Sin dudas, su llegada a la Ribera Fue una de las novelas del verano, bah, LA novela. Era el jugador más requerido del medio local y encima estuvo a punto de dejar el fútbol, si es que Carlos Portell, presidente del Taladro, le cortaba las alas. Estamos hablando de Walter Erviti, el ex Banfield que fue la figurita difícil del último mercado de pases, y como él siempre quiso terminó jugando en Boca.
Pasadas siete fechas se empieza a cuestionar- en voz baja- la compra del jugador. El motivo salta a la vista: aún no pudo tener un buen rendimiento. Desde acá, en Rock ‘N Ball, nos propusimos poner la lupa sobre el bueno de Walter y tratar de encontrarle la respuesta a la pregunta que anda rebotando por los pasillos de La Bombonera: ¿Qué le pasa a Erviti?
- Erviti pasó de ser el protagonista a un actor de reparto.
De arranque habría que decir que siempre es difícil llegar al mundo Boca. Sobre todo a este Mundo Boca, aquejado por las elecciones que están a la vuelta de la esquina y prometen ser sangrientas. La magnitud de las cosas es mucho más grande y siempre se está más expuesto. Stop. Eso sería caer en el facilismo de hablar cosas extra futbolísticas y esta nota intenta hablar de fútbol.
Rebobinamos y empezamos de nuevos…
En Banfield, Walter estaba rodeado por un equipo el cual jugaba para él. La parte sucia estaba hecha por otros jugadores como Bustos, López, Barraza y todos los demás. El solamente tenia que buscar una posición en la cancha, “su” posición, y tratar de lastimar al rival desde su habilidad, algo que lo hizo muy bien y lo coronó con un Campeonato, el primero en la historia del Taladro, nada más y nada menos.
En Boca las cosas son mas difíciles. Sobre todo porque el equipo no está armado a su medida y entonces a veces tiene que hacer cosas que él no está acostumbrado. Le mete muchísimo sacrificio, es indudable, pero todavía escatima el juego. El juego que él es capaz de realizar, por eso, los hinchas sienten que Walter está en deuda. Él, más que nadie, lo sabe. Por eso entrena todo los días para volver a ser el mismo de antes.
- Erviti charla con Román ¿lo favorece jugar con el 10? ¿Debería buscar otro lugar en la cancha?
Walter, en Boca, convive con un arma de doble filo: Juan Román Riqueme. El diez y emblema Xeneize es un tipo que sabe leer el fútbol igual que él, otro jugador de pies sensibles, más rápido con la cabeza que con los pies, pero…Juega en el mismo puesto que él, al menos, en Boca Erviti es una pieza más del andamiaje, en Banfield, Erviti era LA pieza del mismo.
Esa diferenciación es la que lo hace ver, a veces, perdido. Sin encontrar su metro cuadrado en el césped. Como consuelo para él, habrá que decir que no es el primer “enganche” que trae Boca que “sufre” la presencia, casi omnipotente de Juan Román (Sin que esto sea una crítica para el Diez Xeneize, aclaramos). Federico Insúa y Leandro Gracián, entre otros, llegaron para reemplazarlo. Se destacaron cuando Román estuvo fuera de la cancha, con el diez adentro, su sombra pudo más.
Ahora habrá que ver si lo de Erviti es simplemente un período de “transición y adaptación” o sí, por el contrario, el talentosísimo volante también quedara minimizado ante la sombra de Juan Román. A favor, tiene que el club lo fue a buscar por su forma de jugar, de pisar la pelota y de lastimar en el área rival. No es necesario que no lo haga más, es necesario que aporte todo eso, quizás, desde otro lugar. Complementándose con Román, y no encimándose. Cuando Erviti encuentre ese lugar, seguramente gravitará. Por ahora, está en deuda. La mejor notcia para él es que apenas van siete partido y tienen todas las condiciones para dar vuelta la taba ¿podrá? La respuesta, en algunos meses.
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