Que privilegiado que sos Soderling, si ni Djokovic en un momento de suma confianza, después de destronarlo en Monte Carlo, pudo ganarle a Nadal en Roland Garros. Vos, solamente vos, sos la manchita que tiene Rafa en ese récord increíble de 58 victorias y 1 derrota en el segundo grande de la temporada. Vos, con tu juego volátil de tirar palos, con muchísimos errores, sos el único que pusiste al mejor jugador de la historia en polvo de ladrillo de rodillas, consiguiendo seguramente el logro más importante de tu carrera. Mañana, Ferrer, intentará hacer lo mismo.
Será la cuarta final en la historia entre tenistas españoles y, si bien, el mallorquín es el favorito, el nacido en Javea está firme y tiene una motivación especial. Es su primera final en un Grand Slam y su segundo partido en el Philippe Chatrier. Además, como si fuera poca incentivación, si logra hacerse con el título, Ferrer pasaría a Federer en el ranking, donde ya desplazó a Nadal, quedando así como número 3 del mundo, el puesto más alto en toda su carrera. Como para que no esté motivado…
Encima Ferru viene de un torneo fácil, casi sin desgaste y sin ceder ningún set. Es que no tuvo nunca oposición ni nombres que pudieran complicarlo de verdad, ninguno a la altura de la instancia de la que estaba jugando. En primera ronda se enfrentó con Matosevic, seguido por Montañes, Feliciano Lopez, Robredo y Tsonga. Este último fue el único, que a priori, se planteaba como un desafío importante para el español, pero no fue así. En ese partido de semifinales se lo vio al francés como abrumado por la circunstancia en la que estaba, con toda la presión de un público que buscaba un campeón local después de 30 años y jugó apurado, sin pensar lo que estaba haciendo y cometió muchísimos errores, casi como regalándole el pase a la final a su rival.
Sin embargo, a pesar de todo lo que tiene a favor el actual 5 del ranking, en frente estará su mayor temor. Alguien que enfrentó 23 veces y solo lo derrotó 4. Es que Nadal, es una versión potenciada de él. En defensa, la mejor virtud del retador al trono, es en el único aspecto en el que Ferrer se puede sentir apenas superior. Pero ese es el problema. David vive de eso, es un excelente defensor, te las corre todas, es impresionantemente regular, pero le falta poder de fuego para ganarle a un Nadal que hace todo eso, pero además tiene un drive cruzado que incomoda muchísimo a jugadores diestros y encima es uno de los mejores, sino el mejor, contra-atacador del circuito.
Rafa viene de menor a mayor en el torneo y estuvo mucho más tiempo en cancha que Ferrer y con un cuadro diez veces más complicado. Cedió un set en primera ronda contra el alemán Brands, hizo lo mismo frente a Klizan en segunda y pisó a Fognini, Nishikori y Wawrinka, en tercera, cuarta y cuartos de final. Llegando así con confianza a la semifinal con Djokovic. Después de este partido, se puede decir que Roland Garros tuvo dos finales. Fue tal la tensión que se vivió en el Chatrier que parecía un partido por el título. Nadal sobrepasó en cinco sets, 9-7 el último, a un Nole que a pesar de rachas nunca se sintió cómodo. Le costó hacer correr la pelota y encima cuando lo lograba, Rafa se plantaba un metro atrás de la línea de fondo y al mejor estilo del catenaccio italiano, no dejaba que nada pasara su raqueta.
París será el epicentro de un espectáculo que no se vive muy seguido en el mundo del tenis. Desde 1970, después de la hegemonía Australiana en finales del `60, cuando pelearon por el título en tres ocasiones consecutivas –Roy Emerson vs Tony Roche en 1967, Ken Rosewall con Rod Laver en 1968 repitiendo en 1969-, hubo solamente 5 finales entre compatriotas, tres de ellas españolas, Bruguera – Berasategui, Moyá – Corretja y Costa – Ferrero, una estadounidense, Courier – Agassi, y una Argentina, Gaudio – Coria. En tres de ellas, ganó el de menor ranking (Moyá, Costa y Gauido). Así, que desde la historia, Ferrer puede estar ilusionado.
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