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Indio en Junín: La gente decente es diferente

Además del show y la música, el paso del Indio por Junín dejo otras reflexiones y mensajes.

La misa de Junín dijo algunas cosas. Se sabía que los buitres amarillos estarían a la espera de cualquier presa y que algún desmán, por más mínimo que fuese,  podría ser el mejor baile para la prensa.

¡Bengalas!. Varios estaban a la expectativa de que carajo ocurriría con el tema de las bengalas. Esa pirotecnia que antes era visto como una necesidad, una ofrenda, un concurrente más en la fiestas y que en los últimos años se convirtió en Judas, se llevó la vida de Miguel Ramírez, hizo que se reprogramase el show del Indio en Junín e instaló un debate en torno a ellas, que merece ser extendido.  Por eso mismo, ni lento ni perezoso, Solari se tomó algunos resguardos. Además de haber instalado un gran despliegue de cacheo, las pantallas de led te lo advertían una vez más: “No bengalas”.

 

Una multitud pobló Junín (FOTO: Rodrigo Néspolo)

Los ricoteros ya saben que “cada cual tiene que cuidar su culito”, como dijo algunas vez su cantante. Pero el contexto ya no es el mismo y por desgracia las consecuencias tampoco. El público lo sabe. Bardos puede haber siempre, como en todo lugar donde concurran seres humanos. Lo importante es como se reacciona frente a él ¿alentando? ¿ignorando? ¿reprimiendo?. Si se prendieron algunas bengalas (quién le escribe presenció el show y no vio ninguna) sabe que de seguro le cayó el peso de todas las masas. “Qué boludos que son, no parecen redondos”, es la condena con que se ejecuta en el mundo de Patricio Rey.

Las pantallas también mostraron la cara de Walter bajo la palabra justicia. Las líneas de algunos medios de difusión, allí por el 91, ponían en juicio que la banda se había lavados las manos o le esquivaban al caso del menor que fue reclutado en las inmediaciones del Estadio Obras y luego asesinado en una comisaría. Tras haber invadido la tierra, transformarse en canto y recibir varios Juguetes Perdidos en su honor, la imagen de Bulacio se proyectó veinte años después ante más de 100 mil fanáticos que podrían haber sido él. “Identidad es la respuesta a las preguntas que soy, de dónde vengo y hacia dónde voy. También de lo que quiero ser. Privar de esa identidad conspira contra el autoconocimiento, la autoestima y la autoeficacia”, era el texto que acompañaba la imagen de Walter.

Al Indio lo convirtieron en una caja de sorpresas, probablemente se debe al misterio que lo envuelve. Pero no habita en la estratosfera. Sólo sabe que todo lo que diga puede ser usado en su contra. Por eso espera, se toma su tiempo para luego salir y arremeter. Se refirió al caso que fue furor en los medios y conmovió a toda la opinión pública: “Con las nenas no.  Cuiden a las nenitas del barrio, son muy chiquitas. La prostitución es una decisión de adultos, no metamos a los chiquitos” deslizó para referiste al tema Candela. Y luego arremeter con “La Murga de la Virgencita” y con eso romper la costumbre de no tocar canciones del último disco de Los Redondos. También en consonancia con el contexto socio-político actual, luego de “To beef or not to beef” reafirmó una vez más que aquí si hay futuro.