Atrás quedaron los días en los que “El Chori” asomó la cabeza a la primera división con la camiseta de Quilmes y bailaba en cada festejo de gol. Junto con Rodrigo Braña, y Adrián Giampietri eran las caras mas aclamadas de un Cervecero que buscaba el ascenso a primera.
Pero ese cariño quedó opacado luego de distintos motivos. El periodista Germán Rodríguez, identificado con el equipo del sur, y conductor de “El fútbol de Quilmes” (Canal 7, Cablevisión Zona sur), aportó detalles a Rock ‘N Ball sobre la mala relación del Diez de River con la parcialidad cervecera.
Según Rodríguez, la buena relación se comenzó a disipar cuando “El Chori” se hizo amonestar en la primera final frente a Belgrano por la promoción de la temporada 1999/2000. Quilmes terminó perdiendo esa serie en Córdoba y militó un año más en la B Nacional. ¿El motivo de su amonestación? Domínguez quería jugar el Preolímpico de Brasil y para ello debía privarse de la final decisiva. En aquel certamen Argentina no logró el objetivo principal que era clasificar a los Juegos Olímpicos de Sidney de ese mismo año.
Las cosas no fueron mejorando cuando Domínguez pasó a River, sino que empeoraron. Rodríguez aseguró que la forma de ser del ex Valencia, entre otros, dio un giro brusco, y que el trato ya no era el mismo para con quienes antes compartía una mesa y les brindaba notas desinteresadamente.
La frutilla del postre llego aquella tarde de 2003, cuando el estadio Monumental fue testigo de un partido polémico. Quilmes ganaba 2 a 0 y le expulsaron dos jugadores, a partir de allí la cancha se inclinó para el local, que consiguió el empate de la mano de Alejandro Domínguez. Sumergido en la euforia de los insultos previos por parte de los cerveceros, y la algarabía de un empate agónico, “El Chori” se sacó la camiseta y le gritó el gol en la cara a la popular visitante.
Si bien en estos días previos al choque, el conductor Millonario intentó calmar las aguas desde el Twitter, en el sur lo esperan con toda la hostilidad posible. Este sábado a las 17.15, el estadio Centenario de Quilmes jugará un partido aparte. En varios foros, los hinchas cerveceros piden llevar silbatos, para que cada vez que el 10 de River toque la pelota sea repudiado.
En Quilmes “El Chori” dejó buenos recuerdos de la línea de cal para adentro, pero -para algunos- también provocó heridas que lejos de cerrar, duelen y están cada vez más abiertas.
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