El campeón del Torneo Final. El único equipo argentino dentro de los cuatro semifinalistas en la Copa Libertadores. ¿Por qué Newell’s?
Porque tiene una identidad que respeta a rajatablas. Sabe a qué juega pese a que haya recambio de nombres. La idea está por encima y la idea, también, es congruente con los intérpretes. Hay buen pie en todas las líneas de Newell’s (en las 4 si contamos al arquero) y desde el cuerpo técnico se baja el mensaje de jugar. Siempre. El funcionamiento colectivo potencia la individualidad y no al revés, como es común en nuestro fútbol.
Porque respeta la pelota. Intentar salir jugando hasta las últimas consecuencias. Es el único equipo del fútbol argentino que, además de tener la intención de salir jugando, lo tiene aceitado. Por más buenas intenciones que tengas, necesitás un funcionamiento que lo respalde. Bernardi mete la cola entre los centrales que se abren. Los laterales se paran más allá de la mitad de cancha y el que se acerca a recibir suele ser Pablo Pérez. El arquero Guzmán es un jugador de campo más. Jamás se la saca de encima. Toca por afuera con uno de los centrales. Para eso se necesita un arquero con buen manejo, así el ataque emerge con cimientos confiables.
Porque cuando lograr filtrar el primer pase, predomina la movilidad sin pelota. No hay posiciones fijas. Maxi Rodríguez aparece por izquierda, por derecha, como segunda punta. Se mueve con total libertad tanto él como Tonso o Figueroa. Esto promueve la fabricación de espacios y la aparición de opciones de pase. Suele encontrar jugadores sin marca porque distrae con el movimiento previo.
Porque sorprende con la llegada de sus laterales. Parten desde la mitad de cancha y pasan a la espalda del volante de su sector para generar superioridad numérica, el famoso 2-1. El semestre de Casco sobre todo fue superlativo. Brindó llegada a raya final y una cuota de gol importante a la que no estaba acostumbrado.
Porque todos sus volantes, salvo el de contención, llegan y pisan el área en cada ataque. Ante rivales bien cerrados y la imposibilidad de romper con claridad, termina asediándolos. Con no menos de seis jugadores que bordean el área. Intenta por abajo con el pivoteo de un delantero, con un pase en cortada a la espalda del defensor. Cuando no se puede, insiste por vía área, con centros desde los dos sectores. El primer gol termina llegando por persistencia y ahí se le esclarece el partido.
Porque tiene al mejor jugador del fútbol argentino desde hace un año, Ignacio Scocco. Un delantero completo, que se puede tirar a los costados y desequilibrar, que se asocia al circuito de juego, que tiene buena media distancia y frialdad a la hora de definir. Scocco, junto a Heinze, Bernardi y Maxi, amalgamó un equipo repleto de jóvenes. Dentro de esos proyectos resalta Vergini, futuro de Selección. Una garantía tanto por arriba como en el mano a mano contra el delantero. Además, no rifa una pelota por más apretado que esté.
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