Rock ‘N Ball te sigue mostrando los mejores templos del fútbol, y para cerrar la etapa argentina, quedó un estadio de los más nuevitos: el Nuevo Gasómetro, donde San Lorenzo hace de local desde hace 19 años. Emplazado en la abandonada y despreciada zona sur de la Capital Federal, el “Pedro Bidegain” también tiene su historia.
Bajo la presidencia de Fernando Miele (hoy expulsado como socio del club), el Ciclón recuperó la localía que perdió durante 14 años (1979-93). Tras el despojo del mítico e inolvidable Viejo Gasómetro en manos del último gobierno de facto, San Lorenzo fue local en Huracán, Boca, Vélez, Ferro, River y demás, y fue allí donde pasó los peores años de su historia. El descenso, la pérdida de miles de socios, y momentos en los que no había camisetas o agua caliente marcaron la época en la que a los cuervos les decían “inquilinos”.
Tras más de una década de odisea, el Ciclón aprovechó la cesión años atrás del Parque Almirante Brown por parte del GCBA, y en 1993 la Platea Norte y la Cabecera Este (donde hoy se ubica la hinchada local) se alzarían al cielo para devolverle la localía a los santos. El estreno del nuevo field, con campo de juego récord de 110 x 70, fue un triunfo por 2-1 en un amistoso ante Universidad Católica de Chile. El “Fernando Miele” era un estadio sencillo, que de a poco empezaría a modernizarse: llegaría el techo para la Platea Norte, la construcción de la Platea Sur y la Cabecera Oeste y la posterior ampliación en los semicodos que estaban sin terminar. Hoy, con 86 escalones en ambas populares (las más altas del país), tres semicodos sin edificar y nombre oficial nuevo en honor a uno de los mejores presidentes, el Bidegain puede albergar a 44 mil espectadores.
Su ubicación ha sido más de una vez objeto de discusión. El triángulo de 27 hectáreas en el que confluyen las avenidas Perito Moreno, Fernández de la Cruz y Varela, es una zona límite entre tres de los barrios más grandes de la CABA: Flores, Villa Soldati y Nueva Pompeya. Para todos, el Nuevo Gasómetro es sinónimo de la zona sur del primero de los tres barrios, conocido como “Bajo Flores”. A pesar de que muchos sostenían que la ubicación auténtica era en Nueva Pompeya, la Ley 2329 de límites a partir de 2007 cerró el debate para enclavarlo en el Bajo Flores. Allí no sólo se erige el estadio, también es el hogar de la Ciudad Deportiva y de un enorme estacionamiento privado, un lujo para los días de partido.
Cruzando la Perito Moreno, el primer vecino del Ciclón es de sexo femenino, se trata de la villa 1-11-14, la más grande y controvertida de Buenos Aires. Allí viven, además de humildes familias de argentinos, bolivianos, peruanos y paraguayos, parte de los narcotraficantes y asesinos más buscados del país. El resto del vecindario del NG, como gran parte del sur de la Capital, se muestra abandonado, olvidado, lleno de basura y hasta en algunos sectores inhabitable. Dicho esto, pensar en algún recital o partido de la Selección Argentina en tierras cuervas, no es más que una utopía. A 30 cuadras y durante más de 60 años, el “Wembley porteño” era sede copas américa, eliminatorias, carnavales, peleas de boxeo y recitales multitudinarios. Ajenos al fútbol, allí brillaron unos tales Sandro y Pascual Pérez.
Lo que sí le trajo el Nuevo Gasómetro a San Lorenzo, fueron cinco títulos desde 1993 hasta la fecha. En proporción, el nuevo estadio ha tenido mayor eficacia en cuanto a logros respecto al Viejo Gasómetro, y además, fue ahí donde el Matador pudo festejar su primer título en la historia dando la vuelta como local (Clausura 2001), y pudo repetirlo tres veces más (Mercosur 2001, Sudamericana 2002 y Clausura 2007).
Hoy, cerca de que la cancha en cuestión cumpla dos décadas de aparición, los cuervos buscan volver a tener sus instalaciones en Boedo, el barrio en el que nacieron y del que nunca debieron irse. A pesar del tiempo, los logros y el cariño que los casi 20 años les brindaron con el Bajo, nunca terminaron de identificarse, y el sentimiento de ellos es claro: “La cancha de cemento, yo la aprendí a querer, pero a la de madera, nunca la olvidaré”.
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