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Las andanzas de Pappo y Spinetta

Los encuentros que tuvieron Spinetta y Pappo sobre la tierra dejaron un par de anécdotas que serán recordadas por la historia del rock argentino: zapadas de las que formaron parte, colaboraciones, reconocimientos mutuos y algún que otro enojo temporal

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¿Qué estarán haciendo?. ¿Ya se habrán visitado?. Los encuentros que tuvieron Spinetta y Pappo sobre la tierra dejaron un par de anécdotas que serán recordadas por la historia del rock argentino: zapadas de las que formaron parte, colaboraciones,  reconocimientos mutuos y algún que otro enojo temporal.

Spinetta vio a Pappo frente a frente y el Carpo vio al Flaco por primera vez en La Cueva II, la que estaba  sobre Avenida Rivadavia. En compañía de Emilio del Guercio y Edelmiro Molinario, Luis Alberto de inmediato quedó sorprendido cómo el hombre desfachatado al estilo Zappa descocía su SG frente a los asistentes. Pero las primeras interacciones entre Spinetta y el violero de la Paternal se forjaron a comienzo de los ’70, en la casa que el sello Mandioca había alquilado en Mar del Plata para difundir a sus artistas “de rock en castellano”. Allí nacieron sus primeras zapadas, en las que el Flaco tocaba las bases, usualmente con un bajo y Pappo soleaba arriba con su estilo indomable, de impronta blusera, pero que en la privacidad y veracidad de unos privilegiados podía mutar para donde quisiesen.

En 1971 se dio uno de los primeros registros sonoros (aún se puede conseguir) que aglutinó a Pappo y Spinetta bajo una misma pieza. Fue para “El Parque”, track cinco del primer volumen de La Pesada del Rock and Roll, proyecto ideado por el productor Jorge Álvarez y el propio Billy Bond. Los encuentros en estudios entre estos dos violeros continuaron durante unos meses más. Un año atrás, en 1970, Luis Alberto había finalizado con Almendra pero todavía le debía un disco a su sello discográfico de aquel entonces, RCA. Sin otra que cumplir, Spinetta  se sumerge en una aventura nuca antes afrontada y escupe “Spinettalandia y sus amigos”, su primer disco como solista y al mismo tiempo el trabajo más experimental y psicodélico de toda su carrera. Las primeras copias del material, por motivos puramente comerciales, habían sido editadas bajo el nombre de Almendra, por lo que el Flaco demandaría a la discográfica. El álbum contendría dos temas de Pappo, que fueron grabados en conjunto: “Castillo de piedra” y “Era de tontos”.

Tras lanzar Spinettalandia en 1971, Spinetta viajaría a Francia en busca de nuevos aires. Pero antes de subirse al avión le regalaría su guitarra al Carpo como agradecimiento por las horas compartidas. En ese tiempo Pappo venía empecinado con una Les Pauls que había probado en Madrid, durante su viaje por Europa; sin dudarlo un segundo dio como parte de pago la guitarra que le había obsequiado Luis, cosa que al Flaco no le cayó muy bien en su momento. Pero este no sería el único desencuentro entre estos dos próceres del rock argentino. En septiembre del 2002 y más precisamente en el bar Concepto de Palermo, Pappo le pegó una trompada a Lucas Martí, ex A-Tirador Láser y sobrino de Spinetta ,y por si fuese poco el Carpo le tiraría dos pesos al músico y productor para que se comprase una cara nueva.  Pese a las calenturas del momento, los enojos fueron pasajeros entre estos dos (y en el último caso tres) personajes. Spinetta siempre reconoció la calidad y performance del Carpo hasta punto tal de confesar que siempre lo ha votado como el mejor violero del rock local en cuenta encuesta lo encueste, mientras que Norberto Napolitano, fiel a su estilo, reconoció la calidad artística del Flaco a su manera.