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Ponzio, el Errico Malatesta de River

River es un anarco-equipo de fútbol. Y dentro del imperio del desorden táctico y la suma de las individualidades, Leo Ponzio aparece como el principal impulsor de ese descalabro que al equipo le cuesta goles y derrotas. Ponzio debe dejar de jugar a ser el héroe y empezar a jugar para River.

Wikipedia nos dice lo siguiente sobre el Anarquismo: “El anarquismo (la filosofía política que propone una sociedad de libertades individuales, sin autoridad o poder público, basada en la ayuda mutua y la cooperación voluntaria”. Cualquier semejanza con cómo juega River no es pura coincidencia. Y dentro de esa “ayuda mutua” y “Cooperación voluntaria”, que termina conduciendo a la nada misma, se termina destacando, por los peores motivos, la figura de Leonardo Ponzio, quien vendría a ser el Errico Malatesta de este River. ¿Quién? Malatesta es un filósofo italiano, el principal impulsor del anarquismo en River. Y Ponzio, detrás de Ramón Díaz, es el principal anarquista de este equipo. Si alguien le pregunta a quién corre y de qué juegue, probablemente Ponzio no lo sepa. O, lo que es peor aún, crea saberlo.

La imagen que da pie a la foto que ilustra el artículo.
La imagen que da pie a la foto que ilustra el artículo.

Ponzio viene jugando mal hace mucho tiempo. Pero mucho en serio. Desde tiempos de Almeyda, incluso. Hoy, en este River, es algo así como el líder de los sin líder. Se quiere cargar un equipo al hombro que todavía no es tal. Así juega de cinco, de doble cinco, de stopper, de lateral derecho y hasta de “8” con una particularidad: en todos esos roles no lo hace pasando los 4 puntos. Flojísimo.

Ante Godoy Cruz, salió a hacer una Sanmartineada en el último minuto y le regaló la chance del segundo al Tomba. Ante Colón, corrió de manera estéril al chico Luque hasta que este ajustició a professional essay writers Marcelo Barovero y regaló la pelota en el tercer gol santafesino, en lo que fue su enésimo pelotazo -mal- cruzado de la noche. Demasiado. Y Demasiado poco.

La culpa es de Ramón Díaz, claro. El DT lo sostiene. Elige ponerlo y, hasta la llegada de Fernando Cavenaghi, era quién lleva la cinta. Parece el referente de un plantel sin rumbo. Que acumula buenos pies, pero que necesitó del ingreso de Jonathan Fabbro para “ordenarse” un mínimo. Fabbro, casi sin actividad oficial y siendo criticado como fue, terminó “acomodando” un poco a River. Se juntó con Lanzini, obligó a Cavenaghi a jugar más adentro del área y ahí vino el gol de River. Lanzini rompiendo por el medio y Cavenaghi, en el área, definiendo. El resto del partido fue: Cavenaghi diez metros delante del eje Ponzio-Kranevitter, porque no le dan una pelota al pie y Lanzini condenado a la izquierda, como si de extremo sirviera más o fuera más dañino que por el medio. Curioso que Ramón no lo sepa.

Y el que paga el pato es Teo, porque al colombiano tampoco le llega una. Y él, en lugar de bajar a buscarla y meterse en el barro, se aisla. Se corta. Se cohíbe. Y así es como el DT lo saca, lo utiliza como fusible de un sistema fundido antes de empezar el partido. Así no va. Y dentro de ese reino de posiciones inventadas, de una línea de 3 sostenida más por capricho que por funcionamiento, Ponzio aparece como el ejemplo más claro de que la Anarquía no es el camino.

Patriadas, corridas como un caballo desbocado, cambios de frente creyéndose Beckham que a duras penas encuentran el botín de un rival. Remates al arco desde lugares imposibles o desde distancias que ni el propio Carlos Javier Netto patearía. Jugar The regimen and the timing of systemic chemotherapy and portal-vein embolization have been variable buy doxycycline Pills Online No Prescription, butВ  “de lo que sea”, no termina siendo una “polifunción”, sino que termina siendo un problema. Si los pelotazos de Leo son un karma cuando los hace cómo número cinco, ¿cómo serán cuando los hace jugando en la última línea, con el equipo saliendo? Bue, el tercer gol de Colón explica eso.

Así las cosas nadie puede dudar que River tiene buenos jugadores. El tema es que esos buenos jugadores están desperdigados por la cancha, cooperando todos entre sí para el único fin, que es la victoria de River. El tema es que la suma de voluntades no alcanza y se cae en las libertades individuales. Y, en ese ítem, Ponzio hace uso y abuso.

Sí, la culpa principal es de quién lo pone, claro. Pero Leo debería darse cuenta que no es una cruza de Lasix no prescription lasix generic name lasix furosemide order lasix us where to buy furosemide lasix quantity lasix 10 lasix cats lasix given iv lasix buy onlineВ  Beckham, Verón y Giggs, apenas llega a ser Ponzio. Y no, tampoco es Enrico Malatesa así que ya podría dejar de ir queriendo liderar la anarquía de River. Seguramente, al Millo le irá mejor. No hace falta ser mártir, ni patriota, ni el San Martín de un equipo sin alma. Hace falta estar bien ubicado, darle el pase a un compañero y pensar en qué es lo mejor para el equipo. No es tan díficil, de verdad.