Ya pasó el especial de Garrincha, también la entrevista con René Houseman, e incluso recordamos a Sulú Cirioni, un amigo del fútbol de Jorge Valdano que no le gustaba transpirar. En la nueva edición de la nostalgia y el fútbol, el objetivo de Rock and Ball es traer al presente los goles que hizo Guilermo Stábile en la Copa del mundo de 1930, la historia del técnico más ganador del Seleccionado argentino.
“De Varallo a Palermo y desde Cherro a Valetín“, dice un histórico recitado que se refiere a los goleadores del club Boca Juniors. Acá, el futbolista que nos importa es Roberto Cherro, el delantero que arrancó como titular en la primera Copa del Mundo organizada por la FIFA, pero que después del triunfo por 1-0 ante Francia en el estadio Centenario de Montevideo terminó perdiendo el puesto con Stábile, quien luego hizo 8 goles en 4 partidos y no sólo fue el responsable del segundo puesto que obtuvo Argentina en 1930, sino que además se convirtió en el primer goleador de la historia de los mundiales. Guillermo Stábile, como Diego Maradona, Lionel Messi, el Papa Francisco e incluso el dulce de leche, también es argentino.
El Filtrador, fue primero, porque no tenía rivales en el mano a mano. Dicen que era capaz de pasar a cualquier defensa, a los 24 años jugó su primer y único mundial, y por más de no haber conseguido ningún título con el seleccionado nacional como jugador luego tuvo su revancha cono técnico, a lo que me referiré más adelante.
Stábile debutó en el Mundial de 1930 y marcó tres goles en un mismo partido (6-3 a México), algo que volvió a conseguir Gabriel Batistuta seis décadas después cuando le hizo la misma cantidad a Grecia. Bati rompió el récord y lo duplicó, porque cuatro años después le convirtió tres veces a Jamaica (5-0).
Entre 1924 y 1930 el fútbol en Argentina era amateur, aunque se les pagaba a los jugadores por izquierda, y en esa época los goles de Stábile se gritaban en Parque Patricios, porque hizo más de cien con la camiseta de Huracán. De ahí se fue al Génova, bajó su rendimiento en Napoli y terminó su carrera en el Estrella Roja de París (hoy en la Tercera división), donde fue campeón de Segunda, allí era técnico y jugador.
La edición especial de la revista El Gráfico de junio del 2011, decía: “Stábile era rápido, hábil, intrépido y ofensivo hasta la médula”. Así se ganó su lugar en la selección y luego el pasaporte al fútbol europeo. Para la época, tuvo una gran carrera como futbolista, sin embargo su apellido iba a empezar a sonar más fuerte entre 1939 y 1960, cuando dirigió casi ininterrumpidamente al seleccionado nacional y consiguió seis Campeonatos sudamericanos (hoy Copa América) y los Panamericanos de 1960.
Quizás, Stábile, haya sido el primer ídolo futbolístico a nivel nacional. Se podía coincidir o no, sin embargo los 85 triunfos, 21 empates y 21 derrotas en 127 partidos dirigidos lo habían transformado en una palabra autorizada. Quienes no lo querían festejaron el Desastre de Suecia en 1958, por no apostar a los jugadores jóvenes, esa fue la gran mancha de su curriculum vitae.
Cabe destacar, que después del Mundial de 1934 en Italia, donde Argentina quedó eliminada en primera fase, el seleccionado nacional no participó en ninguna Copa del Mundo por cuestiones políticas (Francia 1938, Brasil 1950 y Suiza 1954). Llegamos al mundial de Suecia como favoritos, agrandados, con cinco Sudamericanos en el bolsillo. Nos volvimos rápido. La historia de creernos campeones antes de jugar comenzó hace tiempo, no es nuevo. 1-6 contra Checoslovaquia y a las casas.
Un señor entrenador, que no sólo se destacó por sus logros conseguidos desde el banco de suplentes argentino, sino que al mismo tiempo consiguió tres títulos locales consecutivos con Racing (1949/1950/1951).
Pasaron los años, como la Academia, el Mundial de Suecia, y más allá de todo lo que había ganado, la final de la Copa Roca contra Brasil en 1960 le pegó fuerte. Se fue, consideró que su ciclo cómo cabeza del seleccionado argentino estaba terminado.
César Menotti decía qué si nacías en Parque Patricios era futbolista o boxeador, a Stábile le picó más el bichito de tener la pelota entre los pies. Fue un ganador, dentro y fuera de la cancha. Se dio el gusto de ser actor, porque en 1975 actuó de él mismo en la película Fantoche. El Filtrador pudo tener su último brindis de navidad el 25 de diciembre de 1966, falleció a los 61 años dos días después. Lo lloramos acá y en Italia, allí el diario II Corriere Mercantile, tituló: “Ora il filtrador e davvero legenda (ahora sí el filtrador es en verdad leyenda)”.
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