Más allá de que se enfrentaron los dos equipos más importantes del fútbol argentino y de los mejores clubes del mundo, al costado del campo de juego donde los jugadores fueron protagonistas, estaban dando indicaciones los técnicos más relevantes en la historia de Boca y River. Ellos vivieron un superclásico distinto, cada uno con sus intereses, tal vez buscando el mismo resultado pero uno salía perdiendo más que el otro.
Carlos Bianchi siempre dijo que lo ideal es jugar todos los domingos, que aquellos que pueden hacerlo la tienen más fácil, que pueden preparar los partidos con más tiempo y formar un equipo de memoria, que su plantel no puede hacerlo porque sigue vivo en la Libertadores y Copa Argentina, el campeonato ya está perdido y ganar frente al rival de siempre genera una enorme alegría pero no cambia nada, el xeneize ya estaba afuera del campeonato antes de que el árbitro pitara el comienzo del partido en la Bombonera.
Por el lado de Ramón Díaz siempre jugando con indirectas o con palabras para dejar un título en el diario del día siguiente, habló en la semana , habló durante el encuentro y fue expulsado y también declaró cuando se terminó todo tirando palos al conjunto local preguntando a periodistas lo siguiente: “¿dónde está Boca actualmente?”, hablando de la posición que ocupa el equipo del “virrey” en el Torneo Final.
Lo cierto es que durante los 90 minutos de juego, se vio dos caras distintas en el banco, uno pidiendo a sus dirigidos ir al frente como nunca ya que necesitaban los 3 puntos para no perderle pisada a Lanús y Newell´s, por momento muy sacado con Delfino, pidiendo y reclamando constantemente y contestándole a los hinchas de Boca cuando se retiraba expulsado, la respuesta llegó ante el grito bien conocido en los últimos tiempos, el “vos sos de la B” llegó a los oídos del riojano y él no se hizo cargo de eso. El otro, mucho más relajado, viviendo el encuentro como siempre, dando indicaciones, alentando a sus jugadores, probando y dando chances a varios juveniles para que vivieran este evento tan reconocido por todo el mundo y activó más que nunca en el final cuando vio que su equipo podía ganarlo si presionaba más al rival.
Todo no termina en el verde césped, al finalizar salieron a declarar los dos, al DT del millo se lo notó muy caliente y fiel a sus discursos, tirando bombas para el otro lado, entre algunas cosas dijo lo siguiente: “ellos pelean los últimos puestos y nosotros queremos ser campeones”, “en algo están mejorando, ya no nos tiran cosas cuando llegamos al banco de suplentes. De a poco, pero van creciendo”, “la gente de Boca festeja los empates de local, nosotros peleamos el título”, tres frases al estilo “pelado Díaz”, la diferencia en este caso es que encontró respuestas en un defensor de Boca como Caruzzo (“Ramón hizo un buen trabajo, se hizo expulsar y ayudó para enfriar el partido cuando nosotros más presionábamos ) o en el árbitro del partido. Bianchi jamás le respondió, como un señor dijo que luego de estar concentrados durante 6 días en lo único que piensa es en disfrutar a su familia, que no piensa responder para dejar un título, que cada uno sabe lo que dice y hace… clarito.
Lo cierto es que del picante ellos también son partícipes, juegan con las cámaras, chicanean y mandan señales para que el otro pique como un pez, pero una vez más el circo de las palabras le gana al fútbol, se habla más de lo que se juega, Boca y River aburrieron, uno le pierde pisada al puntero y el otro no juega por nada en el certamen local, ¿quién gana acá?, ninguno, ambos pierden y sus entrenadores son partícipe de esto. La tarde de Ramón y Carlitos no fue de la mejor, uno quedó conforme y apunta a mejorar para llegar bien a la revancha en Brasil por la Libertadores y el otro quedó muy caliente ante una nueva posibilidad que deja escapar para pelear por el título.
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