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Lewandowski completo

Se podría hacer un análisis global del partido Borussia Dortmund-Real Madrid sin puntualizar en individualidades, pero sería insuficiente y hasta a contramano de la lógica. Se podría destacar la versatilidad táctica que muestra el Dortmund en cada partido. Ese línea de cuatro defensores que solo es de cuatro a la hora de defender. De 2 en la salida porque ambos laterales se ubican más allá de la mitad de cancha. Y de 3 con el retroceso de Gündogan que se ubicaba a la izquierda de la defensa o entre los centrales cuando esa salida se complica y lo necesitan para limpiarla. Se podría hablar también del desconcierto que genera cada desprendimiento de Reus desde el centro. Dueño de un talento poco convencional, pero inconsistente en las decisiones. O de los movimientos permanente de Gotze por todo el frente de ataque. O de las dificultades que tuvo Serio Ramos, tanto en la marca como en la salida, en el lateral derecho. O de por qué Mourinho prescindió casi 70 minutos del desparpajo de Di María en vez de la tibieza de Modric. O de las imprecisiones que hubo. De los lados. Se podrían detallar varias aristas, pero que son eso, aristas y desviar el foco del factor determinante. Porque el motivo de la goleada fue Robert Lewandowski. Se consagró como el delantero de área más completo de la actualidad. Ratificó los indicios que tanto en la Bundesliga como en la Champions venía demostrando. Sin pelota, Lewandowski es una máquina de fabricarse y fabricar espacios. Movimientos constantes del centro a la derecha, del centro a la izquierda y también el retroceso. Se asocia al circuito de juego con total normalidad. Pivoteando o girando y transformándose en conductor. Porque puede. Pese al metro 84, tiene agilidad y manejo, además de buen cabezazo. Dentro del área entiende todo. No cae en offside porque relojea permanentemente a cada central y se acomoda según los movimientos de ellos. Juega con los momentos y cuando parte el centro, ya picó y el central ya lo perdió. Si no, mirar su primer gol. O mirar el segundo y el tercero para detectar cómo acompaña la salida de los defensores para no quedar adelantado. Y mirar también el segundo y el tercero para apreciar cada giro y definición. Más vistas en papi fútbol que en 11. En el primero improvisó una cachetada de derecha tras el giro en una baldosa. Y en el segundo sacó un remate implacable sin el menor recorrido de la pierna. Dentro de sus características, no se puede soslayar ni la definición ni el ahorro de tiempos. Hace culto de ambas cada vez que recibe dentro del área con defensores que lo atosigan. Está a un paso de concretar su pase al Bayern Munich, que va a camino a formar una constelación de estrellas al estilo Manchester City. Pero con identidad, un proceso consistente y  un técnico de la altura de Guardiola como respaldo. Guardiola, el mismo que pidió el nuevo menú del Dortmund. Un Lewandowski completo.

Se podría hacer un análisis global del partido Borussia Dortmund-Real Madrid sin puntualizar en individualidades, pero sería insuficiente y hasta a contramano de la lógica. Se podría destacar la versatilidad táctica que muestra el Dortmund en cada partido. Ese línea de cuatro defensores que solo es de cuatro a la hora de defender. De 2 en la salida porque ambos laterales se ubican más allá de la mitad de cancha. Y de 3 con el retroceso de Gündogan que se ubicaba a la izquierda de la defensa o entre los centrales cuando esa salida se complica y lo necesitan para limpiarla.

Se podría hablar también del desconcierto que genera cada desprendimiento de Reus desde el centro. Dueño de un talento poco convencional, pero inconsistente en las decisiones. O de los movimientos permanente de Gotze por todo el frente de ataque. O de las dificultades que tuvo Serio Ramos, tanto en la marca como en la salida, en el lateral derecho. O de por qué Mourinho prescindió casi 70 minutos del desparpajo de Di María en vez de la tibieza de Modric. O de las imprecisiones que hubo. De los lados.

Se podrían detallar varias aristas, pero que son eso, aristas y desviar el foco del factor determinante. Porque el motivo de la goleada fue Robert Lewandowski. Se consagró como el delantero de área más completo de la actualidad. Ratificó los indicios que tanto en la Bundesliga como en la Champions venía demostrando.

Sin pelota, Lewandowski es una máquina de fabricarse y fabricar espacios. Movimientos constantes del centro a la derecha, del centro a la izquierda y también el retroceso. Se asocia al circuito de juego con total normalidad. Pivoteando o girando y transformándose en conductor. Porque puede. Pese al metro 84, tiene agilidad y manejo, además de buen cabezazo.

Dentro del área entiende todo. No cae en offside porque relojea permanentemente a cada central y se acomoda según los movimientos de ellos. Juega con los momentos y cuando parte el centro, ya picó y el central ya lo perdió. Si no, mirar su primer gol. O mirar el segundo y el tercero para detectar cómo acompaña la salida de los defensores para no quedar adelantado.

Y mirar también el segundo y el tercero para apreciar cada giro y definición. Más vistas en papi fútbol que en 11. En el primero improvisó una cachetada de derecha tras el giro en una baldosa. Y en el segundo sacó un remate implacable sin el menor recorrido de la pierna. Dentro de sus características, no se puede soslayar ni la definición ni el ahorro de tiempos. Hace culto de ambas cada vez que recibe dentro del área con defensores que lo atosigan.

Está a un paso de concretar su pase al Bayern Munich, que va a camino a formar una constelación de estrellas al estilo Manchester City. Pero con identidad, un proceso consistente y  un técnico de la altura de Guardiola como respaldo. Guardiola, el mismo que pidió el nuevo menú del Dortmund. Un Lewandowski completo.