El 1 a 1 ante Bolivia deja muchas preocupaciones de cara al futuro. No hay juego, y se sufre demasiado…
Siguen los golpes. En los últimos tiempos, la Argentina se ha acostumbrado a perder (o en este caso, a decepcionar) demasiado. Ya es una frase común y que se repite. Justamente, eso es lo preocupante: que se siga repitiendo. El empate ante los bolivianos enciende una alarma que cada día suena más fuerte. Ni siquiera el gol que el árbitro ecuatoriano Carlos Vera le anuló a Higuaín cuando iba 0 a 0 es una excusa.
No es culpa de Messi tampoco. Basta con esa justificación fácil y que le quita responsabilidad al resto. El equipo entero es culpable del pésimo presente. Porque Pastore tampoco rinde lo que la gente espera, por citar otro ejemplo, y porque hay otros jugadores que demuestran no estar a la altura. ¿Hace cuanto que la defensa no da seguridad?
La zaga central es de lo más flojo que tiene la Argentina. El gol de Martins llegó por un grosero error de Demichelis, que después también siguió rifando pelotas en lugares peligrosos. Burdisso tampoco se queda atrás, y no rinde al nivel que alguna vez supo mostrar con la celeste y blanca. De hecho, el mejor de los de abajo fue Clemente, uno que hace mucho no se calzaba la Albiceleste. Zabaleta, en líneas generales, cumplió.
Además, el mediocampo se notó que estuvo prácticamente partido. Gago no estuvo preciso y Mascherano quedó muchas veces solo en el marcaje, mucho más cuando Ricky Álvarez tampoco estaba brindando una de sus mejores producciones. Por lo tanto, más allá del poderío ofensivo, se nota las falencias que tiene esta selección argentina, cada día más lejos de estar entre las mejores…
Este choque se había dando en julio pasado en el debut de la Copa América. Aquella noche, también un viernes, Agüero entró en el segundo tiempo, y salvó al equipo de Batista. En esta ocasión, fue Lavezzi quien ingresó y le dio la igualdad al equipo. No hay juego colectivo, solo individualidades en la delantera que la mayoría de veces no alcanza. El concepto ya suena repetitivo, pero es el verdadero problema de un seleccionado que aún sigue buscando una solución.
LOS GOLES
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