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El regreso del “León”

No fue un día más en Boca. Cada entrenamiento, las miradas de todos apuntaban a ver donde se ubicaba uno de los emblemas que le queda al club, un hijo pródigo de la casa, al que las lesiones lo castigaron demasiado pero no se rindió. Y siempre, el resultado era el mismo. Trabajos diferenciados, alejado del resto de sus compañeros. Por eso, cuando Sebastián Battaglia recibió una pechera en el trabajo de fútbol reducido que diagramó Falcioni, la ilusión de volver a verlo transpirar la "5" empezó a recobrar vida.

[caption id="attachment_31739" align="aligncenter" width="473" caption="LA MEJOR AMIGA. Sebastián Battaglia se sumó a los trabajos futbolísticos después de casi seis meses. (Foto Baires)"][/caption]

Si bien Boca atraviesa uno de los mejores momentos de un buen tiempo a esta parte, hay nombres que no se olvidan. Sobre todo, si su reemplazante no termina de convencer y es uno de los puntos flacos del equipo. Y eso pasa con Leandro Somoza, el encargado de batallar en la mitad de la cancha, que no termina de enamorar al hincha y con faltas innecesarias en la mitad de la cancha y falta de precisión en el traslado de la pelota, levanta el murmullo en las tribunas.

Además, tener en las espaldas a uno de los últimos ídolos del club, ayuda a la constante comparación. Aún con ese "héroe" de otras batallas sin posibilidades de jugar, con una osteocondrotis que amagó con retirarlo del fútbol y casi seis meses después empieza a vencer. Con la misma garra que muestra dentro de la cancha, la peleó afuera.

Y este 6 de septiembre fue el día que Seba volvió a ser feliz. A estar donde quería. A la par del resto, haciendo lo mismo que los demás y sabiendo que el paso que falta es ponerse a punto desde lo físico y futbolístico, sin apuro, para volver a estar en el patio de su casa (La Bombonera) recibiendo otra ovación de su gente.

No fue un día más en Boca. Cada entrenamiento, las miradas de todos apuntaban a ver donde se ubicaba uno de los emblemas que le queda al club, un hijo pródigo de la casa, al que las lesiones lo castigaron demasiado pero no se rindió. Y siempre, el resultado era el mismo. Trabajos diferenciados, alejado del resto de sus compañeros. Por eso, cuando Sebastián Battaglia recibió una pechera en el trabajo de fútbol reducido que diagramó Falcioni, la ilusión de volver a verlo transpirar la “5” empezó a recobrar vida.

LA MEJOR AMIGA. Sebastián Battaglia se sumó a los trabajos futbolísticos después de casi seis meses. (Foto Baires)

Si bien Boca atraviesa uno de los mejores momentos de un buen tiempo a esta parte, hay nombres que no se olvidan. Sobre todo, si su reemplazante no termina de convencer y es uno de los puntos flacos del equipo. Y eso pasa con Leandro Somoza, el encargado de batallar en la mitad de la cancha, que no termina de enamorar al hincha y con faltas innecesarias en la mitad de la cancha y falta de precisión en el traslado de la pelota, levanta el murmullo en las tribunas.

Además, tener en las espaldas a uno de los últimos ídolos del club, ayuda a la constante comparación. Aún con ese “héroe” de otras batallas sin posibilidades de jugar, con una osteocondrotis que amagó con retirarlo del fútbol y casi seis meses después empieza a vencer. Con la misma garra que muestra dentro de la cancha, la peleó afuera.

Y este 6 de septiembre fue el día que Seba volvió a ser feliz. A estar donde quería. A la par del resto, haciendo lo mismo que los demás y sabiendo que el paso que falta es ponerse a punto desde lo físico y futbolístico, sin apuro, para volver a estar en el patio de su casa (La Bombonera) recibiendo otra ovación de su gente.