Por Ricardo Madrid Builes (@ricardomadbui)
Esta época de escasez de osadía, donde la mayoría de los espectadores somos mendigos del buen fútbol y donde nos hemos dado cuenta de que la belleza y la estética no son temas que interesan mucho hoy en día en el mundo del deporte, en donde los equipos -no todos- no se organizan para jugar sino para impedir jugar, parece que aquel que se sale de la estructura establecida y con sus gambetas quiere sacar una sonrisa a la gente -y a la pelota- es castigado por desobedecer y no ser un jugador “disciplinado”. Y aquellos valientes que han usado sus caños, goles y demás como escudos han sido olvidados por todos o por la gran mayoría de simpatizantes de este deporte, o peor aún, no son conocidos ni nombrados.
Quizás muchas de las huellas que han dejado se han ido borrando, por el paso del tiempo supongo, o por la memoria a corto plazo que tenemos y que no nos alcanza para recordar a aquellos que en múltiples ocasiones hicieron de este, el deporte más conocido y apasionante del mundo. Otra de las causas del alzheimer futbolístico puede ser que en los años siguientes de la aparición de estos grandes jugadores, llegó otro audaz y se quedó con su trono, dejando así en el olvido a grandes elegidos.Hay que encontrarse de frente con este problema mundial que además es bastante serio -en unos países más acentuado que en otros-, porque la memoria se convierte en una necesidad en todo el globo terráqueo.
Si examinamos país por país -no todos- nos encontraremos con jugadores que emocionaron a nuestros antecesores y que por múltiples circunstancias hoy ni se nombran. Comencemos:Parece que la aparición de Diego en ese mundial del 86 eclipsó a todo el resto de jugadores que dejaron una marca importante en la historia del fútbol, no sólo argentino sino mundial. Es el caso de Mario Alberto Kempes, quizá mas idolatrado y querido por los aficionados del Valencia de España que por los mismos gauchos. Máxima figura del mundial del 78; su zurda potente, facilidad para el gol, velocidad, coraje y destreza hicieron conseguir el ansiado título mundial. Goleador dos temporadas consecutivas en la Liga española, mejor futbolista sudamericano del año 1978, sexto mejor jugador argentino del siglo XX, distinciones que muestran la gran importancia del matador para el balonpié mundial.
Otro caso es Omar Sívori; aunque se nacionalizó italiano, sangre albiceleste corría por sus venas. “El diferente” -como le decían en esa época- ganó las distinciones a mejor jugador de la copa América del 57, goleador de la Serie A del 59, balón de oro en el 61 y es considerado el décimo sexto mejor jugador sudamericano del siglo XX. Con todo esto nos damos el lujo de olvidarlos y no recordalos. Di Stéfano puede ser otro caso, amado, idolatrado, ovacionado en el Real Madrid y en Argentina es uno más, otro por detrás del gran Diego Armando Maradona.
Todos pensábamos que la historia futbolística de Brasil la comenzó a escribir O Rei a fuerza de goles y jugadas, pues nos equivocamos, nos olvidamos de un mulato de ojos verdes que fundó el modo brasileño de jugar, hablo de Artur Friedenreich, hijo de un alemán y una lavandera negra, jugó en primera división durante veinteseis años y se dice que nunca cobró un centavo. Se lo considera el máximo goleador del fútbol profesional con 1.329 anotaciones, 50 goles más que Pelé; desde Friedenreich el fútbol brasileño fue otro.
¿Quién lo diría? El país del fútbol, también tiene a sus próceres enterrados.
¿Quién lo diría? El país del fútbol, también tiene a sus próceres enterrados.
Muchos son los casos en tierras cariocas, como los de Leónidas o los de Didí (quien fue elegido el mejor creador de juego del mundial del 58) y por qué no recordar a Garrincha, ya que nunca hubo un puntero derecho como él. En el Mundial del 58 fue el mejor en su puesto y en el del 62 el mejor jugador del campeonato; nunca nadie le ha dado tantas alegrías al fútbol.
Alberto Spencer, para muchos desconocido, es considerado el mejor futbolista ecuatoriano de la historia y uno de los veinte mejores futbolistas sudamericanos del siglo XX. Spencer era el delantero de aquel Peñarol de la década de los 60 que sorprendió a propios y extraños junto a Pedro Rocha, Tito Goncalves, Joya, entre otros.
Es el máximo goleador en la historia de la copa Libertadores de América. Una de sus características principales era su potente cabezazo, por lo que se ganó el apodo de “Cabeza Mágica”, paradójicamente Spencer fue quien convirtió el primer gol de Uruguay en Wembley, anotó 451 goles entre partidos oficiales y amistosos. Un grande que muy pocos recuerdan.
Dos grandes como Platini y Zinedine Zidane han hecho que se olviden las maravillas de Raymond Kopa, “el napoleón del fútbol”, por su baja estatura y por su capacidad de conquistar cualquier campo de juego. Era un jugador de mucha movilidad y de gran regate, por esto fue acusado por sus compatriotas de poseer un estilo muy similar al nuestro, al sudamericano. En el año 58 fue incluido por los periodistas en el once ideal del mundial y galardonado con el Balón de oro como mejor jugador de Europa. Es considerado el tercer mejor jugador Francés del siglo.Otro que fue opacado por la magia de Zizou y de Platini fue Just Fontaine, nombrado por los periodistas Franceses como el mejor jugador galo de los últimos 50 años, además lidera la clasificación de máximos goleadores en una sola edición de las copas del mundo al anotar 13 goles en el Mundial de 1958.
En tierras charrúas debemos recordar a aquellos que forjaron la historia grande del fútbol uruguayo, como Ghigia, Obdulio Varela, El “mago” Héctor Scarone, entre otros, responsables de muchas alegrías uruguayas y de enmudecer un estadio repleto con 200.000 personas, entrando así en la historia grande del fútbol mundial.
Que Hungría no aparezca en el plano futbolístico, no es argumento para olvidarnos de esta gran selección que no obtuvo un título mundial, pero que hizo todo para lograrlo, desplegando un gran fútbol -revolucionario para la época-, con nombres importantes como los de Puskas, Kubala, Czibor o Kocsis, nombres que para muchos son extraños, pero que la pelota jamás olvidara.
Para finalizar quiero hacer una mención especial para un gran futbolista que por culpa de su país de orígen ( Liberia), nunca pudo sobresalir en una copa Mundial. Aptitudes le sobraban a George Weah, aquel negro imponente apodado ” el africano de oro”, quien emocionó al fútbol con sus corridas y con un gol maradoniano memorable encantó a todos los amantes de la pelota. Muchas distinciones obtuvo a lo largo de su carrera como el balón de oro al mejor futbolista africano en 1989, 1994 y 1995, en el 95 obtuvo el título de mejor jugador de Europa y el Fifa World Player al mejor jugador del mundo y fue elegido como uno de los 125 mejores futbolistas vivos de la historia. Un jugador diferente, que rompió el paradigma del jugador Africano y que muy pocos reconocen.
Sé que me faltaron muchos o pocos en esta lista interminables de cracks olvidados, quizá soy uno de los tantos que lastimosamente sufrimos de esa enfermedad llamada Alzheimer futbolístico. Pero deseo no sufrirlo, y es por eso que, desafiando la cruel memoria, espero haber revivido momentos y personajes maravillosos que merecen por sus grandes logros ser conocidos por los que estamos enamorados de este gran deporte.
Espero que dentro de 30 o 40 años, no olvidemos a los Iniesta, Ronaldo, Zidane, Messi y otros tantos jugadores que nos hicieron emocionar, y que nuestros hijos merecen conocer.
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