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A pedir de Boca

Boca volvió a ganar, llegó a los 36 puntos en 16 partidos y se aseguró el primer puesto, hasta perdiendo los tres partidos que faltan puede coronarse campeón del Torneo Apertura 2011.

Los dirigidos por Julio César Falcioni no son los que más goles hicieron, 19, pero si los que menos goles recibieron, solamente 4, y con la victoria ante Godoy Cruz llegaron a los 26 partidos sin perder y quedaron a 14 del récord de Carlos Bianchi en la temporada 1998/99 cuando Boca fue bicampeón y alcanzó los 40 encuentros sin derrotas. ¿Como no darle mérito al entrenador?.  En la segunda fecha del torneo los hinchas, el periodismo, y algunos dirigentes pedían la cabeza de Falcioni. Es que el Xeneize jugaba feo, no era protagonista. Boca tenía a los mejores jugadores del país y nada.

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De a poco, Falcioni encontró la columna vertebral del equipo. Agustín Orion en el arco, el ex jugador de Estudiantes de La Plata se convirtió en una pieza fundamental del equipo en contra del escepticismo en general, pocos creían en él. Rolando Schiavi, quien algunos decían que ya estaba viejo, demostró la importancia de la experiencia, y a los gritos, con voz de mando, ordenó a lo peor que tenía Boca desde hace varios años, la defensa. Leandro Somoza, a veces irregular, le dio templanza a la mitad de cancha, siempre bien parado en su lugar. Juan Román Riquelme sumó socios por la izquierda, fue letal mientras jugó, su nivel en la primera parte del campeonato fue fundamental para que hoy Boca esté donde esté.  En la delantera hubo rotación: Lucas Viatri, Darío Cvitanich, Nicolás Blandi, Pablo Muche, Sergio Araujo incluso. Todos estuvieron a la altura, algunos con goles y otros con sacrificio. Todos fueron parte de un equipo que, si no pasa nada raro, sería campeón en cuestión de días. Tras el retiro de Martín Palermo el Mundo Boca se había paralizado, creían que con el Loco se habían ido los goles, los festejos, los récords, parte de la historia del club. Sin embargo, casi todo fue distinto. Los goles se extrañaron, porque Palermo era capaz de hacer uno por partido, pero los festejos se mantuvieron e hicieron olvidar al goleador contemporáneo del fútbol argentino.

[youtube 4-6Qc7m63fc]

Que Boca haya llegado hasta acá no es cuestión de suerte, es cuestión de efectividad y trabajo. Quizás no sea el equipo que mejor juegue de todos, pero si es el mejor de Argentina. "Las buenas defensas ganan campeonatos", dice el proverbio futbolero. Así será, así fue. En los vestuarios de La Bombonera se dejaron de lado los puteríos, los Teatros de revista, la Tinellimanía y se empezó a hablar solo de fútbol. Virtud del técnico y de los jugadores. La unión hace la fuerza. En Boca, todos tiraron para el mismo lado.

[youtube cgO4SWXHVdU]

A mitad de año, con el descenso de River hecho realidad muchos creyeron que el próximo en caer era el equipo Xeneize. Las malas campañas, las internas políticas y deportivas eran tapas de los diarios, pero sin embargo no fue así. Cinco meses después. Puntero. Primero. Casi campeón. Superávit. Todo color de rosas. Todo lindo. Todo bien.

Boca volvió a ganar, llegó a los 36 puntos en 16 partidos y se aseguró el primer puesto, hasta perdiendo los tres partidos que faltan puede coronarse campeón del Torneo Apertura 2011.

Los dirigidos por Julio César Falcioni no son los que más goles hicieron, 19, pero si los que menos goles recibieron, solamente 4, y con la victoria ante Godoy Cruz llegaron a los 26 partidos sin perder y quedaron a 14 del récord de Carlos Bianchi en la temporada 1998/99 cuando Boca fue bicampeón y alcanzó los 40 encuentros sin derrotas.

¿Como no darle mérito al entrenador?.  En la segunda fecha del torneo los hinchas, el periodismo, y algunos dirigentes pedían la cabeza de Falcioni. Es que el Xeneize jugaba feo, no era protagonista. Boca tenía a los mejores jugadores del país y nada.

De a poco, Falcioni encontró la columna vertebral del equipo. Agustín Orion en el arco, el ex jugador de Estudiantes de La Plata se convirtió en una pieza fundamental del equipo en contra del escepticismo en general, pocos creían en él. Rolando Schiavi, quien algunos decían que ya estaba viejo, demostró la importancia de la experiencia, y a los gritos, con voz de mando, ordenó a lo peor que tenía Boca desde hace varios años, la defensa. Leandro Somoza, a veces irregular, le dio templanza a la mitad de cancha, siempre bien parado en su lugar. Juan Román Riquelme sumó socios por la izquierda, fue letal mientras jugó, su nivel en la primera parte del campeonato fue fundamental para que hoy Boca esté donde esté.  En la delantera hubo rotación: Lucas Viatri, Darío Cvitanich, Nicolás Blandi, Pablo Muche, Sergio Araujo incluso. Todos estuvieron a la altura, algunos con goles y otros con sacrificio. Todos fueron parte de un equipo que, si no pasa nada raro, sería campeón en cuestión de días.

Tras el retiro de Martín Palermo el Mundo Boca se había paralizado, creían que con el Loco se habían ido los goles, los festejos, los récords, parte de la historia del club. Sin embargo, casi todo fue distinto. Los goles se extrañaron, porque Palermo era capaz de hacer uno por partido, pero los festejos se mantuvieron e hicieron olvidar al goleador contemporáneo del fútbol argentino.

Que Boca haya llegado hasta acá no es cuestión de suerte, es cuestión de efectividad y trabajo. Quizás no sea el equipo que mejor juegue de todos, pero si es el mejor de Argentina.Las buenas defensas ganan campeonatos“, dice el proverbio futbolero. Así será, así fue.

En los vestuarios de La Bombonera se dejaron de lado los puteríos, los Teatros de revista, la Tinellimanía y se empezó a hablar solo de fútbol. Virtud del técnico y de los jugadores. La unión hace la fuerza. En Boca, todos tiraron para el mismo lado.

A mitad de año, con el descenso de River hecho realidad muchos creyeron que el próximo en caer era el equipo Xeneize. Las malas campañas, las internas políticas y deportivas eran tapas de los diarios, pero sin embargo no fue así. Cinco meses después. Puntero. Primero. Casi campeón. Superávit. Todo color de rosas. Todo lindo. Todo bien.