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El retorno del rey

Sigue rompiendo récords. Rafael Nadal se convirtió en el único jugador que ganó ocho veces el mismo Grand Slam. Lo hizo hoy, cuando barrió en tres sets a David Ferrer en la final de Roland Garros por 6-3, 6-2 y 6-3, demostrando así que por más bien que vengas, más motivado estés, para ganarle a Rafa en el segundo grande de la temporada tiene que ocurrir un milagro, un milagro que se dio solamente una vez en 60 partidos. El partido arrancó como se lo esperaba, Nadal dominaba y obligaba a Ferrer a moverse de un lado al otro sin dejar que pegue afirmado, así rápidamente llegó el quiebre en el tercer juego del primer set. Sin embargo, David se pudo acomodar y jugando un tenis más agresivo y yendo por el revés del mallorquín pudo quedarse con el saque ajeno e igualar la cuestión en 3 – 3. De ahí en más fue todo de Nadal. Ganó los siguientes 3 games y se quedó con un primer set que no fue brillante de parte de ninguno de los dos tenistas. Es que ambas defensas obligan a los jugadores a arriesgar más o simplemente a buscar regularidad. Nadal, exigiendo un poco más y siendo más agresivo que Ferrer pudo ocasionarle muchos problemas, sobre todo con un drive cruzado que para los jugadores diestros es muy complicado de manejar. Forzando así 10 errores desde el revés del nacido en Javea en todo el partido. En el segundo parcial, la tónica del partido fue la misma. Nadal buscando más y Ferrer intentando salir de su juego defensivo, entendiendo que esa manera no iba a poder ganar. Rafa se llevó 3 veces el servicio de su rival y a base de 12 winners, 10 con el drive, hizo estéril las armas del número 5 del mundo, que nunca supo jugar los puntos clave del set desperdiciando cinco oportunidades de quiebre y haciendo 14 errores no forzados, una enormidad para un jugador tan regular como Ferrer, que en las semifinales con Jo-Wilfried Tsonga cometió tan solo 21 en todo el encuentro. Para colmo, si el debutante en finales de Grand Slam ya estaba fuera de foco, cuando Nadal sacaba 5 a 1, un espectador enmascarado entró al court en el Philippe Chatrier, con una bengala encendida en su mano, provocándole un susto a más de uno. Las autoridades del torneo inmediatamente pusieron un hombre para proteger a cada tenista y entre tres se llevaron al inadaptado para que el juego pudiera proseguir. [caption id="attachment_77742" align="alignright" width="350"]Enmascarado El enmascarado interrumpio el partido. Por suerte, el problema no pasó a mayores.[/caption] En el inicio del último se vio a un Nadal seguro, que movía a Ferrer y lo trabajaba con esa derecha cruzada. Rápidamente se llevó los primeros 2 juegos, pero en el tercero no estuvo fino con su saque lo cedió ante un Ferru que parecía recuperarse. Fue en ese momento, que el clima le hizo un guiño a Rafa, a las 17.00 horario francés el partido tuvo que ser suspendido por unos minutos por lluvia. Cuando volvieron, el partido volvió a ser el mismo que el de los dos sets anteriores. Ferrer igualó en 2 el parcial y de ahí en más solo se pudo hacer con un game. La presión le jugó en contra, se notó como cayó en los momentos finales, y cuando te pasa eso, Nadal no te perdona, su juego crece y factura cuando el partido llega a las instancias clave. Después de ocho meses de inactividad, por una lesión en su rodilla, Rafa necesitaba esta prueba para hacerse saber que la carrera por el número 1 no está tan lejos. Es el primer Grand Slam que juega después de perderse Wimbledon, el Us Open en 2012 y el Abierto de Australia de este año, y se lo llevó casi sin presentar dificultades. Solamente Nole casi le gana en un partido que, cuando empezó parecía destinado a que lo gane Nadal sin tantas complicaciones. Es el mejor tenista del año y, a pesar de haber bajado un puesto en el ranking por el espectacular torneo de Ferrer, sabe que haciendo las cosas así, el puesto privilegiado que ostenta Novak Djokovic puede estar en peligro.

Sigue rompiendo récords. Rafael Nadal se convirtió en el único jugador que ganó ocho veces el mismo Grand Slam. Lo hizo hoy, cuando barrió en tres sets a David Ferrer en la final de Roland Garros por 6-3, 6-2 y 6-3, demostrando así que por más bien que vengas, más motivado estés, para ganarle a Rafa en el segundo grande de la temporada tiene que ocurrir un milagro, un milagro que se dio solamente una vez en 60 partidos.

El partido arrancó como se lo esperaba, Nadal dominaba y obligaba a Ferrer a moverse de un lado al otro sin dejar que pegue afirmado, así rápidamente llegó el quiebre en el tercer juego del primer set. Sin embargo, David se pudo acomodar y jugando un tenis más agresivo y yendo por el revés del mallorquín pudo quedarse con el saque ajeno e igualar la cuestión en 3 – 3. De ahí en más fue todo de Nadal. Ganó los siguientes 3 games y se quedó con un primer set que no fue brillante de parte de ninguno de los dos tenistas. Es que ambas defensas obligan a los jugadores a arriesgar más o simplemente a buscar regularidad. Nadal, exigiendo un poco más y siendo más agresivo que Ferrer pudo ocasionarle muchos problemas, sobre todo con un drive cruzado que para los jugadores diestros es muy complicado de manejar. Forzando así 10 errores desde el revés del nacido en Javea en todo el partido.

En el segundo parcial, la tónica del partido fue la misma. Nadal buscando más y Ferrer intentando salir de su juego defensivo, entendiendo que esa manera no iba a poder ganar. Rafa se llevó 3 veces el servicio de su rival y a base de 12 winners, 10 con el drive, hizo estéril las armas del número 5 del mundo, que nunca supo jugar los puntos clave del set desperdiciando cinco oportunidades de quiebre y haciendo 14 errores no forzados, una enormidad para un jugador tan regular como Ferrer, que en las semifinales con Jo-Wilfried Tsonga cometió tan solo 21 en todo el encuentro. Para colmo, si el debutante en finales de Grand Slam ya estaba fuera de foco, cuando Nadal sacaba 5 a 1, un espectador enmascarado entró al court en el Philippe Chatrier, con una bengala encendida en su mano, provocándole un susto a más de uno. Las autoridades del torneo inmediatamente pusieron un hombre para proteger a cada tenista y entre tres se llevaron al inadaptado para que el juego pudiera proseguir.

Enmascarado
El enmascarado interrumpio el partido. Por suerte, el problema no pasó a mayores.

En el inicio del último se vio a un Nadal seguro, que movía a Ferrer y lo trabajaba con esa derecha cruzada. Rápidamente se llevó los primeros 2 juegos, pero en el tercero no estuvo fino con su saque lo cedió ante un Ferru que parecía recuperarse. Fue en ese momento, que el clima le hizo un guiño a Rafa, a las 17.00 horario francés el partido tuvo que ser suspendido por unos minutos por lluvia. Cuando volvieron, el partido volvió a ser el mismo que el de los dos sets anteriores. Ferrer igualó en 2 el parcial y de ahí en más solo se pudo hacer con un game. La presión le jugó en contra, se notó como cayó en los momentos finales, y cuando te pasa eso, Nadal no te perdona, su juego crece y factura cuando el partido llega a las instancias clave.

Después de ocho meses de inactividad, por una lesión en su rodilla, Rafa necesitaba esta prueba para hacerse saber que la carrera por el número 1 no está tan lejos. Es el primer Grand Slam que juega después de perderse Wimbledon, el Us Open en 2012 y el Abierto de Australia de este año, y se lo llevó casi sin presentar dificultades. Solamente Nole casi le gana en un partido que, cuando empezó parecía destinado a que lo gane Nadal sin tantas complicaciones. Es el mejor tenista del año y, a pesar de haber bajado un puesto en el ranking por el espectacular torneo de Ferrer, sabe que haciendo las cosas así, el puesto privilegiado que ostenta Novak Djokovic puede estar en peligro.