelme, los cinco del fondo, con el arquero incluido, no iban a cambiar: Agustín Orión; Facundo Roncaglia, Rolando Schiavi, Juan Insaurralde y Clemente Rodríguez son la parte más solida de este Boca puntero y ganador. Mientras que en la mitad de la cancha Diego Rivero y Leandro Somoza van a seguir ocupando sus posiciones como hasta ahora, uno por derecha y el otro por el medio, cerrándose un poco más Erviti y sumando otro volante por izquierda, que bien podría ser Cristian Chávez o Nicolás Colazo, pero este último está lesionado.
Leandro Gracián podría ser la opción que elija el técnico para reemplazar a Riquelme y seguir jugando con enganche, pero la falta de continuidad y su bajo nivel serían una contra, aunque no se descarta.
En la delantera el único que tiene su puesto asegurado es Darío Cvitanich, mientras que Pablo Mouche, Orlando Gaona Lugo, Nicolás Blandi y Sergio Araujo, que está en los Panamericanos, son los cuatro jugadores que pelearán por el puesto que dejó vacante Viatri, teniendo en cuenta que Falcioni ya confirmó que no pedirá otro delantero.
Es una incógnita qué tan bien jugará Boca sin Riquelme, o qué tan efectivo será, pero tiene la ventaja de que puede perder, por lo menos, seis puntos de acá a ocho fechas y que todavía tiene que enfrentar a Atlético Rafaela y a Racing, sus más cercanos perseguidores.
La ausencia de Riquelme es la prueba de fuego para que el equipo demuestre si era dependiente o no del diez, porque más de una vez se subestimó a este Boca con que sin su enganche no podía ganar un partido y sería un equipo de mitad de tabla. Les llegó la hora y tienen que demostrarlo. ¿Boca sin Riquelme podrá salir campeón?.
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