La semana pasada se estrenó para Sudamérica (ya se había emitido anteriormente para el cono norte) por el canal ESPN 3 (se encuentra en los packs digitales de las cableoperadoras) un reportaje del programa E:60 sobre los arreglos de partidos en el mundo por parte de mafias provenientes de Singapur, lideradas por hombres como Wilson Raj Perumal o Tan Seet Eng, más conocido como Dan Tan. Ese informe, si bien se refería al mundo en sí, hacía hincapié específico en partidos ocurridos en Norte y Centroamérica, y no sólo los de carácter amistoso, sino también los que se hacen en el marco de competiciones como la Copa Oro y la Copa Centroamericana.
El objetivo de estas bandas es lograr dinero a través de las apuestas online, las cuales, hoy por hoy, ofrecen una inmensa variedad de variables a la cual apostar. No sólo el típico “local-empate-visitante”. Desde quien anota el primer tanto, hasta que equipo patea el último corner. Por eso, ellos suelen contactarse con jugadores de un equipo y/o árbitros para poder arreglar por una determinada cantidad de dinero no quien gana, sino por cuántos goles (incluso el resultado exacto), cuántos penales se cobrarán, en qué instancia del partido se hará/recibirá un tanto, entre otros. De acuerdo a lo que se emitió, y hablando en líneas generales, las ganancias obtenidas por un arreglo son diez veces mayores a lo que se invirtió para ese fin (2,5 millones contra 250 mil dólares).
Uno de los más apuntados por esta cuestión es el seleccionado de El Salvador. En agosto de 2012, cuando el reportaje fue emitido, tenía tres encuentros arreglados. En uno de ellos, frente a Estados Unidos (disputado el 24 de febrero de 2010 en Tampa Bay), la situación pareció obscena: en el último minuto, y con el partido empatado en 1, un defensor perdió ingenuamente el balón y Sacha Kljestan mandó la bola al fondo de la red. De acuerdo a una de varias cartas que Perumal, apresado en Finlandia desde 2011 (a diferencia de su colega Dan Tan, quien aún está libre) envió al periodista Zaihan Mohamed Yusof, especialista en la cuestión del diario The New Paper, su banda fue la que terminó amañando este encuentro, dándole a jugadores salvadoreños cheques de un banco singapurés.
[yframe url=’https://www.youtube.com/watch?v=scOKrvKBmus’]
Ahora salió a la luz más información al respecto: se agregaron más partidos a la lista de “sospechosos”, entre ellos un encuentro perteneciente a la Copa Centroamericana de 2011, el cual no trascendió, y un amistoso jugado entre La Selecta y Venezuela el pasado 22 de mayo, el cual terminó 2-1 para la vinotinto. Sobre este último encuentro, una fuente confirmó a ESPN que “al menos tres futbolistas de la Selecta habrían aceptado cobrar un pago por parte de apostadores para influir en el resultado de ese encuentro”, y otra afirmó al portal EDH Deportes que “un jugador que participó del partido se acercó a otro para comentarle que el partido ya estaba arreglado, y que no debían anotar goles”, algo que finalmente no sucedió. De acuerdo a lo que investigó la cadena estadounidense, dos jugadores (cuyos nombres no fueron difundidos) que estaban en la primera lista para la Copa Oro de la CONCACAF terminaron siendo desafectados por ese motivo, aunque otro sospechoso está en los Estados Unidos disputando el certamen bienal regional.
Justamente, en la edición anterior de esta competición, sucedió otro de los casos en los que El Salvador quedó involucrado. Yusof, afirmó que el 5 de julio de 2011 había recibido un llamado de una fuente cercana a las mafias de las apuestas, que decía que el marcador final del partido que enfrentaba a La Selecta con México, que se disputaría 30 minutos después de la comunicación, iba a ser de 5-0 para el Tri. Efectivamente ese fue el resultado de aquel encuentro, disputado en el Cowboys Stadium de Dallas. Tal como en los otros casos, si bien los jugadores públicamente negaron estar implicados en ese arreglo, “off the record” y sin hacer que su identidad trascienda confirman que el 0-5 fue digitado con anterioridad.
Ese caso pudo haberse repetido tranquilamente en esta edición pero con otra selección: el humilde representativo de Belice. Los centroamericanos, calificados como “la cenicienta” del torneo, tuvieron que hacer colectas para que pudieran viajar a tierras norteamericanas. Justamente, la débil situación de muchos de los países miembros de la CONCACAF termina influyendo para que se acepte dinero a cambio de un resultado. Pero este no fue el caso: cuando se acercó un croata que tenía el alias de Marco Dorado, quien tenía vínculos con los cárteles singapureses, a los futbolistas Ian Gaynair y Woodrow West para ofrecerles 10 mil dólares a cada uno a fin de que el seleccionado pueda, de acuerdo a las palabras de Gaynair, “asegurarse la derrota” frente a los Estados Unidos en el encuentro del pasado martes 9 en Portland (aunque se sospecha que el pedido fue específico, más sabiendo que era casi imposible, al menos, un empate contra los norteamericanos -el encuentro terminó 6-1 para los del Tío Sam-), ambos rechazaron la propuesta, lo que le valió la felicitación de la confederación.
Este antecedente favorable se suma a lo sucedido en Guatemala en Septiembre de 2012, cuando la federación suspendió de por vida a los futbolistas Guillermo Ramírez, Gustavo Cabrera y Yony Flores. Ellos ya estaban suspendidos desde mayo de aquel año, cuando Ever Hugo Almeida, entrenador del seleccionado en aquel entonces (y actual DT de Olimpia, finalsita de la Copa Libertadores), a instancias del capitán Carlos Ruiz, los expulsó del representativo nacional por “indiscplina”, la cual meses después terminó siendo algo peor: los tres jugadores habían arreglado al menos tres encuentros de Los Chapines a cambio de dinero.
El Salvador y Belice y Guatemala son dos caras de una misma moneda. Una moneda que, si bien circula en todo el mundo, se hace fuerte en la CONCACAF: el amaño de partidos.
Comentarios