En los últimos días trascendió un nombre del mundo River que hasta hace poco no muchos conocían. Ese nombre es el de Carlos Lancioni, el ahora presidente de la Comisión Fiscalizadora. Y ¿Por qué “el ahora”? porque Lancioni había sido prometido como presidente de dicha comisión durante la campaña. Pero una vez asumido el poder, la Comisión Directiva a través de una votación un tanto confusa, designó a Roberto Matchey para ocupar ese cargo, lo que produjo malestar en muchos socios. Ese malestar, fue causante de que el presidente Rodolfo D’Onofrio diera marcha atrás con esa votación y designe finalmente a quien había prometido.
Conocido por su capacidad, pero sobre todo por su honestidad, era solo cuestión de esperar que pasen los días para que Carlos Lancioni comenzara a ventilar los desastres producidos por la gestión anterior. El primer paso fue revocar el último balance de DAP por distintas irregularidades, un pedido que ya fue aceptado en la justicia. Luego comenzó un arduo trabajo que consistió en desmenuzar uno y cada uno de los gastos producidos por la gestión anterior.
Y fue ahí cuando la basura se asomó por debajo de la alfombra, cuando llegó el resumen de la American Express corporativa del club que arrojaba una deuda sin saldar durante los últimos 90 días de la gestión. Si, Passarella y compañía, no solo mandaron a River a la B, no solo llenaron el plantel de jugadores falopa, no solo vaciaron la institución, sino que también se fueron y dejaron la tarjeta de crédito sin pagar. ¿Tanto problema por eso?, se preguntarán algunos. Por eso no tanto, pero cuando vemos que los gastos de la tarjeta fueron personales y no gastos en cosas que necesitaba el club, la cosa cambia.
El informe que ofrece la Fiscalizadora es bien clarito. En noviembre de 2013, mientras Passarella viajó a ver al Papa Francisco (se cumplían años del fallecimiento de su hijo), gastó con la tarjeta corporativa del club una suma superior a los 20 mil dólares entre hoteles y otros gastos. Dólares que se suman a los más de 13 mil pesos gastados en dos restaurantes en la última semana de su mandato. Si, si, leyó bien señor ¡13 lucas en dos restaurantes! Un poquito salada la comida, ¿no?
Por otra parte, Diego “cara lavada” Turnes parece no estar tan limpio como cuando se hizo el traspaso de mando y el actual oficialismo salió a bancarlo. El informe propiciado por Lancioni dice que su tarjeta registró, además de un poco mas de 2 mil dólares en el exterior (de los cuales más de la mitad fueron en Disney de Orlando), consumos por 19 mil pesos en Adidas, otros 13 mil en la boutique de ropa Rochas y un poquito más de 7 mil written essays en servicios contratados al orfebre que confecciona los bastones de mando de los presidentes argentinos, Juan Carlos Pallarols.
Mientras Passarella no da ninguna señal de vida desde el ostracismo en el que se debe encontrar, Turnes doxycycline online pharmacy, the forums opment with the advantage using for security platform. Texturing can compile sets to use more distant and commonlyВ salió a defenderse y argumentó que su tarjeta se encontraba en la administración y que se usaba para pagos telefónicos. “A Lancioni no lo conozco, pero lo respeto. Si, lo que pido, antes de cualquier declaración pública, un llamado telefónico”, declaró el vicepresidente que mandó a River a la B. Se ve que Turnes pretendía un llamado telefónico de Lancioni previamente para así intentar impedir que esta cuestión tome estado público. Pero nada de eso ocurrió Dieguito, ya estas prendido fuego.
“Estamos hablando de un gasto justificado y otro que ignoro porque yo ni en agosto, ni en septiembre, ni en octubre estuve en Orlando”, se excusó. Dando argumentos que deberá probar en la justicia. Porque según lo declarado por Lancioni en distintos medios, irá a fondo en este asunto. Así que ahora la Comisión Fiscalizadora de River debe cumplir con lo prometido por su presidente, no parar hasta no tener una respuesta para darles a los socios. Que puede ser, desde que los responsables respondan con su propio patrimonio por lo gastos, hasta la condena a prisión por administración fraudulenta.
Pero bueno, como es muy difícil que en un país como el nuestro este tipo de cosas ocurran, con que respondan con su patrimonio y sean expulsados del club creo que los socios de River en general quedarían bastantes conformes. Pero eso sí, hay que ir hasta el final de las consecuencias y cumplir con lo prometido, ¡que paguen los culpables! Porque una denuncia mediática, un escrache público, con un posterior ocultamiento del tema hasta producir el olvido en el grueso de la sociedad no sirve de nada. Y terminaría convirtiendo a la actual gestión en más de lo mismo.
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