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Todos juntos. Capítulo LXVII del Lobo en la B

El dolor de una ciudad devastada por el temporal aún no pasó y más allá del triunfo de Gimnasia ante Douglas Haig las perdidas son irrecuperables. La capital de la Provincia de Buenos Aires está triste, con una imagen impactante que no tiene comparación con el desastre, pero observar el lago del Bosque vacío es un demostración más del fenómeno meteorológico que vivió La Plata hace diez días. A metros de allí jugó el Lobo, un equipo que intenta sonreír más allá de la tragedia, el mismo que le hizo tres goles al equipo revelación de la segunda ronda del Torneo Nacional. La tarde del sábado se tiñó de solidaridad, la gente llegó al Juan C. Zerrillo con su alimento, como durante toda la semana a la sede. Las adyacencias de la cancha del Lobo siempre son una fiesta, se acude con alegría, en este caso se pensó más en el otro que en Gimnasia. Argentina es un país solidario, como La Plata, con la hinchada de Gimnasia como estandarte. Se jugaba una final, se vivía como tal, pero con los pies sobre la tierra. Hay cosas más importantes que un partido de fútbol, pero el sábado los muchachos dirigidos por Pedro Troglio jugaron para la gente, para esa gente que perdió todo y que nunca les pidió nada. El camino parece cada vez más largo, el ascenso está a la vuelta de la esquina, que queda cada vez más lejos y se va a pie. Gimnasia dio una muestra de carácter ante el Milan de Pergamino, con futbolistas que juegan de memoria, que hace diez fechas que no pierden, los mismo que le están pisando los talones a Central y juegan para alejarse de Sarmiento.  A la estatua a Niell se le tendría que poner una placa con el nombre de Pereyra y una vincha como la que usa Oreja. En el Lobo no hay nombres propios, hay un equipo, porque todos juntos van en busca del objetivo. Acá no hay jugadores estrellas, acá hay hambre de gloria. Hambre de vuelta a Primera, mientras las caperucitas lloran y deambulan por los últimos puestos del fútbol grande de Argentina. La pelota volvió a rodar en La Plata, en una ciudad rara, que está triste, apagada. Gimnasia sigue trabajando para ayudar a los más necesitados, dejando la pelota en segundo plano pero usándola como excusa, ya que el jueves a las 20 en Polideportivo de la Sede del club se hará un evento a beneficio, allí jugará Troglio con los Mellizos Barros Schelotto, quienes no buscan ser tapa de un diario para ayudar. El Lobo está comprometido, con el ascenso, con los hinchas, con los damnificados. Sumate. Vení a ayudar. Todos juntos podemos.

El dolor de una ciudad devastada por el temporal aún no pasó y más allá del triunfo de Gimnasia ante Douglas Haig las perdidas son irrecuperables. La capital de la Provincia de Buenos Aires está triste, con una imagen impactante que no tiene comparación con el desastre, pero observar el lago del Bosque vacío es un demostración más del fenómeno meteorológico que vivió La Plata hace diez días. A metros de allí jugó el Lobo, un equipo que intenta sonreír más allá de la tragedia, el mismo que le hizo tres goles al equipo revelación de la segunda ronda del Torneo Nacional.

La tarde del sábado se tiñó de solidaridad, la gente llegó al Juan C. Zerrillo con su alimento, como durante toda la semana a la sede. Las adyacencias de la cancha del Lobo siempre son una fiesta, se acude con alegría, en este caso se pensó más en el otro que en Gimnasia. Argentina es un país solidario, como La Plata, con la hinchada de Gimnasia como estandarte. Se jugaba una final, se vivía como tal, pero con los pies sobre la tierra. Hay cosas más importantes que un partido de fútbol, pero el sábado los muchachos dirigidos por Pedro Troglio jugaron para la gente, para esa gente que perdió todo y que nunca les pidió nada.

El camino parece cada vez más largo, el ascenso está a la vuelta de la esquina, que queda cada vez más lejos y se va a pie. Gimnasia dio una muestra de carácter ante el Milan de Pergamino, con futbolistas que juegan de memoria, que hace diez fechas que no pierden, los mismo que le están pisando los talones a Central y juegan para alejarse de Sarmiento.  A la estatua a Niell se le tendría que poner una placa con el nombre de Pereyra y una vincha como la que usa Oreja. En el Lobo no hay nombres propios, hay un equipo, porque todos juntos van en busca del objetivo. Acá no hay jugadores estrellas, acá hay hambre de gloria. Hambre de vuelta a Primera, mientras las caperucitas lloran y deambulan por los últimos puestos del fútbol grande de Argentina.

La pelota volvió a rodar en La Plata, en una ciudad rara, que está triste, apagada. Gimnasia sigue trabajando para ayudar a los más necesitados, dejando la pelota en segundo plano pero usándola como excusa, ya que el jueves a las 20 en Polideportivo de la Sede del club se hará un evento a beneficio, allí jugará Troglio con los Mellizos Barros Schelotto, quienes no buscan ser tapa de un diario para ayudar. El Lobo está comprometido, con el ascenso, con los hinchas, con los damnificados. Sumate. Vení a ayudar. Todos juntos podemos.