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River: ¿Tapar agujeros o formar un equipo?

Los buenos jugadores, duran un suspiro en la primera de River. Con muy pocos partidos son vendidos por cifras exóticas. Los que no son buenos, en cambio, se quedan. Mas allá de las ventas millonarias, no se incorpora jerarquía, y el pasivo aumenta mes a mes. Manteniendo a los malos, desprendiéndose de los buenos, vendiendo futuro para comprar pasado. ¿Esta es la manera a través la cual Daniel Passarella pretende resurgir a River como él mismo dijo?

Desde hace bastante tiempo, la lógica con la que se rigen los dirigentes de River Plate a la hora de manejar las arcas del club viene siendo siempre la misma. Vender, para incorporar; vender, para pagar deuda; vender para dibujar. Con el alto nivel del pasivo como excusa,  los directivos bajan el mensaje de que “para comprar, primero hay que vender”, lo que llevó al club de Núñez a entrar en una bicicleta difícil de salir. Se ha vendido por millonadas en los últimos veinte años, cifras que suman un monto superior a los 100 millones de dólares, sin embargo, el pasivo aumenta y la deuda es cada vez mayor. Entonces la pregunta que surge es, ¿a dónde va a parar la plata?

Remitiéndonos exclusivamente a los  42 meses que lleva esta gestión, podemos hacer un pequeño raconto superficial de las grandes ventas que se dieron con Passarella como presidente. Diego Buonanotte fue vendido al Málaga por la suma de 4,5 millones de euros en enero de 2011 con poquito más de 100 partidos en primera. En agosto de ese mismo año, el diamante en bruto Erik Lamela fue cedido a la Roma por 18 millones de la moneda europea, con tan solo 36 partidos disputados con la banda. En el mismo mes, Roberto Pereyra se fue al Udinese por otros  4,5 millones de la misma moneda, habiendo jugado apenas 44 partidos en la primera de River. Un año más tarde, luego del la fatídica “excursión” por la B Nacional, le llegó el turno a Lucas  Ocampos, que emigró al Mónaco francés por una cifra que ascendía a los  16 millones de euros tras, haberse presentado con el “manto sagrado” en tan solo 39 oportunidades.

Hoy, son fuertes los rumores de una posible venta de la nueva aparición, el colombiano Eder Álvarez Balanta. Se habla de una suma millonaria que rondaría los 14 millones de euros. “Una locura”, “irresistible”, son algunos de los argumentos que esgrimen quienes defienden, vaya a saber uno con que intereses, a esta nefasta gestión. Hablamos de un jugador que aun no completó sus primeros 10 partidos en la primera división, que tiene un futuro enorme, que demostró que no le pesa para nada la camiseta y  que promete mucho.

¿Por qué debería creer el hincha de River que la venta de Balanta es “necesaria”? Fueron vendidos Buonanotte, Lamela, Pereyra y Ocampos. Ingresó dinero por los traspasos millonarios de Mascherano y Alexis Sánchez al Barcelona, y Falcao al Atlético de Madrid. Sin embargo, la deuda sigue aumentando. Sin embargo, el plantel se sigue desarmando. Sin embargo, se sigue incorporando mucho, malo y barato. El año electoral juega un papel importante  y puede condicionar a esta gestión si algún trasnochado piensa en la reelección. Como dice el dicho “hazte la fama, y échate a dormir…”. Más allá de que, debido a las elecciones, este libro de pases sea la excepción y a partir de esta venta se incorpore bien, nada va a tapar los desmanejos producidos en 3 años y medio de gestión.

El Kaiser lo hizo firmar contrato hace unos dias. Es inminente la venta de Eder.
El Kaiser lo hizo firmar contrato hace unos dias. Es inminente la venta de Eder.

Solo hace falta repasar los nombres mencionados para imaginar el equipazo que podría tener Ramón Díaz hoy.  Si River tuviese una dirigencia seria, honesta y, por sobre todo, capaz  tendría la infraestructura necesaria para retener a los jugadores por un tiempo mayor y no tendría la necesidad de andar corriendo detrás de una venta millonaria para tapar los agujeros que produce este deficitario modelo de conducción. “No voy a regalar el patrimonio del club” dijo DAP en su campaña. Y eso no lo podemos negar, está cumpliendo. Así como tampoco podemos negar que prometió no  vender a “los pibes” y no lo cumplió.

Vendiendo a los buenos, reteniendo a los malos, incorporando con negociados resulta casi imposible formar un equipo, que tenga una base estable, que se conozca, que juegue de memoria, que aspire a lograr grandes cosas. Con objetivos altos, con sueños de grandeza, con proyectos a largo plazo. Pensando siempre en el corto plazo, en la venta desesperada para dibujar el balance, va a ser muy difícil que River vuelva a ser lo que alguna vez supo ser.

Hay que tener en cuenta que de todos estos jugadores mencionados, River no era dueño del 100% de ninguno, así como no lo es del colombiano sensación, debido a que esta dirigencia implementó un mecanismo por el cual se fueron cediendo distintos porcentajes de distintos juveniles con fines desconocidos. A lo que hay que sumarle el famoso 15% de Buonanotte, el holandés que se llevó parte de la torta de Lamela en carácter de “intermediario”, las irregularidades en el préstamo de Lanzini a Fluminense, la sospechosa operación a través de Unión San Felipe de Chile para la incorporación de Bottinelli. Estos son, entre otros, algunos de los motivos que nos obligan a poner un manto de duda y una lupa gigante en esta posible venta de Balanta.