Argentina es un país exitista, donde casi todo se sustenta en resultados y sino no sirve. Si tenes mucho la pelota y no haces goles, son denominados pases intrascendentes. Si jugas mejor que el rival pero no ganas, sos campeón moral, e incluso algunos se ríen y hacen alarde: “bien, ganaste en la posesión”. El Newell’s de Martino no se embanderó con los colores de Barcelona, pero si intentó pregonar un estilo de juego propio, que sin embargo no se pudo sustentar en grandes resultados.
Por eso Barcelona eligió a Martino. Martino ganó como técnico porque en dos años le impuso un estilo a un equipo que podría estar jugando el Nacional B. Barcelona eligió a Martino más allá de los resultados, porque ganó un solo campeonato en dos años, porque fue el campeón que más partidos perdió y además llegó a la semifinal de la Copa Libertadores por diferencia de gol y pateando penales.
Barcelona no eligió a Martino por dar vueltas olímpicas. Cruzó el océano en busca de un entrenador que se asemeja a lo que jugaba el Barcelona de Guardiola con mucho menos nombres y presupuesto. Barcelona no eligió a Martino por lo que hizo en Paraguay, sino por lo que logró en Newell’s.
La elección de Martino para ser director técnico de uno de los mejores equipos del mundo es un logro del fútbol argentino. Muchos subestimaron la capacidad de este entrenador y las de Newell’s después de haber empatado la serie con Boca en la Copa Libertadores. Lo que nadie dijo, es que esa noche Bianchi se disfrazó de Mourinho para que la Lepra no pudiera jugar. Así fue. Los penales hicieron justicia.
Barcelona eligió un estilo, el de Tata Martino, que no se identifica en los resultados, sino en el salir jugando por abajo. Por algo el Patón Guzmán tocaba más la pelota que el volante central del equipo rival, y la generación del juego empezaba en los pies de Heinze y Vergini. A Martino no le importaba que un error del arquero pudiera costarle un partido, confiaba en ese juego, como Barcelona en Valdés.
Newell’s fue el escalón del Tata, como dijo Bernardi: “vino a jugarse el prestigio y lo acrecentó”. Lo de Paraguay fue bueno en base a los resultados, pero de seguro Zubizarreta no lo hubiera elegido, justamente por como jugaba ese seleccionado. En Newell’s, Martino demostró que es un entrenador pragmático, que se adapta a lo que hay, pero sabiendo que había que ganar para no irse a la B. Así fue. Con los pibes armó un equipo que fue protagonista y con los grandes cerró la idea. Hoy su premio es el reconocimiento de todo el mundo del fútbol.
Barcelona será el gran desafío de su carrera, mucho más grande que dirigir cualquier seleccionado. Tendrá a su disposición al mejor jugador del mundo, a la estrella de Brasil y a la base de España multicampeón. Ya no deberá demostrar nada, no es una prueba, es un reconocimiento.
Gerardo Martino no fracasará en Barcelona porque hoy esa palabra no vale nada. El Tata ganó por goleada, porque no necesitó ser campeón del mundo como César Menotti para sentarse en el asiento que todos quieren. Con demostrar que se puede le alcanzó.
El Tata ya quedó en la historia del club que es hincha por lo que consiguió como jugador y entrenador, y hoy sumó su nombre a las páginas doradas del fútbol argentino porque será el Director Técnico del mejor equipo de la historia, después de que haya conseguido 100 puntos en una temporada.
Al fútbol se puede ganar, perder o empatar, pero es mentira que tiene variantes, estilos o patentes. Al fútbol se juega bien o se juega mal. Martino por elegir jugar bien, hoy tiene puesto el jogging de Barcelona.
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