El rendimiento de Boca es paupérrimo. Su cercanía a los últimos puestos en la tabla del Torneo Final y la clasificación, con tal sólo nueve puntos, a la siguiente fase de la Copa Libertadores trasladan a los resultados tal afirmación. Los puntos conseguidos en el certamen continental parecen encontrar sustento en una dosis de heroísmo, coraje y déficit del rival. Por eso mismo, la polémica se desató. Más aún, cuando en el banco Xeneize, aparece la figura de Carlos Bianchi.
El “Bombonerazo” habló. En el partido frente a Godoy Cruz, correspondiente a la última fecha del Torneo Inicial, los hinchas manifestaron su enojo por el acuerdo de renovación a Julio Falcioni. Daniel Angelici, presidente de la institución, se hizo eco de lo sucedido y dio marcha atrás con el acuerdo de palabra. El grueso de los hinchas se olvidó de la enorme labor del Emperador en el club. El ex técnico de Banfield consiguió lo que parecía imposible, eso mismo que no lograron Basile, Alves, Pompei y Borghi: Volver a pelear campeonatos locales, salir campeón invicto, el regreso al certamen más importante del continente y llegar a la final del mismo. Nada de eso importó. El simpatizante de Boca, bajo su arrogancia, creyó que sólo importaba el bajo nivel que había demostrado el equipo ese último semestre. Y, sin la confirmación del Virrey, decidieron dar por terminado el ciclo de Falcioni en el club.
Aquel Boca era un paraíso, en comparación al actual. El rendimiento colectivo e individual disminuyó notoriamente. Una de las pocas excepciones a la regla es Agustín Orión, quién mantiene un óptimo nivel en el arco y, además, desvió penales claves para conseguir los pocos puntos cosechados. El foco principal del problema parece ser la defensa. Los nombres pedidos por Bianchi, al menos en ese sector, no llegaron. Daniel Diaz y Paulo Da Silva eran los preferidos del Virrey, quién finalmente recibió la llegada de Claudio Pérez. La ausencia de un jugador como Schiavi se siente, ya que ni Caruzzo ni el Chiqui lograron afianzarse en el puesto y, Burdisso, necesita un líder a su lado para potenciarse. No es casualidad que su mejor rendimiento en el club fue al lado del “Flaco”. Además, su auge fue en aquel titulo conseguido con Arsenal, donde se dio el lujo de compartir la zaga central con Lisandro López. Actualmente, el hermano de Nico, parece contagiado de la inseguridad y el aturdimiento de sus compañeros.
Por eso mismo, Bianchi deberá seguir improvisando para ver de que manera le encuentra la vuelta a un equipo que no evidencia ideas. Las lesiones en el mediocampo lo obligan a hacer malabares para alinear al equipo titular, y tan sólo las ganas de Blandi es el único condimento positivo para una ofensiva que se choca constantemente con la defensa rival. Ni la llegada de Juan Manuel Martínez ha logrado maquillar el desastre. A partir de junio, sin límites de cupos de refuerzos, el Virrey tendrá la posibilidad de barrer, limpiar y volver a ordenar su casa. Tan sólo así, podrá volver a saborear las mieles del éxito.
Twitter : @LucasLischinsky
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