Desde hace varios días, el desconcierto y el temor por un nuevo estallido bélico ocupan cada rincón de la península de Corea. Los recuerdos de las cruentas hostilidades del ‘50, una de las tantas contiendas que protagonizaron el capitalismo estadounidense y el comunismo chino-soviético, deambulan en las calles de Pyongyang y Seúl.
Corea del Norte declaró el “estado de guerra” contra su vecino, con quien ha mantenido un tensionante vínculo desde su nacimiento, en 1948 (tres años después de su liberación del Japón Imperial). Ambos países, que siempre reclamaron su soberanía sobre toda la península, tomaron rumbos diferentes y apoyaron sus métodos de dirigencia en bases contrapuestas. Uno encontró en la Unión Soviética (URSS) y China el apañamiento ideal para forjar un socialismo liderado hoy por Kim Jong-un. El otro edificó su estructura socio-económica bajo el ala de Estados Unidos y se erigió en una de las economías más poderosas del globo terráqueo.
Más allá de haber iniciado gestiones para establecer la paz, las soluciones definitivas jamás aparecieron y la crispación comenzó a crecer a principios del Siglo XXI. Ante este panorama, el gobierno norcoreano afirmó que cualquier inconveniente con su similar del Sur será resuelto a través de vías militares. A pesar de la magnitud y situación crítica del contexto, el fútbol también representa un punto de desencuentro entre estas naciones.
Un numeroso sector del mundo reconoce a Corea del Sur como un elenco que ha evolucionado de manera notoria en el último decenio. La organización del Mundial 2002 junto a Japón agigantó a los Tigres de Oriente, que en las cuatro ediciones anteriores habían participado con poca fortuna. Bajo la conducción técnica del holandés Guus Hiddink, el seleccionado sorprendió gratamente en la primera Copa del milenio: sorteó con éxito el grupo D y se cargó a Italia (octavos de final) y España (cuartos). Y, aunque cayó ante la poderosa Alemania en semifinales, rubricó un papel histórico con un estupendo cuarto lugar.
Corea del Sur eliminó a España en la primera Copa del siglo:
La suerte no fue la misma en 2006 -se despidió en la fase inicial-, pero la satisfacción volvió a escena en Sudáfrica 2010. En dicha cita compartió zona junto a Argentina y avanzó a la segunda ronda como escolta del cuadro de Diego Armando Maradona. No obstante, la expectación y la esperanza sucumbieron contra al revitalizado Uruguay y le jerarquía goleadora de Luis Suárez.
Anfitriona de la Copa Mundial Sub-17 en 2007, Surcorea también ha conquistado en dos oportunidades la Copa Asiática (en Hong Kong 1956 y en 1960, en condición de local) y fue finalista de dicha competición en 1972, 1980 y 1988. Su certamen doméstico profesional dio inicio en 1983, con el título obtenido por Hallelujah, y persiste hasta la fecha. La K-League Classic cuenta hoy con 14 equipos participantes que disputan una fase regular: los siete mejores avanzarán a la ronda final por el trofeo; mientras que los restantes jugarán una liguilla para determinar los descensos a Segunda División.
La realidad del otro lado del Paralelo 38 (línea imaginaria del Ecuador, utilizada en 1945 para separar las dos repúblicas) posee pocos puntos en común. La trayectoria de Corea del Norte en Mundiales es de tamaño minúsculo. En 1966 integró la cuadrilla D junto a la URSS -por entonces, subcampeona vigente de Europa- y la imponente Italia, que justamente abandonó Inglaterra tras caer 1-0 frente a los Caballos con Alas. La algarabía por clasificar a la siguiente instancia, empero, se hizo añicos días después en las manos del Portugal del legendario Eusebio.
Cuarenta y cuatro años después el planeta volvió a observar al conjunto oriental en el máxima torneo de seleccionados. Tras obtener sus pasajes a tierras sudafricanas en las eliminatorias de Asia y Oceanía, formó parte del Grupo de la Muerte junto a Brasil, Portugal y Costa de Marfil. Una digna derrota ante a la escuadra sudamericana (2-1) había causado cierto impacto positivo, pero las goleadas sufridas con el representativo luso (7-0) y el marfileño (3-0) sepultaron cualquier ilusión de sobrevivir. La estrepitosa eliminación provocó que la mayoría de los futbolistas soportaran el escarnio, críticas y burlas del público y las autoridades del país. En tanto, el entrenador Kim Jong-hun debió realizar trabajos comunitarios.
Con escasos galardones continentales en sus vitrinas, Norcorea ha exhibido rendimientos y resultados dispares en las pocas Copas de Asia en las que participó. Su mejor actuación en esta competición tuvo lugar en Kuwait 1980, cuando se despidió en semifinales -justamente- contra la selección sureña de la península. Clasificada para el compromiso de 2015, que se desarrollará en Australia, buscará el objetivo de remendar su pálida imagen.
Corea del Norte y Corea del Sur atraviesan un presente ajetreado, duro y tenebrosamente impredecible. La posibilidad de un nuevo conflicto armado amenaza una paz casi ficticia entre dos naciones que exhiben sus diferencias en la mayoría de los aspectos: tanto en la política como dentro de un campo de juego.
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