El DT del Madrid explotó una vez más. Messi decretó el 3 a 2, dándole la Supercopa española al Barcelona, y tras una patada de Marcelo a Fabregas, la nueva estrella blaugrana, se armó lío en la mitad de la cancha: hasta José Mourinho quiso descargar su bronca, y vaya que lo hizo metiéndole un dedo en el ojo a Tito Vilanova, ayudante de Pep Guardiola. ¿Qué te pasa, Mou?
No podemos dudar de las capacidades técnicas que, para dirigir técnicamente a un equipo, posee Mourinho, el actual DT del Real Madrid. Lamentablemente tampoco podemos poner en cuestión su otro lado, el “lado B”: el del Mou calentón, con poca autocrítica, especialmente cuando su equipo, ese en el que se invirtieron tantos millones (prácticamente en vano), no logra ganarle al Barcelona de Pep Guardiola y Lio Messi. Tal vez futbolísticamente y en contadas ocasiones, pero nada más allá de eso.
En este caso hablamos del partido de vuelta por la final de la Supercopa española. En la ida habían empatado 2 a 2 y, por cierto, el DT merengue ya había comenzado a mostrar algunas de sus chiquilinadas y berrinches. Pero volvamos al partido de vuelta: minuto 9 del segundo tiempo. El 10 argentino, luego de recibir una patada del especialista Marcelo, se encontraba cerca del banco de suplentes galáctico cuando el propio Mourinho hizo un horrible gesto de mal olor, seguramente haciendo alusión a que el crack rondaba por el lugar.
Lionel Messi volvió a cerrarle la boca, por supuesto, pero en el verde césped. Ya había puesto el 3 a 2 a favor del blaugrana cuando Marcelo, vuelvo a reiterarlo, para mí crack hegemónico del ranking rústico, volteó a Cesc Fabregas de un patadón en la mitad de la cancha. Además de ligarse la roja el brasileño terminó de desatar el quilombo, que junto con la calentura del Madrid hizo perfecta combustión luego de otra muestra del 10 argentino que tocó, fue a buscar y la puso al lado del palo izquierdo de Iker Casillas para desatar la locura culé.
En medio del tumulto y como todo estratega, Mou decidió infiltrarse silenciosamente en la pelea y, nada más ni nada menos, meterle un dedo en el ojo a Tito Vilanova, ayudante de campo de Pep Guardiola. Así como vino se fue, mirando para otro lado y sin darle importancia al empujón que le dio el barcelonista por la cobardía que había hecho. Así está Mourinho hoy. Después de hablar y hablar, ya sea de Messi, de Guardiola o de quien quiera, el Barcelona no para de robarle títulos al Real Madrid y a su DT bocón, cosa que ya se hizo costumbre.
Saltaron todos
Obviamente, todo esto trajo repercusiones, temas para hablar sea más allá de lo futbolístico o no. Pasemos por alto las declaraciones del rey de la venta de humo, Ricardo Caruso Lombardi, alegando que, al no demostrar nada ni en la Copa América ni en el Mundial, Messi está en deuda con todo el mundo. Sin palabras.
La acción de Mourinho provocó la bronca del plantel blaugrana, que luego de terminado el encuentro y tener su merecido festejo le fueron con la plancha a la rodilla al DT merengue: “Mourinho está destrozando el fútbol español”, dijo Piqué. Un poco exagerado, seguro, pero no le falta nada de verdad a la frase. Por su parte, Xavi declaró que “nosotros intentamos jugar al fútbol y al Real no le llega para ganarle al Barcelona”, agregando que la patada del brasileño a Cesc fue “criminal y bestial”.
También Dani Alves quiso dar palabra expresando su enojo ante el DT madridista: “El jefe debe dar el ejemplo. Si tienes una referenca negativa, vas a hacer cosas negativas”. Y, para ponerle la frutilla a la torta, Pep Guardiola advirtió: “Cuidado, porque un día nos haremos daño”. Clarito. A pesar de la alegría que provocó tener la Supercopa en su haber (Messi se convirtió en el máximo goleador de la competencia, superó a Raúl) el equipo blaugrana se fue muy caliente del Camp Nou, especialmente con el técnico portugués quien, para mí y varios más, debería controlarse un poco más.
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