¿Revancha?, muy en el fondo sabemos que si. El equipo de Falcioni en medio de la salida de Riquelme, jugó una final de Copa Libertadores en Brasil ante un equipo que lo superó ampliamente, esa misma institución brasilera que viajó a jugar el Mundial de Clubes en diciembre, enfrentó nada más ni nada menos que al Chelsea de Inglaterra y le ganó merecidamente justificando el título de mejor equipo del mundo.
Hoy, nuevamente se volvieron a ver las caras por los octavos de final de la misma competición continental, pasaron varios meses, algunos nombres cambiaron, el xeneize reemplazó a Julio Cesar y trajo a un ídolo que ganó todo con el club de la ribera, Carlos Bianchi, especialista en este tipo de partidos. En una Bombonera repleta, con un marco único, Boca enfrentó al Corinthians con ganas de vivir su noche especial, más allá de jugar bien o mal, el objetivo era conseguir un buen resultado para viajar con mucha más tranquilidad al Pacaembú, que no le conviertan goles era primordial.
Los locales estaban en deuda ante su gente, el último fin de semana ante Estudiantes en La Plata, el conjunto del virrey mostró algunas señas de mejoría y no mereció perder, pero nuevamente se fue derrotado. Hoy, en los primeros 45 minutos superó al club brasilero y si uno de los dos tenía que irse al descanso con el parcial a su favor, ese era Boca.
En el segundo tiempo el Corinthians estuvo muy errático, el xeneize manejó mejor la pelota y llegó al gol de la mano de Blandi. Si bien Guerrero estrelló un tiro en el palo y Boca se vio obligado a refugiarse en los minutos finales debido a la expulsión (insólito e infantil) de Ledesma, con tranquilidad llevó el resultado a favor sin sufrir mayores inconvenientes.
La mayoría de los jugadores que llevan puesta la azul y oro, no venían teniendo un buen rendimiento, algunos rechazados o silbados en los últimos encuentros, se revindicaron. Leandro Somoza estuvo preciso en los pases y bien en la recuperación, Erviti fue por lejos lo mejor de Boca y del partido, asistió, jugó e hizo jugar, remató al arco y hasta recuperó, la defensa más allá de algunos errores (no fueron graves) se mostró segura, mucho más de lo que venían mostrando, más concentrados y sin dar posibilidades o regalarle nada a su rival. Parece ser que Bianchi encontró en Marin, el lateral derecho que venía buscando, con 21 años parece afianzarse en esa posición.
¿El mejor partido desde que Bianchi volvió al club?, por supuesto que si, no hubo un solo futbolista (salvo Ledesma por la expulsión) que haya jugado mal, todos rindieron, uno más que otro, pero cumplieron. Tal vez el resultado sea mínimo, pero Boca volvió a ganar y lo hizo ante el campeón de América, del mundo y con figuras relevantes como Guerrero, Pato y Emerson. Claro que vale mucho esta victoria, ahora deberá confirmar su buen partido en Brasil el próximo 15 de mayo, seguro que será complicado pero la actitud cambió, es otro equipo y viaja con una tranquilidad que deberá saber manejar cuando el Corinthians no pare de atacar en su cancha.
Dar por muerto a Boca antes de tiempo es un grave error, más cuando hablamos de Copa Libertadores, un certamen que a este club le sienta muy bien desde hace años. ¿Mística?, ¿experiencia?, ¿coraje?, ¿suerte?, todo lo que quieran, pero al xeneize nunca deben matarlo. El domingo se viene River y estos muchachos llegan con otro ánimo.
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