Una nueva “revolución” llegará a Cuba, pero esta vez, serán los zombies los que invadirán a los cubanos y se expandirá por La Habana. Esa es la trama de la película “Juan de los Muertos”, una coproducción cubano-española, que busca divertir y mostrar la actualidad de la isla con un poco de ciencia ficción.
Juan tiene cuarenta años, de los cuales la mayoría los ha dedicado a vivir en Cuba sin hacer absolutamente nada. Ese es su modo de vida, y está dispuesto a defenderlo a cualquier precio, acompañado de su socio y amigo, Lázaro, que es igual de vago pero el doble de tonto. El único vínculo emocional de Juan es con su hija, Camila, que no quiere saber nada de su padre porque lo único que hace es meterse en problemas.
De pronto comienzan a suceder una serie de extraños acontecimientos: la gente se vuelve violenta y se atacan unos a otros. Al principio Juan está convencido que no es más que otra etapa de la Revolución. Los medios de comunicación oficiales se refieren a los ataques como incidentes aislados provocados por disidentes pagados por el gobierno de los Estados Unidos. Pero poco a poco se va dando cuenta de que estos atacantes no son seres humanos normales y matarlos es bastante difícil.
No son vampiros, no están poseídos, pero definitivamente no son disidentes; una simple mordida contagia a las víctimas, y la única forma de vencerlos es destruirles el cerebro.
Juan decide que la mejor manera de enfrentar la situación es prosperar con ella. “Juan de los muertos, matamos a sus seres queridos” es su eslogan; Lázaro con su hijo Vladi, y Camila (a quien no le quedó más remedio que unirse a su padre cuando su abuela trató de comérsela) son su ejército, y su misión es ayudar a la gente a deshacerse de los infectados que los rodean… por un precio aceptable.
Pero esta plaga de sanguinarios agresores parece incontrolable. La población ha quedado indefensa. Llega un momento en que la única solución que encuentran algunos es tirarse al mar para huir de una isla convertida en una verdadera carnicería, y a Juan no le queda más remedio que hacer lo contrario de lo que ha hecho toda su vida: asumir la responsabilidad y ponerse en el papel de héroe, guiando sus seres queridos con la esperanza de sacarlos a salvo de la locura en que se ha convertido una Habana repleta de zombies hambrientos.
Apasionado con las historias de muertos vivientes, el director Alejandro Burgués tuvo la idea de escribir una película que permitiera hablar de los cubanos, pero con zombies, y encontrar una nueva manera de acercarse a la realidad social de la isla, pero de una manera divertida.
Según el director, en la película “suceden las cosas que nos pasan siempre a los cubanos frente a todos los problemas: primero tratamos de ignorarlos y seguir la vida como si nada, después tratamos de poner un negocio y sacarles algo de dinero, y por último tirarnos al mar y tratar de huir del país”.
La película es la primera que muestra las reacciones de los latinos ante una invasión de Zombies, algo que por ahora era exclusivo en Estados Unidos y Europa.
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