Ayer era la fecha indicada para dar comienzo a la temporada regular de la NBA. Nada más ni nada menos que Los Angeles Lakers, de local en el Staples Center, tendrían que haber recibido a Oklahoma Thunder. Kobe Bryant por un lado, Kevin Durant del otro. Promesa de partidazo sin lugar a dudas. El conjunto angelino buscando empezar el camino hacia su revancha tras el golpe frente a Dallas en los playoffs pasados, frente a la sorpresa del Oeste, un conjunto joven con mucho futuro por delante en la liga.
Pero lejos de poder disfrutar este encuentro, la NBA sigue ofreciendo un mix de peleas, rumores y sobre todo pocas ganas de comenzar la temporada, solucionando de una buena vez este bendito conflicto laboral. El lockout sigue señores, y ya no solo se quedo con las primeras dos semanas, sino que confirmado por el propio comisionado David Stern, ya se adueño de todo el mes de noviembre.
Por momentos las noticias que llegan de Estados Unidos parecen esperanzarnos a todos. Que ya arreglan, que finalmente ya hay acuerdo en el tema de los topes salariales, que los jugadores bajan las pretensiones, que los empresarios también. Finalmente lo de siempre. No hay solución, sigue el conflicto, y todos salimos perdiendo. Los propietarios con pérdidas imposibles de recuperar. Los jugadores sin cobrar sus sueldos. El ambiente de la NBA con tipos que se van quedando sin laburo (a mi entender, los más perjudicados junto a los jugadores más novatos), desde bares que cierran por que viven del deporte, hasta el hombre que vende panchos en la cancha. Y nosotros sin poder disfrutar del mejor básquet del mundo, sin poder ver a los mejores.
Ahora nos dicen que si llegan a un acuerdo antes del próximo fin de semana, la temporada sería de 78 juegos por equipo, en vez de los 82 correspondientes. Suena hermoso ante un panorama realmente oscuro. Sin embargo, lo escuchamos tantas veces, lo leímos tantas otras, que mejor ni nos ilusionemos.
Lo gracioso del asunto es ver como se pelean por ver “quien la tiene más grande”. Si los jugadores y los propietarios bajaran tan solo un punto sus pretensiones (51 – 49) el arreglo estaría casi en puerta. Irónico es ver como pierden 400 millones de dólares en caso de que la NBA no decida reprogramar el calendario, cuando en el caso de llevarse el 51 % de las ganancias, perderían sólo 280 en siete años.
Mientras tanto nos entretienen con posibles divorcios multimillonarios entre actrices y jugadores, potencial creación de liga de bailarinas neoyorquinas, y la virtual traición de Fisher a los suyos. Demasiado poco y aburrido, como para reemplazar tan siquiera un solo partido de NBA.
Ilustraciones: Leo Santana
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